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martes, 1 de noviembre de 2016

EL VALLE DE FERGANA





El Valle de Fergana estaba flanqueado por las montañas Tian Shan al norte y la cordillera de Pamir al sur. Era un gran oasis con buen clima y cultivos de frutas y algodón, que introdujeron los soviéticos. Fue el centro de numerosas revueltas contra el zar y luego contra los bolcheviques, y en la década de los noventa nació el extremismo islámico. En 2005 hubo un atentado en el mercado de Andijon, pero decían que el turismo era seguro manteniendo un perfil bajo.




Desde la capital Tashkent fuimos en taxi colectivo, unas seis horas de trayecto con paradas para recorrer 270km.. En el Valle había tres grandes poblaciones: Fergana, que le daba nombre, Andijon y Margilon. Al entrar en Fergana pasamos un largo tramo de casas bajas con una hilera de verdes parras enlazadas a ambos lados de la carretera. Luego la ciudad de Fergana no nos gustó como tal: era una ciudad moderna rusa, con edificios nuevos, comercios en los bajos y grandes avenidas, más apto para coches que para peatones.




Por la mañana fuimos al mercado de Margilon, a veinte minutos en taxi. Como era domingo el Bazar Kumtepa estaba muy animado. Las mujeres llevaban sus largos vestidos tradicionales estampados y coloridos pañuelos en la cabeza. Algunos de los hombres tenían barbas blancas y casquetes en la cabeza al estilo musulmán. Muchos tenían dientes de oro, tanto hombres como mujeres.



Pasamos por la zona de alfombras, pañuelos de seda, telas, vestidos, tocados de novia, todo de gran colorido. En la zona de comidas los panes redondos estaban adornados con dibujos de orificios. Había gran variedad de productos: montones de melones y sandías en el suelo, pilas de pimientos rojos, tomates, cebollas, sacos de variedades de arroz, coloridas especias, jabones, uvas, manzanas, carnes, pasta, aceite, berenjenas, paneles de miel…





Un hombre nos invitó a tomar cucuruchos de helado y no quiso aceptar el dinero. Otra mujer nos invitó a comer pepinillos en vinagre y muchos nos ofrecían probar pan y sus productos al pasar. Éramos los únicos turistas y fuimos la atracción del bazar, todos querían posar para nosotros, se mostraban tímidos y curiosos, y nos sonreían. Fue el mejor bazar que vimos en Uzbekistán.


© Copyright 2016 Nuria Millet Gallego