Desde Manali fuimos al pequeño pueblo de Naggar, a sólo 20km. Estaba rodeado de bosques de cedros. Allí visitamos el Templo Tripura Sundan, con tejados superpuestos en tres niveles, con forma de pagoda. Estaba dedicados a la diosa Madre Tierra local.
En el interior del templo varias deidades estaban recubiertas de telas coloridas y flores. Las paredes de madera tallada intrincadamente.
El pueblo de Naggar fue sede del reino de Kullu durante varios siglos. Por ello construyeron allí el Castillo de Naggar, que visitamos. Construido en piedra y madera en el s. XVI, con una técnica anti-terremotos, que le otorgaba mayor solidez. Alternaron enormes vigas hechas con troncos de una pieza y las hileras de piedra, sin argamasa. Paseamos con los turistas indios por el patio interior. con dos niveles de galerías, muy bonito. Desde la terraza superior había vistas del valle.
En el interior del castillo había un pequeño templo, el Jagti Patt, con tejado a dos aguas y tallado en madera con trabajos de filigrana.
En Naggar visitamos la Casa Museo Nicholas Roerich, un ruso orientalista que se estableció allí con su mujer Helena, durante 20 años. Había varios retratos familiares. Fue pintor, filósofo, escritor, arqueólogo, etnólogo y viajero. Pintó más de 7000 cuadros del Himalaya. Algunos se exhibían en la casa, otros estaban expuestos en el Museo Nicholas Roerich en Nueva York. Los cuadros mostraban paisajes de cumbres nevadas y escenas himalayas. La casa era muy bonita, en medio del bosque, con muebles de madera y una galería en el piso superior. En el jardín había unas estatuillas hindúes con telas, y bustos de la pareja. Un personaje interesante y un lugar agradable para vivir, muy inspirador.