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sábado, 7 de junio de 2025

SHIMLA

La ciudad de Shimla está construida en una ladera, ganando terreno a la montaña, con casas escalonadas. Conservaba la arquitectura colonial británica, con tejados rojos y verdes a dos aguas. Las calles tenían mucha pendiente. Había un ascensor que conectaba la parte baja de la población con la zona alta, para ahorrar esfuerzos.

Mall Road y The Ridge eran las calles peatonales principales, flanqueadas por comercios, restaurantes, tiendas de ropa, recuerdos, comida, joyerías.  En el cruce de las dos calles estaba el Scandal Point, llamado así según la leyenda, por ser el lugar donde una dama se encontró con un maharajá para fugarse por amor.

El Ayuntamiento era un bonito edificio de piedra oscura, construido en 1908 por un arquitecto escocés. Junto a él estaba el Teatro Gaiety, de 1887. Decían que era el epicentro cultural del estado Himachal Pradesh, un teatro histórico y también popular en Bollywood, porque allí se filmaban muchas películas y vídeos musicales. En el interior del teatro vimos una exposición de fotos de artistas locales.



Cerca estaba la Iglesia de Cristo, de fachada amarilla. El interior no destacaba mucho, era bonito el techo de madera entrecruzada. Junto a la iglesia había una bonita casa de fachada blanca con vigas de madera y tejado picudo rojo.





La antigua Estación de Tren era otro bonito edificio con dos torreones. Estaba ocupada por oficinas de la policía.





El Gorton Castle, de piedra con ventanas en arco blancas y tejados rojos. Solo podía verse la fachada, ya que albergaba oficinas gubernamentales.



Visitamos el Himachal State Museum. En las salas exhibían esculturas, pinturas, miniaturas, numismática, manuscritos, máscaras, tejidos bordados, un sala militar y otra de bronces budistas. Muy interesante.




Más alejado estaba el Viceregal Lodge, un Palacio de los Virreyes británicos, de estilo renacentista inglés. Había visitas guiadas del interior, pero nos pareció caro y compramos la entrada al recinto y los jardines. La fachada del Palacio, de piedra rosada y con arcos, era impresionante. Paseamos por los jardines, buscando diferentes ángulos para las fotos.


Al atardecer fuimos al Kali Bari Temple,  de 1845. Dedicado a la reencarnación de la diosa Kali, conocida como Shyamala, de la que podría derivar el nombre de la ciudad. Eran dos templos con estatuas cubiertas de flores y con dos santones en cada uno. La gente tocaba la campanilla al entrar al templo y besaban el dintel tocándolo con la mano.



Junto al templo encontramos un Festival de Danza que celebraba su 70 aniversario. Las bailarinas eran niñas y adolescentes, categoría junior. La música era puro Bollywood. Bailaban muy bien, con las faldas de los saris al vuelo. Todas llevaban una larga trenza hasta las caderas, que movían girando la cabeza. Alguna también hacía volteretas. El jurado y todos las aplaudimos con entusiasmo. Los organizadores vinieron a hablar con nosotros y nos hicieron subir al escenario. Nos regalaron gorros con bordados tradicionales y unas mantas. Tras contemplar algunas actuaciones nos fuimos agradecidos, pertrechados con nuestros regalos.









domingo, 1 de septiembre de 2024

NAMIBE

 

Namibe era una ciudad en la costa del Atlántico con edificios coloniales portugueses pintados de colores, entre palmeras. Vimos el edificio de Correos, la Estación de Ferrocarril y la Marginal, el Paseo Marítimo.



Era curioso el edificio del antiguo cine de Namibe, con forma de platillo volante. Parecía un estadio. La Fortaleza de Sao Fernando era Base Militar y solo pudimos ver la fachada.








En uno de los bonitos edificios, donde estaba ubicada la Oficina de Turismo, vimos una exposición etnológica con tallas de madera, recipientes, cornamentas de antílopes, lápidas de piedra labradas, maquetas de barco, teléfonos antiguos, un tocadiscos de madera y hasta un carruaje. Había fotos de las pinturas rupestres de Tchitunda Hulu Mulume.

Namibe nos pareció una ciudad agradable y fue la base para visitar el Desierto Namib, el Parque Nacional Iona, la pequeña Tombwa, la Lagoa dos Arcos y las Colinas de Curoca.
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viernes, 9 de febrero de 2024

SAINT LOUIS COLONIAL

Saint Louis es una de las ciudades coloniales más históricas de África. Está en la isla Ndar, en la desembocadura del río Senegal. Es Patrimonio de la Humanidad.

Para llegar cruzamos el Puente Fardherbe, de estructura de hierro con siete grandes arcos y medio kilómetro de longitud. Era conocido como Puente Eiffel, pero lo construyeron otros ingenieros en 1865.

Conserva sus casas coloniales de dos plantas, pintadas de colores ocres y rojo terracota, con  balcones de hierro y persianas de madera.

Otros edificios notables eran la Prefectura, deteriorada y en desuso, y el Palacio de la Gobernación.





El Hotel de la Poste era uno de los hoteles históricos, que alojó a aviadores de la Aeropostal y personajes como Jean Mermaz y Antoine Saint Exupery, el autor de El Principito. Tenía la blanca fachada con puertas arqueadas, patio interior ajardinado y un bonito porche con techo de vigas de madera. En frente estaba la Oficina de Correos.




Por la ciudad todavía circulan numerosas calesas tiradas por caballos. Algunas ofrecen un paseo a los turistas, pero también se utilizan para transportar pescado y todo tipo de carga.

Paseando por las orillas del río encontramos el barco histórico Bou El Mogdad. Un navío de la época colonial que habían transformado en un barco de lujo para remontar el río Senegal. El barco estaba atracado y nos invitaron a verlo por dentro. Aceptamos encantados. Era precioso, con mobiliario de madera y adornos de latón dorado. Entramos en un camarote, curioseamos la cocina y paseamos por las distintas cubiertas. Un verdadero lujo colonial.


La Gran Mezquita de Saint Louis era blanca y verde, con dos minaretes. El viernes a la hora del rezo estaba llena a rebosar. Pero eso no era problema, los fieles
se instalaban en la calle y en las aceras con sus alfombrillas y rezaban de cara a la Meca.


Continuamos el paseo por los barrios de  pescadores  Ndar Tout y Guet Ndar, en la Lengua de Berbería, la estrecha península cone tada a la isla Ndar.
Las casas eran muy modestas, en calles arenosas, con la ropa colgada en cuerdas, y rodeadas de cabras y niños.
Las barcas eran muy estilizadas, con la proa y el casco decoradas en colores.



La playa estaba al final de cualquier calle. Estaba llena de basura, de cabras que comían basura y de niños que jugaban entre basura.
Vimos la llegada de los pescadores. Las mujeres se acercaban a las barcas con sus coloridos vestidos, llevando cubos de plástico. En la arena los pescadores repartían el pescado y lo llevaban al mercado. Allí lo colocaban en grandes cestos con hielo y lo transportaban en camiones y en carretas de caballos. Había muchísima gente, en un ambiente abigarrado. Todo un espectáculo.