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domingo, 31 de agosto de 2014

LOS TÚMULOS DEL LAGO YAMDROK

 
 

Partimos de Lhasa temprano y vimos grupos de soldados chinos, con abrigos gruesos tipo gabán militar, que patrullaban por la noche las calles de la ciudad. En unas horas llegamos al lago Yamdrok, una maravilla natural rodeado de montañas verdosas y con algún pico nevado como el llamado Ninjingkangsan. Era uno de los tres lagos sagrados y mitológicos de Tibet. La superficie era de color turquesa intenso.




Alrededor del lago había túmulos de piedras agrupadas, que colocaban los peregrinos y viajeros, en demanda del favor de los dioses o buena suerte para el camino de la vida. Es una tradición tibetana, pero también existe en otros lugares, en Galicia, País Vasco, Gran Bretaña, Francia, etc…Hay túmulos funerarios y túmulos sagrados o espirituales, dólmenes o menhires. En Galicia los túmulos de piedras se llaman amilladoiros. Esta foto me la cedió mi amigo Julio Grandal y corresponde a San Andrés de Teixido

San Andrés es uno de los centros religiosos más importantes de Galicia, datado de la época del neolítico. Los muertos viajaban allí para embarcar sus almas con destino a la isla que los celtas llamaban Avalón. Uno de los lugares antiguos en los que se entrelazan paisaje y leyendas. El mundo que nos rodea está lleno de símbolos y misterios. Sólo hay que querer descifrarlos.

 

© Copyright 2011 Nuria Millet Gallego


domingo, 10 de mayo de 2009

LOS TEMPLOS DE ABU SIMBEL

Un convoy custodiado por la policía partió a las cuatro de la madrugada de Asuán, en total oscuridad.  Cuando empezó a clarear vimos un paisaje desértico, con montones de arena invadiendo el asfalto. La meta nos deslumbró. Abu Simbel estaba formado por dos templos junto al río Nilo: el Templo de Ramsés II y el Templo de Hator. 

Al construir la presa de Asuán trasladaron los templos desmontándolos pieza por pieza. Los trabajos duraron cinco años, desde 1963 a 1968. Por más que miramos los muros no entendíamos como había sido posible llevar a cabo aquella obra sin romper los bloques, y además no notamos el ensamblaje.



El Templo de Ramsés II estaba bajo una montaña arenosa artificial. El original fue Es uno de los seis hipogeos excavado en la roca que se edificaron en Nubia durante su reinado. La fachada tenía 33m de alto. Cuatro estatuas colosales del faraón custodiaban la entrada, como centinelas gigantescos. Las figuras eran de más de 20m de altura y resultaban imponentes. Leímos que la construcción del templo quería impresionar a los vecinos del sur y reforzar la influencia de la religión egipcia en la región.



Entramos en el recinto interior y en algunas estancias estuvimos totalmente solos. Aunque había grupos de turistas estaban dispersos escuchando las explicaciones de los guías y no había casi ningún viajero por libre. Primero encontramos la sala hipóstila, con ocho grandes columnas con estatuas, las del lado izquierdo llevaban la corona blanca del Alto Egipto, y las del otro lado tenían la corona doble del Alto y el Bajo Egipto. 

Había grabados de figuras en la piedra, jeroglíficos y relieves muy bien conservados. Pasamos a otra sala con cuatro columnas y el Santuario Sagrado dedicado a los cuatro faraones divinizados: Ramsés, Ra, Amón y Ptah. La fotografía en el interior de los templos no estaba permitida.


Foto cortesía de Google

El Templo de Hator estaba cercano. Su fachada tallada en la roca tenía seis estatuas de 10m de altura, que representaban a Ramsés y Nefertiti de pie, con sus hijos. Dos hombres con chilabas blancas y turbantes eran los guardianes del templo, y nos dejaron fotografiar la gran llave con forma de ank, el símbolo del viento. 

En el recinto interior del templo estuvimos casi solos, había columnas con unos capiteles curiosos, con la forma bovina de Hator, como si fuera una peluca. Los templos de Abu Simbel eran de gran interés arqueológico, impresionantes, otra de las maravillas del viaje a Egipto.








Sobre una colina había una garita con una policía vigilando los alrededores. El último atentado terrorista fue a principios de 2009 y estábamos a 50km de la frontera con Sudán. Vimos el gran lago Nasser y la Presa de Asuán. Luego embarcamos para ir a la isla de Philae.


miércoles, 10 de mayo de 2006

LA IGLESIA DE LA PAZ Y AUSCHWITZ

 

La Iglesia de la Paz en la población de Swidnica era la mayor iglesia barroca de madera de Europa, Conmemoraba la Paz de Westfalia que acabó con la Guerra de los Treinta Años. Conmemoraba la Paz de Westfalia que acabó con la Guerra de los 30 años. Su estructura era de madera y arcilla, en forma de cruz, había sido construida sin ningún clavo en 1656, y tenía más de 28 puertas. Era Patrimonio de la Humanidad. 

La parte exterior estaba pintada de blanco, con vigas de madera atravesadas. Las puertas eran de color granate. Los tejadillos inclinados estaban ennegrecidos por las lluvias. El interior era muy recargado. Tenía palcos laterales como si fuera un teatro, y pinturas murales en paredes y techo. La visitamos totalmente solos. Un lugar especial en medio del bosque, se respiraba tranquilidad y espiritualidad.


En contraste visitamos el Museo de Auschwitz, el campo de concentración y exterminio de la Alemania nazi en la II Guerra Mundial. Estaba en la población polaca de Oświęcim, a solo 43km de Cracovia. La entrada ya impresionaba. Entre alambradas cruzamos una puerta sobre la que estaba la frase en letras de hierro Arbeit macht frei ("El trabajo os hará libres") Allí una orquesta de músicos prisioneros recibía a los prisioneros recién llegados. 

Se conservaban treinta pabellones de ladrillo rojo, alineados en calles flanqueadas por árboles, en una simetría lúgubre e inquietante. En trece de los pabellones había diferentes exposiciones, con fotografías de los judíos prisioneros, dentro y fuera del campo, mostrando su transformación, y con explicaciones de sus vidas. Había fotos de gente en Varsovia y de la deportación de millones de judíos en trenes. En una delas exposiciones, en la penumbra se oía el ruido mecánico de un tren y te imaginabas el viaje hacia el infierno. En aquel campo habían asesinado a 1,5 millones de personas. Tremendo.

Mostraban las literas de tres pisos, con mantas y ropas mugrientas, insuficientes para los fríos y crudos inviernos. Los lavabos y duchas también eran escasos para todos los reclusos. Las celdas de castigo tenían letrinas en una esquina, una estructura metálica cuadrado en cuyo interior había un cubo. Se conservaba también el listado de los prisioneros y algunos de los objetos que utilizaban. Nos impresionó ver las montañas de gafas, maletas y zapatos viejos en el pabellón dedicado a las pruebas del genocidio. Hice fotos de esas montañas, pero inexplicablemente se extraviaron. También había documentales. Fueron cinco años de holocausto, hasta la liberación el 27 de enero de 1945 por el Ejército Rojo soviético. El Museo era un necesario recordatorio de todos los horrores y crímenes de guerra que se cometieron. Fue un recorrido sobrecogedor, impactante y triste. 

El campo también había sido declarado Patrimonio de la Humanidad, como la Iglesia de la Paz de Swidnica. Los dos lugares, aunque eran de épocas históricas diferentes, me parecieron dos símbolos antagónicos, dos caras del ser humano. La paz y la belleza, y la maldad y el horror, la historia de la humanidad.



Foto de los zapatos cortesía de Google