martes, 5 de octubre de 2021

LOS MOLINOS GRIEGOS




Las islas griegas están salpicadas de blancos molinos de viento que adornan su paisaje. En la Isla Mykonos se agrupaban los Molinos Kato Milli, siete molinos construidos por los venecianos en el s. XVI para moler el trigo. Eran molinos de planta redonda, con aspas de madera granates. Estaban alineados sobre una colina y rodeados de mar, con vistas de la población de Chora (u Hora), la capital de Mykonos.

Ante los molinos contemplamos la llamada Pequeña Venecia, una hilera de casas blancas con balcones azules y granates, asomados al mar Egeo. Los comerciantes crearon el barrio en el s. XVIII para que sus casas tuvieran acceso al mar. Las Islas Jónicas fueron una posesión de ultramar de la República de Venecia desde el s. XIV hasta s. XVIII, por lo que la influencia veneciana se extendió también a las Islas Egeas.

El Molino Boni estaba en la zona más alta de Chora, formaba parte del Museo de Agricultura y podía verse como funcionaba antiguamente.

Estos molinos fueron muy importantes en la economía local por ser una de las principales paradas en la ruta comercial entre Venecia y Asia. Los barcos descargaban el trigo en el puerto y los molinos convertían el cereal en harina para alimentar con pan a las tripulaciones. Las islas exportaban pasas, aceite de oliva y vino.

En la Isla Santorini también se conservaba algún molino aislado, de blancura luminosa y erguido frente al mar Egeo, un vestigio de su pasado.











lunes, 19 de julio de 2021

MONASTERIOS DE METEORA





Meteora era un valle con peñascos rocosos sobre los que se construyeron varios monasterios en el s.XIV. Albergaron a monjes ermitaños, que huían de los invasores turcos. Todos los monasterios estaban construidos en la cima de altos pináculos de 600m. de altura, con difícil acceso. Parecía imposible que se hubieran construido en aquella época, transportando y elevando los materiales. Los monjes utilizaban cuerdas para acceder a la cima. Con el tiempo, las cuerdas se sustituyeron por escalones tallados en la roca, a partir de 1920. Llegaron a ser 24 monasterios, muchos fueron destruidos en la II Guerra Mundial, y quedaban seis monasterios activos, que podían visitarse, y otros dos abandonados.

Kalambaka y Kastraki eran los pueblos base para visitar Meteora. Llegamos a Kalambaka en un trayecto de cuatro horas de tren desde Atenas. Estuvimos dos días recorriendo el valle, contemplando los monasterios y visitando el interior de cuatro de ellos.



















El Monasterio Agias Triadas o Holy Trinity, era famoso por aparecer en la película “Sólo para sus ojos”, de James Bond. Se subía por una escalera de 130 peldaños y atravesando un túnel en la roca, pero estaba cerrado, en restauración.

Visitamos el Monasterio Mega Meteoron, fundado por San Atanasios, sobre uno de los peñascos más altos, de 613m. Era enorme, con patios ajardinados, balcones de madera, estancias a varios niveles, una bonita Iglesia, museo y cocina. La cocina del s. XVI conservaba todos sus cacharros y vasijas de barro, y un horno de cocción. El Museo mostraba iconos, cruces, cálices, pergaminos y libros antiguos. La Iglesia ortodoxa estaba muy recargada, como todas, con iconos, lámparas doradas colgantes, velas, atriles, sillería labrada y frescos religiosos.
















El Monasterio Agios Stefanos, tenía una bonita iglesia con frescos del s.XIV y un museo religioso con iconos. Desde el exterior vimos el Monasterio de San Nicolás Vandavas, con cuevas excavadas en la roca, estructuras precarias de madera y escaleras colgantes,












El Monasterio Varlaam, de 1518, se construyó sobre una ermita anterior. Su alta torre conservaba las cuerdas con el cesto que utilizaban los monjes como montacargas. Subimos por una escalera tallada en la roca, atravesando túneles excavados. Era el segundo monasterio más grande tras Mega Meteoron. Tenía un museo histórico y religioso con iconos y cuadros de batallas. Nos dijeron que en la actualidad vivían once monjes, con algún trabajador que ayudaba en la cocina y otras tareas. Vimos alguno de los monjes barbados ortodoxos. Eran pocos los que elegían esa vida de soledad y sacrificio. Hasta los años 60 no tuvieron electricidad, y debían ser fríos en los crudos inviernos.





El último que visitamos fue el Monasterio Roussanou, habitado por una comunidad de monjas. Iban vestidas de negro con tocas en la cabeza. Atendían la tienda de objetos religiosos, y elaboraban mermeladas y miel de sus panales, que vimos. Los jardines privados estaban muy bonitos y cuidados, de un verde intenso y con muchas flores. Tenía un gran balcón con vistas espectaculares del valle.














Meteora era un lugar espiritual en una naturaleza espectacular. Merecía ser considerado Patrimonio de la HumanidadHabía que respetar el lugar y por eso se prohibían actividades como la escalada, y la visita con pantalón corto y hombros descubiertos. Paramos en varios miradores con panorámicas espectaculares de las grandes rocas negras rodeadas de verde vegetación y salpicadas de monasterios de tejados rojos, y contemplamos la puesta de sol. Un lugar especial para recordar, una maravilla.


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martes, 22 de junio de 2021

LA GARGANTA DE SAMARIA

Desde Chania cogimos un bus hasta Omalos, el punto de partida. La Garganta de Samaria tenía 16km y era uno de los cañones más largos de Europa. Empezamos a una altitud de 1.230m y fuimos descendiendo. El cañón tenía gran belleza con sus altas rocas y sus estrechos pasajes. Era un Parque Nacional, declarado Patrimonio de la Humanidad.



Empezamos el senderismo atravesando las Montañas Blancas con pinos cretenses y cipreses, salpicadas de flores silvestres rosas. Pasamos por algún salto de agua y por la Capilla de San Nicolás, una ermita de piedra con iconos en el interior. En el camino había varias fuentes de agua fresca y fuimos reponiendo bebida. Atravesamos varios puentes de troncos de madera y pasamos por las ruinas del antiguo asentamiento de Samaria. 




A tramos había sendero con piedras y otros tramos caminamos por el cauce seco del río, con más piedras. Más adelante el río arrastraba agua verde transparente y fuimos paralelos bordeando la pared de la Garganta. 



Lo más bonito fue el tramo final más estrecho, lo que llamaban las Sideropuertas, las puertas de hierro, donde la Garganta tenía paredes de 300m de altura y una anchura de 3m. Había una pasarela sobre el río, que apenas llevaba agua. 

Durante la ruta hicimos paradas para hacer fotos y comer hojaldres de espinacas y cacahuetes. Tardamos cinco horas y media para recorrer la Garganta. Al salir del cañón un autobús nos llevó hasta el pueblo Agia Roumeli, a 2km. Agia Romeli tenía una gran playa de arena oscura y piedras pequeñas, donde nos dimos un buen baño refrescante. Luego nos instalamos a la sombra de una terraza frente a la playa y comimos una ensalada cretense, con pan crustini, tomate rallado, queso feta, pimiento, pepino, zanahoria, cebolla, patata y huevo duro. Luego regresamos en barco a Chania. Un buen día de viaje.