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sábado, 3 de diciembre de 2022

LES CHUTES DU CORBET

Las Chutes du Curbet estaban a 24km de la capital Point-a-Pitre, Las cascadas estaban dentro del Parque Nacional Guadalupe, en la parte de Basse Terre. El trayecto fue precioso, muy verde, con palmeras y alguna montaña. Todo estaba repleto de vegetación, hasta los troncos de los árboles estaban forrados de hojarasca verde.


Fuimos hasta la Primera Cascada, la más alta de las tres, con 115m de altura. Era el trayecto más largo, con un desnivel de 350m. El sendero era espectacular, bordeado por árboles de hojas gigantes, helechos, musgo, flores del paraíso. Pisábamos hojarasca seca, anaranjada y amarilla, y saltábamos entre las raíces gigantes de los árboles, que invadían el sendero, como tentáculos. Era una selva húmeda, con lianas colgantes.

Había tramos de pasarelas y escaleras de madera. Otros saltábamos entre las rocas y atravesamos riachuelos. El terreno estaba embarrado a veces y resultaba resbaladizo. Nos habían avisado y llevábamos calzado adecuado. El último tramo fue el más duro, con grandes rocas que subimos con ayuda de cuerdas y cables que habían colocado allí. Tardamos tres horas en llegar.



La Primera Cascada caía en un salto de 115m de altura, imponía. Nos pareció que tenía poco caudal. La pared central del salto era rojiza, por las rocas sulfurosas de la zona volcánica. El volcán La Soufriere estaba cerca. Pero todo el entorno y las paredes de roca estaban tapizadas por vegetación verde, como una alfombra mullida. A los pies había un pequeño estanque natural, que no llegaba a piscina. El sonido del agua nos envolvía. Nos sentamos en unas rocas y comimos algo contemplando la cascada. Era un paisaje espectacular.


jueves, 17 de febrero de 2022

LAS RUINAS MAYAS DE YAXCHILÁN Y BOMPASAK


A las cinco y media de la madrugada nos pasó a recoger la furgoneta. Desde Palenque hicimos una hora y media de ruta por una carretera en la oscuridad de la selva, y vimos amanecer. El trayecto fue bonito, con vegetación verde y árboles con los troncos forrados de hojarasca.

Cogimos una barca por el río Usumacinta para llegar a las ruinas de la antigua ciudad maya de Yaxchilán. El río Usumacinta marca la frontera entre México y Guatemala. Era el río más caudaloso de México y el más largo de Centroamérica. En sus orillas vimos cocodrilos. Pasamos por las montañas del Petén y vimos la entrada del Cañón Usamacinta, llamada Boca del Cerro, una hendidura en la montaña. Las paredes tenían 300m de altura. Cerca estaba el Delta del río Usumacinta, el séptimo del mundo.



El Yacimiento Yaxchilán estaba en plena selva y con acceso único a través de un meandro del río. La barca tardó unos 40 minutos. Había unos 120 edificios esparcidos entre la vegetación. Seguimos un sendero y llegamos a la Gran Plaza, donde se ubicaban las estructuras y edificios más importantes.

La estructura 33 de la Acrópolis era la más impresionante y la más grande del recinto. Estaba sobre una colina y subimos sus empinadas escaleras. El edificio 17 se cree que fue una especie de baño de vapor. Frente a él estaba la estela 1, en cuyos lados había dos figuras de animales, un cocodrilo y un jaguar, muy desgastados. Otro edificio era el del Juego de la Pelota. Los dinteles de las puertas y estelas tenían inscripciones y figuras talladas en la piedra, de relieves muy bien conservadas, con algunos personajes femeninos. Todo el yacimiento era Patrimonio Cultural.




          






Luego volvimos al embarcadero y seguimos ruta con la furgoneta hasta las ruinas de Bompasak. El recinto arqueológico oculto en la selva fue descubierto en 1946, después de que un indígena lacandón llevara hasta allí a Charles Frey y Jhon Bourne. Era conocido por las estelas de la Gran Plaza y de la Acrópolis, y por el Templo de las Pinturas.



Las pinturas en paredes y techos estaban consideradas las mejor conservadas de la América Prehispánica. Para entrar en la pequeña cámara del Templo de las Pinturas había que dejar fuera las mochilas y entrar de uno en uno. Las fotos sin flash y vídeos estaban permitidos. Nos sorprendió la intensidad de los pigmentos rojos, azules y amarillos ocre. Las pinturas narraban guerras, historias dinásticas y celebraciones.




