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jueves, 8 de mayo de 2008

LAS NORIAS DE HAMA


Hama es una ciudad siria, cruzada por el río Orontes, y conocida por sus viejas norias de madera. Está situada a pocas horas de autobús de las históricas y preciosas ciudades de Damasco y Alepo. Las norias habían existido desde el s.V o antes. Eran grandes ruedas hidraúlicas de madera que sobrepasaban los veinte metros de diámetro y tenían la altura equivalente a 4 o 5 pisos. Desde cerca la madera estaba tan gastada que parecía metal gris. Actualmente se conservan 17 norias.


La mayor parte de la ciudad fue destruida por un bombardeo en 1982. Estaban reconstruyéndola con piedra nueva. La Ciudad Vieja tenía Mezquitas y una Sinagoga. Era un gusto pasear por los verdes y tranquilos jardines de la orilla del río. Y en el centro las calles eran un hervidero de familias paseando y comprando en los comercios del Bazar. Allí probamos un dulce típico de Hama, hecho de queso y miel, enrollado en una torta.



Cuando estuvimos, un grupo de adolescentes jugaba a lanzarse al agua desde las palas de la noria, compitiendo en altura. Al ver que les hacíamos fotos no dudaron en posar y tirarse desde más alto y haciendo acrobacias, entre risas. Luego se acercaron a ver sus fotos y a charlar con nosotros en el atardecer, mientras el sol teñía de dorados la ciudad vieja y contemplábamos el reflejo de las norias en las tranquilas aguas del río Orontes. Uno de esos momentos buenos de los viajes.



© Copyright 2008 Nuria Millet Gallego

domingo, 4 de mayo de 2008

IBRAHIM, EL EÚFRATES Y LAS RUINAS DE SIRIA




Viajando por Siria durante un trayecto de autobús desde Alepo a Deir-el-Zur conocimos a un profesor de francés la Universidad de Alepo que nos dejó huella. En la parada del bus nos invitó a café con dátiles, y al llegar al destino nos invitó a una espléndida cena a orillas del mítico río Eúfrates en la que compartimos conversación, impresiones y una forma de ver la vida.

Atravesamos un puente colgante de unos 400 metros sobre el río. Imaginaba las orillas del Eúfrates más áridas, pero había palmeras, cipreses y altos cañaverales sumergidos en el agua. Mientras contemplamos la puesta de sol pedimos los aperitivos llamados meze, ensalada, hummus (puré de garbanzos), berenjenas ahumadas, hama (carne picada con especias), patatas fritas, pistachos, carne adobada, kebab al carbón, cervezas y arak, el licor típico, con hielo. Un montón de platillos deliciosos en una mesa de manteles rojos. Insistió en invitarnos a todo y fue imposible convencerle de que no pagara. Fue un anfitrión excelente y desinteresado. Ibrahim sabía que éramos trabajadores como él, interesados en conocer otras realidades. Sabía que estábamos abiertos a escuchar otras vidas, que los viajes enseñan comprensión y tolerancia. Sólo lo hizo por el placer de la conversación.




Hace años que tuvo lugar aquel encuentro y aquella cena. Mantuvimos contacto esporádico por mail, felicitándonos fechas señaladas. Con el conflicto de Siria pensamos en él y deseamos intensamente que las circunstancias le fueran favorables. Alepo, Damasco, Hama y otras ciudades fueron bombardeadas. Muchos de los lugares que conocimos y muchas de las gentes que fueron amables y hospitalarias con nosotros ya no existen. Fueron destruidos. ¿Y todo por qué? ¿Por perpetuar en el poder a Bachar Al Asad? La Historia (en mayúsculas) hablará por él, y por sus víctimas. Las víctimas siempre son los inocentes.

Hace un tiempo recibimos noticias del profesor Ibrahim, había decidido salir de su país, por la seguridad de su familia (estaba casado, con dos hijos) y nos pedía información sobre los centros de enseñanza en francés en España. Fue doloroso leer esas líneas. Le contestamos que la situación en España era difícil con casi seis millones de parados, y le enviamos información con enlaces del Liceo Francés y el Instituto Francés en nuestra ciudad, y otro enlace de la Embajada Francesa con todos los centros de enseñanza de francés en España.

Suerte Ibrahim, para ti y para tu familia. Y gracias, mil gracias por todo. Gracias porque todavía exista gente como tú, buena gente, gente honesta, que dan sentido al mundo.





© Copyright 2008 Nuria Millet Gallego