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domingo, 3 de noviembre de 2019

EL RECINTO SAGRADO DE LUMBINI


Lumbini era el lugar donde nació Buda. Habían erigido la columna Ashoka de 6m en conmemoración. El recinto sagrado era un complejo de templos y jardines. El templo Maya Devi y su estanque, era el corazón espiritual de Lumbini. Maya Devi era la reina que trajo al mundo a Siddharta Gautama, Buda, en el 563 a.C. En el interior tenía unas ruinas con más de 2200 años de antigüedad y una supuesta pisada de Buda. 



Lo mejor era el ambiente de los alrededores, con muchos peregrinos nepalís, hindúes y monjes budistas de túnica granate. Hablé con uno de los monjes que venía de Sri Lanka. Las mujeres llevaban saris de vivos colores y caminaban de forma elegante. También había estudiantes adolescentes, con ropa moderna. Algunos nos pedían hacerse una foto con nosotros.

 

Había un gran árbol de bo, de tronco nudoso y grueso, bajo cuya sombra se sentaban los monjes a orar o a descansar contemplativos. En el hueco de otro tronco habían montado un altar con flores, polvos de colores y un incensario. La gente rodeaba el tronco varias veces, ofrecían incienso y se santiguaban con el polvo de colores.




En un Templo Tibetano vimos una ceremonia. Estaba tan repleto de peregrinos y monjes, que en los jardines del exterior habían colocado colchonetas para que la gente se sentara y siguiera la ceremonia. Nosotros nos colocamos en el interior y conseguimos hacernos un hueco en las colchonetas. Había cien monjes o más, de túnica granate. Rezaban con micro, con su voz grave característica. En el templo había grandes tambores y caracolas blancas gigantes. Escuchamos un rato los rezos, observando el ambiente.





El recinto sagrado de Lumbini era un gran complejo de templos que habían construido otros países en homenaje a Buda. Era Patrimonio de la Humanidad. Había un canal por donde navegaban barcas. A ambos lados del canal estaban los templos de China, Vietnam, y Corea. Y al otro lado los templos de Thailandia, Myanmar, Sri Lanka y Camboya. El de China fue uno de los que más nos gustó, recordaba a la Ciudad Prohibida y tenía galerías laterales de madera con farolillos rojos. 





El conjunto era muy extenso, andamos 14km. Al final estaba la Gran Stupa de la Paz, de un blanco deslumbrante, y la más grande de Nepal. Tenía tres niveles concéntricos. Había rickshaws que se ofrecían a trasladar a los peregrinos de templo en templo. Nosotros fuimos todo el día a pie, descansamos en el templo coreano al mediodía y picamos algo. Al final, cogimos un rickshaws desde la Pagoda de la Paz hasta el Templo Thailandés. Nos gustó el ambiente y la espiritualidad de todo el recinto de templos.






martes, 15 de octubre de 2019

BUTÁN, LA LLEGADA Y EL CHORTEN TIMBHU

 

Bután nos atraía hacía mucho tiempo, pero durante años nos resistimos a viajar por la obligación de pagar las caras tasas diarias. Formaba parte de la política de “Felicidad Nacional Bruta” que rige el país. Una parte era la Tasa de Desarrollo Sostenible, destinada a invertir en educación y asistencia sanitaria gratuitas para los butaneses. Como vimos que no cambiaba la normativa, decidimos viajar desde Nepal, era más económico, incluso pudimos regatear el precio final. 

Volamos con Drukair, la compañía butanesa. El vuelo desde Kathmandú apenas duró una hora y fue espectacular. Estábamos en el lado izquierdo que tenía mejores vistas de la Cordillera del Himalaya con sus picos nevados. El cielo estaba completamente azul, sin una sola nube. Y las montañas parecían cercanas. Un panorama único y magnífico.

Bután contaba con 18 picos de más de 7000m de altitud. Sólo uno de ellos estaba abierto a los alpinistas. Decían que el Gagkhor Puensum de 7451m era el monte más alto sin escalar del mundo. No estaba permitido por razones religiosas.

