Cerca encontramos otro grupo de hombres con sus turbantes y túnicas azules, sentados en círculo en la arena. Jugaban al manqala, las damas africanas. El tablero era la arena, donde habían excavado los hoyos, y las piezas eran semillas secas. Un juego ancestral.
miércoles, 21 de febrero de 2024
LA CIUDAD VIEJA DE OUADANE
lunes, 19 de febrero de 2024
CHINGUETTI, LA CIUDAD SAGRADA
El Mercado tenía una alta torre de adobe con adornos triangulares. Estaba en una plaza con varias tiendas tipo colmado.
miércoles, 6 de septiembre de 2023
EL MONASTERIO DERVICHE Y POCITELJ
Desde Mostar fuimos
en un minibús hasta Blagaj, a solo 12km de distancia. Blagaj era una pequeña
población atravesada por el río Buna. Su principal punto de interés era la Casa
de los Derviches llamada Tekke (o Tekija). Los Tekkes eran los monasterios
sufíes, la rama mística del Islam. El monasterio estaba encajado entre una
alta pared de roca y el río. Su imagen se reflejaba en las aguas color
esmeralda del río Buna era una de las más icónicas de Bosnia. Aunque el
día estaba algo nublado las aguas mantenían su color verde intenso.
Los Derviches eran un importante grupo religioso sufí de la zona, y el monasterio construido en el s, XVI, era el lugar donde celebraban ceremonias y promovías las ciencias y las artes.
Para entrar en el
monasterio nos descalzamos y me puse un pañuelo en la cabeza. En el interior
había una sala de reunión con divanes, aulas con algunos libros islámicos
antiguos, salas de oración, una habitación con chimenea triangular blanca y un
hammán con una cúpula decorada con estrellas con vidrios de colores.
Desde la galería
del Tekke nos asomamos al río y vimos la Cueva Vrelo Bune, y las
pequeñas cascadas que formaba el río. Una barca permitía acceder al interior de
la cueva con ayuda de una cuerda.
Cruzamos por un
puente al otro lado del río, para tener vistas del Tekke en la roca y su
reflejo en las aguas verdes. Alrededor había varios restaurantes agradables, en
terrazas escalonadas.
Cerca del Monasterio estaba Pocitelj, un bonito pueblo fortificado construido sobre un anfiteatro natural a orillas del río Neretva. Estaba considerado Patrimonio de la Humanidad. Las primeras murallas se levantaron en el s.XIV durante el reinado del monarca bosnio Stephen Tvrtko I, para tratar de resistir a los otomanos. Estuvo unos años bajo control húngaro, pero los turcos lo invadieron en 1471 y se quedaron durante cuatro siglos, por lo que dejaron huella en sus edificaciones.
Atravesamos calles
empedradas con casas tradicionales con tejadillos, chimeneas, puertas de madera, y alguna tienda de
artesanía.
Destacaba la Torre
Gavrankapetan, de forma octogonal, bajo la que se apiñaban las casas del
pueblo. Subimos a la Torre para contemplar las vistas. Sobresalía el minarete y las cúpulas de la Mezquita
Hajji Alija, junto al río serpenteante. La mezquita fue destruida por las
bombas croatas durante la Guerra de Bosnia, pero la habían reconstruido. También vimos las
cúpulas verde oxidado del antiguo hammán y la Torre del Reloj de 16m de altura.
martes, 28 de febrero de 2023
ASIR Y RIJAL ALMA
El Parque
Nacional Asir tenía paisajes espectaculares, con montañas cubiertas de
enebros, y varias poblaciones dispersas. Incluía el monte Jebel Soudah, la cima
más alta del país, con 2925m por encima del valle de Sarawat. Fue el primero de
Arabia Saudí, creado en 1987, y tenía 4.500km2. Se extendía desde el
desierto al este hasta el Mar Rojo. Decían que era uno de los últimos refugios
del amenazado leopardo de Arabia. Leopardos no vimos, pero sí cientos de
papiones.
Los papiones o babuinos estaban en los miradores, a lo largo de la carretera. Los machos eran tremendos, con un largo y espeso pelaje gris claro. Se parecían a los monos de Jigokudani, en las pozas de agua termal en Japón. Estaba prohibido darles de comer, pero la gente que paraba les daban plátanos, galletas y cualquier cosa. Las hembras caminaban llevando sus crías agarradas boca abajo.
El pueblo Al Habala estaba colgado en las montañas y era accesible en teleférico. Antaño solo se podía llegar a través de escaleras de cuerdas (habal), de ahí el nombre. Lo construyó la tribu Khatani hacía más de 370 años, para evitar los ataques otomanos. Estaba formado por casas de arenisca en un saliente 400m por debajo de un acantilado. Vimos las instalaciones del teleférico, que funcionaba a partir de mayo. En el mirador admiramos el paisaje de montañas superpuestas ante nosotros.
Desde Abha a Rijal
Alma solo había 30km, pero tardamos casi dos horas en llegar, por la carretera
y por las paradas para ver las montañas y los babuinos. Era una carretera de
conducción peligrosa, con curvas pronunciadas y un desnivel de 2000m.
El pueblo Rijal
Alma estaba al fondo del valle, con casas por la ladera de la montaña. El
pueblo fue fundado en el s.VIII y destacó como una importante parada de las
caravanas que conectaban Yemen con el resto de la Península Arábiga y los
puertos del Mar Rojo. También fue parada de peregrinos que iba a la Meca.
Las tribus de Rijal Alma eran famosas por su fuerza, consiguieron derrotar a
las tropas del Imperio Otomano en 1825 y obligaron al sultán a aceptar la
independencia de la región de Asir. Con el tiempo Rijal Alma perdió relevancia
y sus habitantes se trasladaron a casas modernas, mientras las viviendas
tradicionales se desmoronaban poco a poco. Hasta que en 1985 decidieron restaurar
el centro histórico del pueblo que lucía en todo su esplendor.
Llegamos a una gran plaza y ante nosotros se extendía la panorámica del pueblo con sus casas de adobe y piedra escalonadas. Las casas tenían puertas y ventanas con marcos ribeteados de blanco, y pintadas de naranja, azul, verde y amarillo. Callejeamos y subimos a varios niveles, con terrazas escalonadas. Las casas tipo fortificación, de cuatro pisos de altura, recordaban la arquitectura tradicional del cercano Yemen, en guerra. El pueblo era pequeño y estaba deshabitado, aunque alrededor había otras casas habitadas. La Mezquita cercana llamó a la oración y vimos como acudían grupos de hombres. No gustó escuchar el canto del muecín en el silencio del valle.
Visitamos el Museo
Regional de Asir. Era una casa de cuatro pisos, con puertas y escaleras pintadas
de verde. Otras puertas estaban decoradas con motivos geométricos. En las
diferentes habitaciones se exhibían joyas de plata, armas, algún traje, libros
en atriles, fotos antiguas, teteras y recipientes. Desde su azotea se
contemplaba el pueblo y las montañas de alrededor. Rijal Alma tenía mucho
encanto, parecía de cuento oriental y no costaba nada imaginarlo en los tiempos
de esplendor de las caravanas. La región de Asir fue nuestra última etapa en el
viaje por Arabia Saudí, un país muy interesante y sorprendente, lleno de contrastes
y belleza.