En la selva se oían aves y monos aulladores que, de vez en cuando, armaban un gran griterío. Disfrutamos del día, fue un interesante y bonito paseo por la historia y la naturaleza, viendo las ruinas mayas entre árboles envueltos en hojarasca. 

miércoles, 16 de febrero de 2022

LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE PALENQUE

La zona arqueológica de Palenque estaba en plena selva tropical, rodeada de verde vegetación. Sus templos mayas eran uno de los principales atractivos de Chiapas. Estaban considerados Patrimonio de la Humanidad.

Palenque significaba empalizada. Su nombre antiguo era Lakamha, que significa “lugar de grandes aguas”. El lugar fue habitado por primera vez en el año 100 a.C. Caminamos por un sendero en la selva, con grandes árboles, alguna liana y flores rojas. Había monos aulladores, tucanes, loros y, según leímos, ocelotes. Ocelotes no vimos, pero sí dos iguanas grandes y perezosas que se dejaron fotografiar y se marcharon entre las piedras centenarias


Lo primero que encontramos fue la Gran Plaza con varios templos piramidales, entre hierba verde esmeralda. El Templo de la Calavera era llamado así por la escultura en relieve de la calavera de un conejo o un ciervo a los pies de uno de sus pilares.

Al lado estaba el Templo XIII que albergaba la Tumba de la Reina Roja, llamada así porque sus restos estaban teñidos de rojo por el mineral cinabrio empleado como tratamiento para la momificación. Años atrás se podía echar un vistazo a la tumba y al sarcófago, pero la cerraron. Decían que con el esqueleto se encontraron una máscara de malaquita y un millar de piezas de jade que se trasladaron al Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México. Su lujo no tenía nada que envidiar al de las tumbas de los faraones egipcios.

Junto al Templo de la Reina Roja estaba el Templo de las Inscripciones, que albergaba la tumba del rey Pakal, un importante gobernante maya. Decían que era el monumento funerario más famoso de América, y el edificio más alto y majestuoso de Palenque. Era una pirámide de nueve niveles, con una escalera central que ascendía 25m, y coronado por una estructura rectangular con cinco pórticos de entrada. Lástima que estaba acordonado y ya no permitían la ascensión al público, supongo que por no desgastar los escalones centenarios.


El arqueólogo Alberto Ruz Chuillier descubrió la tumba y le sorprendió la pomposidad de la estructura. Estaba alojada en una cámara de 7m de largo y 3,7m de ancho, adornada con numerosos jeroglíficos rojos y relieves que narraban la travesía de Pakal desde su muerte hasta la llegada al inframundo. Pakal tenía una máscara funeraria, como la Reina Roja, con mosaicos de jade y el esqueleto adornado con joyas. Fueron trasladados a Ciudad de México y la tumba fue recreada en el Museo nacional de Antropología.

Los vendedores ambulantes de artesanía ofrecían en el mismo recinto de las ruinas calaveras adornadas con incrustaciones brillantes, evocando las máscaras funerarias de los reyes mayas.



Cerca estaba el Palacio, una gran estructura dividida en cuatro patios, con un laberinto de pasillos y salas, también con una torre alta. Era un conjunto interconectado de escalinatas, esculturas y relieves.

Otra zona era la de los Templos del Grupo Norte: Pirámide Conde y otros cuatro templos sobre un mismo basamento. Según la leyenda el explorador francés Conde Jean Frederic Waldek se alojó allí en el s.XIX. Al lado estaba la cancha del Juego de la Pelota, parecida a la de Chichen Itzá en Yucatán. 



Templos del Grupo Norte: Pirámide Conde y otros cuatro templos sobre un mismo basamento. Según la leyenda el explorador francés Conde Jean Frederic Waldek se alojó allí en el s.XIX. Al lado estaba la cancha del Juego de la Pelota, parecida a la de Chichen Itzá en Yucatán. 





Después fuimos al Grupo de las Cruces, con tres estructuras principales en forma de pirámide: Templo del Sol, Templo de la Cruz y Templo de la Cruz foliada. Databan del 692 y servían como centro espiritual para la triada de deidades de Palenque. Los hijos del rey Pakal ordenaron su construcción y fue un lugar de adoración de los dioses mayas. Cada uno tenía su encanto. El Templo del Sol tenía una crestería muy bien conservada y contenía el tablero del Sol, tallado en piedra caliza. En el Templo de la Cruz había un tablero con la imagen del monstruo de la tierra, del cual brota una planta de maíz, importante en la cultura maya.