El Aeropuerto de Paro era el más bonito que habíamos visto. Leímos que era uno de los diez más peligrosos del mundo. En medio de la cinta transportadora del equipaje había una maqueta gigante de un Dzong, la mezcla de Monasterio y Fortaleza. El Aeropuerto estaba en Paro, a 48km de Timbhu, la capital.

Nos recogió Tashi, un chico joven vestido con el go, el traje tradicional. Tashi fue nuestro guía en los días que pasamos en Bután. Como gesto de bienvenida nos ofreció dos pañuelos blancos de seda, como hacían en el Tibet.


Lo primero que vimos en Bután fue el National Memorial Chorten, conocido como Chörten Timbu, un monumento religioso budista construido en 1974. Era una estupa blanca coronada por un capitel dorado. Al entrar vimos unas grandes ruedas de oración, de unos 2m de altura. El ambiente era de misticismo y devoción.

Lo más interesante fue la gente que había alrededor y sentados en esteras sobre el suelo. Eran peregrinos butaneses, la mayoría muy ancianos, con el pelo canoso y rostros surcados por arrugas. Giraban sus molinillos de oración. Llevaban su comida y comían con calma. Algunos nos sonreían al pasar y otros seguían a lo suyo. También había monjes budistas de túnica granate, con el hombro derecho al descubierto.








                     


viernes, 27 de abril de 2018

LOS TEMPLOS DE AYUTHAYA

 

En el Parque Histórico de Ayuthaya estaban las ruinas y templos de la antigua capital de Siam, declarados Patrimonio de la Humanidad. Era un complejo con nueve estupas budistas (o chedis): una central, más grande, y ocho estupas alrededor. El recinto tenía avenidas y jardines, entre los que paseaban los visitantes.

El Wat Mahathat fue uno de los más importantes de Ayutthaya, con el rostro de un Buda tallado en las raíces de un árbol. Era un rincón especial. Allí se celebraban las ceremonias reales.



Encontramos un grupo numeroso de jóvenes monjes budistas de túnica azafrán, que adornaron nuestra visita a los templos. Nos preguntaban de dónde éramos y les decíamos “Sapein”, tal como lo pronuncian los thailandeses.

El Wat Phra Ram y el Wat Chaiwatthanaram tenían altas torres de ladrillo rojizo, con escalinatas. Tenían influencias Khmer, que recordaban a los templos de Camboya. 


Leímos que la ciudad fue fundada en 1350 por el rey U-Thong, que la hizo capital del Reino de Ayutthaya, también llamado Siam. En el s. XVII la ciudad llegó a tener 400 templos y fue un importante puerto comercial. Comerciaban con madera de teca y de sándalo, azúcar, marfil, pieles, sedas, artesanía local, y artículos de Japón y China. Pero en 1767 la ciudad fue invadida y destruida por el ejército birmano. La ciudad nueva fue fundada a solo unos kilómetros al este de aquella, a unos 80 km al norte de Bangkok. 



En el interior del templo Wihan Phra Mongkhon Bophit, había un Buda de bronce sobre un pedestal. Lo visitaba un grupo de pequeños monjes de túnica naranja.

El Wat Phra Sri Sanphet fue el templo más importante y grande de Ayutthaya. Estaba ubicado en el complejo del viejo Palacio Real de la antigua capital, destruido por completo con la invasión birmana en 1767. Sirvió como inspiración para el Templo del Buda de Esmeralda de Bangkok. 

En su día albergó un enorme buda de oro de 16 metros de alto. Era el principal objeto de veneración dentro de la capilla real. Solo se restauraron los tres estupas budistas (chedis), uno de los iconos de Ayutthaya.




Entre los templos paseaban chicas jóvenes tailandesas visitando el recinto, vestidas con sus mejores galas. Algunos elefantes, adornados con telas de colores y con parasoles, ofrecían un paseo a los turistas.







Vimos un gran Buda Reclinado, blanco con túnica amarilla. Medía 37m de largo y 8m de altura. Sus pies eran enormes, desproporcionados. Al atardecer contemplamos la puesta de sol entre las torres doradas de los templos.