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miércoles, 10 de febrero de 2021

BARRIOS TRADICIONALES DE SEÚL





En la moderna ciudad de Seúl se conservan barrios tradicionales, como el Barrio Buchkon. Era un laberinto de callejuelas con casi 900 hanoks, las casas tradicionales de más de 600 años de antigüedad, de madera oscura con tejadillos negros. Como estaba sobre una colina los tejados quedaban escalonados a diferentes niveles y formaban una bonita composición. El barrio era Patrimonio de la Humanidad.

Las puertas de madera estaban rodeadas de macetas con flores, y los patios interiores ajardinados estaban repletas de plantas. El barrio tenía un Centro de Cultura Tradicional, teterías y talleres de artesanía y manualidades.


















Cerca estaba el Barrio Insa, con casas bajas, galerías de arte, pequeños restaurantes, casas de té y tiendas de artesanía. Ofrecían papel hanji, sellos de mármol labrado, mobiliario antiguo, joyas, lámparas de papel de arroz, dulces de pasta hilada y frutos secos. Nos gustó especialmente una tiendecita abarrotada de pinceles de todos los tamaños. Insa era otro buen lugar para alojarse en la capital, cerca de los magníficos Palacios con siglos de historia que nos esperaban.



































© Copyright 2021 Nuria Millet Gallego

viernes, 11 de octubre de 2019

EL BARRIO ANTIGUO DE PATAN

 

Patan era una de las ciudades-estado de Kathamandú, pero se consideraba un barrio periférico. Fue el menos afectado por el terremoto de 2015, y conservaba 1200 monumentos budistas. Era la sede de los comerciantes newar.

La arquitectura newar era de la época Malla, entre los s.XIV y XVII. Al entrar al barrio vimos el Templo Bhimsem, una pagoda de tres pisos con planta rectangular. Estaba dedicado al dios del comercio y los negocios. Frente a él otra pagoda de tres plantas con fachada porticada, construida en piedra tallada, en vez de en ladrillo y madera. 

El Palacio Real era del s. XV, ampliado en los s.XVII y XVIII. Entramos en por la Puerta Dorada, custodiada por dos leones. Tenía aleros voladizos, ventanas talladas en filigrana, elegantes celosías de madera, patios conectados y varios templos. 

El Museo Patán estaba en el interior del Palacio, entrando por la Puerta Dorada. Vimos una exposición de fotografías magníficas de Nepal: los Annapurnas, Mustang, paisajes y retratos. El museo exhibía una de las mejores colecciones de arte sacro de Asia, era un tesoro nacional. Había cientos e estatuillas doradas de Buda y todas las deidades budistas, explicando sus posturas y simbolismo. Algunas eran figuras de tantrismo, que era una corriente espiritual con vínculos religiosos.







Cerca estaba el estanque Manga Hiti, una cisterna cruciforme con tres caños tallados en forma de makara, bestias mitológicas con aspecto de cocodrilo. 



Al norte de la plaza encontramos el Templo Dorado, uno de los más bonitos de Patán. La entrada de piedra era imponente, toda labrada con detalles. Encontramos una novia nepalí vestida con un sari rojo y dorado, y nos hicimos una foto juntos. En el interior había ruedas de oración, campanas y figuras de elefantes, leones y monos de bronce llevando un fruto parecido al Durian. 




Un grupo de mujeres encendían lamparillas de mantequilla. En la planta superior del Templo Dorado había un Monasterio Budista del s. XII, reconstruido en 1409. Entramos en la sala principal, con un grupo de fieles y monjes entre tankas colgantes y nos sentamos a curiosear. 



Luego fuimos al estanque Pin Bahal Pokan. Era muy grande, rodeado de casas y con un pabellón en el centro del estanque. Las casas se reflejaban en la superficie del agua, con la luz del atardecer.


domingo, 26 de abril de 2015

LA GRAN BOGOTÁ

 


Bogotá, la capital colombiana, estaba a 2600m de altitud, en el altiplano de la Cordillera Oriental. El lema de la ciudad era “2600 metros más cerca de las estrellas”.

El centro histórico estaba formado por la gran Plaza Bolívar y el barrio de La Candelaria, con sus casas bajas pintadas de colores. La Candelaria fue el barrio fundacional de la ciudad en el s.XVI, con arquitectura colonial que conservaba la tipología de construcción española. Nos gustó su ambiente y los edificios antiguos: La Catedral Primada, el Palacio Liévano (sede de la Alcaldía Mayor), el Capitolio Nacional y el Palacio de Justicia, la Iglesia Museo Santa Clara o el Palacio del Virrey. Todos de magnífica arquitectura.





Paseamos entre estudiantes por la Universidad de los Andes, de Ingeniería y otras, y por varios Colegios Mayores como el de los Salesianos, de bonita fachada de estilo gótico, de ladrillo rojo con franjas blancas. 


Bogotá tenía muchos museos. Empezamos visitado el Museo del Oro, que exhibía unas 55.000 piezas de oro de las principales culturas prehispánicas. En la primera planta explicaba el trabajo de los metales. Utilizaban piedras para amartillar el metal, las sometía al fuego a altas temperatura y luego las enfriaban bruscamente. Para obtener las figuras utilizaban moldes de cera de abeja, que se rompían con cada pieza. Había figuras antropomórficas y otras híbridas con formas de animales (jaguar, aves picudas), insectos, formas geométricas…Se exponían gran variedad de piezas ornamentales: diademas, narigueras, pendientes, gargantillas, pectorales, mangos de bastón.



La segunda planta se dedicaba a la Cosmología, Simbolismo y Ofrenda. Exhibía las piezas dedicadas a los rituales de los dioses y utilizadas por los caciques y chamanes. Había piezas de ajuar, encontradas en urnas funerarias de gente importante. Era abrumadora la cantidad de piezas que se mostraban y vimos varios vídeos muy interesantes. Un museo impresionante. 

Cerca estaba el Museo Botero, ubicado en otro edificio histórico y bonito, de dos plantas y con un patio con arcos con un precioso jardín. Exhibía cuadros y algunas esculturas de Fernando Botero. Todos los hombres y mujeres de sus cuadros tenían las misma formas orondas características, desmesuradas.

También exhibía cuadros de otros pintores como Degás, Balthus, Picasso, Tolouse-Latrec, Lucien Freud…Muy completo.

El edificio del Museo Botero comunicaba con el Museo de la Moneda. En él se explicaba como se pasó de acuñar las monedas hispánicas o los actuales pesos tras la Independencia. Exhibía varias cajas fuertes antiguas.

Otra visita fue al Museo del Traje, que dedicaba una parte a la explicación de la elaboración de tejidos con diferentes telares y otras salas a los trajes de cada región de Colombia. Todos eran muy coloridos, con faldas de vuelo para los bailes. Una visita muy amena e interesante. Quisimos visitar la Quinta Bolívar y el Museo de Arte Colonial estaban cerrados por reformas.


Un Funicular ascendía hasta el Cerro de Monstserrate, a 3.175m de altura. En la cima estaba la blanca Iglesia del Señor Caído, del s. XVI. Ocupaba el lugar de una antigua capilla devastada por un terremoto, y era un lugar de peregrinaje. Desde el cerro tuvimos unas magníficas vistas de la capital que se extendía en el valle a nuestros pies. La ciudad moderna con sus altos edificios engullía el pequeño y coqueto barrio de La Candelaria.