Por último vimos los Acueductos de los mayas sobre los riachuelos Arroyo Murciélago y  Arroyo Otoulum. Formaban unas cascadas que contemplamos desde un puente colgante. Fue el colofón de la visita; estuvimos cuatro horas visitando los templos, las visitas guiadas dejaban solo dos horas o dos horas y media, otra ventaja de viajar de forma independiente.





lunes, 18 de marzo de 2019

EL PUENTE COLGANTE

En el viaje por Costa de Marfil cruzamos un puente colgante de lianas evocador de aventuras africanas. Para llegar atravesamos varias aldeas con casas de adobe entre plataneros y caminos de tierra roja, con montones de niños jugando por los alrededores. Desde Man partimos hacia a Danane, a 65km. y luego a Vatuo. Allí estaba el puente sobre el río Cavaly. El río arrastraba aguas lodosas color café con leche. 





Las gruesas lianas estaban sujetas a dos grandes árboles de nudosas raíces que se aferraban a la tierra de la orilla. Las lianas eran rígidas y formaban un entramado de red sobre el río. Pasaban mujeres cargando palanganas sobre la cabeza, y algún niño llevando a sus espaldas un enorme racimo de plátanos. El puente formaba un estrecho paso central, con espacio mínimo para colocar la planta del pie. Todos iban descalzos, y nos dijeron que era tradicional descalzarse para cruzarlo. Oscilaba menos de lo que podía imaginarse, pero nosotros tuvimos que sujetarnos a los laterales del puente para mantener el equilibrio.




Las gruesas lianas estaban sujetas a dos grandes árboles de nudosas raíces que se aferraban a la tierra de la orilla. Las lianas eran rígidas y formaban un entramado de red sobre el río. Pasaban mujeres cargando palanganas sobre la cabeza, y algún niño llevando a sus espaldas un enorme racimo de plátanos. El puente formaba un estrecho paso central, con espacio mínimo para colocar la planta del pie. Todos iban descalzos, y nos dijeron que era tradicional descalzarse para cruzarlo. Oscilaba menos de lo que podía imaginarse, pero nosotros tuvimos que sujetarnos a los laterales del puente para mantener el equilibrio.



 Llegamos a la otra orilla y vimos un grupo de mujeres lavando ropa. Se agachaban y la golpeaban con energía. La transportaban en grandes palanganas sobre la cabeza. Luego extendían la ropa en la hierba para que se secara al sol. Con sus vestidos estampados formaban una escena de gran colorido.




Luego fuimos al bosque tropical sagrado Saigne, habitado por numerosos monos. Había varios bosques sagrados por todo el país. Les ofrecimos a los simios bananas cortadas, y desde las ramas bajas las cogían de nuestra mano. Estuvieron un rato jugado con nosotros hasta que se saciaron de comer bananas y treparon a las ramas altas. Fue un día relajado y estupendo en el viaje por Costa de Marfil.


© Copyright 2019 Nuria Millet Gallego

martes, 26 de febrero de 2019

EL DIENTE DE MAN Y LAS CASCADAS






Habíamos llegado a Man tras interminables horas de autobús desde Abidján, la capital de Costa de Marfil. El trayecto estuvo amenizado por los vendedores ambulantes de las paradas, que elevaban sus mercancías hasta la ventanilla y nos ofrecían baguettes, huevos duros, plátanos, pollo frito y bebidas varias en bolsas de plástico.

Desde Man hicimos una excursión de un día a las cascadas. Pasamos por un pueblo de casas de adobe. Las mujeres extendían el café o el grano en esteras tendidas en el suelo, para que se secaran al sol. Algunas acarreaban grandes palanganas en la cabeza, transportando comida. Otras llevaban grandes haces de leña que pesaban un montón de kilos, y sin embargo, caminaban erguidas y con elegancia.






Los niños jugaban y nos gritaban “cui-cui” que significa blanco. La gente hacía vida fuera de sus casas. Las madres hacían trencitas a las niñas y las adornaban con cuentas de colores. Todos nos saludaban con un educado “Bonjour, madame”, “Bonjour, monsieur”





Las cascadas más famosas de la zona eran las Cascadas Zapledeu, pero pertenecían a otro municipio y los alcaldes estaban enfrentados, por lo que habían cerrado el acceso temporalmente. Así que tuvimos que ir a otras cascadas. Caminamos por un estrecho sendero, por el que revoloteaban mariposas negras y azules, y con las vistas del llamado “Diente de Man”. El Diente de Man era una montaña rocosa con forma picuda.





© Copyright 2019 Nuria Millet Gallego