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miércoles, 26 de febrero de 2025

LOS GORILAS DEL P.N. BWINDI

 
La visita al Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi es algo que no se olvida. En la oficina del parque nos dieron una charla informativa y tambíén había paneles explicativos. Declarado Patrimonio de la Humanidad.

Gracias a los esfuerzos de conservación y a la disminución de cazadores furtivos, quedaban 459 gorilas de montaña en Bwindi, y 604 en el P.N de los Volcanes Virunga en Ruanda. Nosotros visitamos el sector de Ruhija, donde decían que vivían más familias. Otros sectores eran Buhoma, Rushaga y Nkurigo. Y también podían verse en el P.N. Mgahinga.
Al entrar al parque nos metimos por una pista de tierra roja con bosque tropical denso, era un muro de vegetación y se veían los troncos de los árboles forrados de hojarasca verde.
Fuimos a ver a la familia Mukiza. Emprendimos la caminata por el Bosque Impenetrable de Bwindi. Nos dieron un bastón y guantes por si nos agarrábamos a las plantas. Nuestro grupo estaba formado por 3 rangers, 3 soldados armados con fusiles y 7 guiris (un inglés, una pareja suiza, una francesa, una estadounidense y nosotros).

Un soldado armado iba por delante del grupo y otro por detrás. Otro soldado y un ranger fueron los rastreadores de avanzadilla. Buscaron los excrementos frescos de gorila, llenos de semillas,  para encontrarlos.


El entorno era precioso, todo tapizado de verde hojarasca. El camino fue ascendente y aunque llevábamos manga larga pronto entramos en calor. La mayor parte del trayecto fue sombreado, aunque a tramos se abría un claro soleado.

Los rastreadores avisaron de que habían encontrado excrementos frescos, señal del paso de los gorilas. Nos alegramos y seguimos caminando. Comentaron que no les podían poner microchips para localizarlos porque los gorilas se los arrancaban.
Y de repente los vimos por delante. Llevábamos casi dos horas de caminata. Entonces nos salimos del estrecho sendero y fuimos bosque a través tras los gorilas, que se iban desplazando. El terreno con raíces y resbaladizo, se hundía al paso, nos hacía tropezar y a veces nos enganchábamos el pie en raíces con forma de lazo. Íbamos mirando las manchas negras del corpachón de los gorilas. Rompían ramas a su paso y emitían sonidos eructivos.

Finalmente pararon en un pasillo de vegetación, donde se amontonó la familia de 10 miembros: un macho de espalda plateada, tres hembras y cinco crías.
Todos los machos se convertían en espaldas plateadas a partir de los 14 años. Y las líneas de sus pliegues nasales eran como una huella de identidad.

Una de las hembras estaba embarazada. La gestación duraba 8,5 meses, casi igual que las mujeres. Otra hembra tenía el pelo negro abultado y lustroso. Las crías alborotaban y jugaban entre sí. Estaban cerca, pero hubo algunos momentos en que se acercaron con curiosidad hasta casi tocarnos. Se distinguían sus ojos color miel, sus huellas nasales y a veces, la sonrisa de dientes mellados. Algunos nos miraban directamente.

Varias veces se irguieron sobre dos patas y se golpearon el pecho en demostración de poder. Resultaba más disuasorio, que amenazante. Las crías lo imitaban y alguna se cayó de espaldas con el énfasis de los golpes, una escena cómica.


Eran animales herbívoros. Unos comían hojas, tallos y bambús, su alimento preferido. Otros se tumbaban de espaldas a descansar. Y el macho de espalda plateada paseaba majestuosamente entre ellos, su clan. 

La mayoría del tiempo estaban comiendo y en reposo: un 40% en reposo, un 30% comiendo y el otro 30% desplazándose o comiendo, o ambas cosas a la vez. No recorrían distancias largas, solían desplazarse como mucho 1km en un día.


Era un espectáculo de la naturaleza. Nos quedamos sorprendidos y emocionados de ver sus juegos y su actividad cotidiana, y de verlos tan cerca, a veces a 2m de distancia y otras al alcance de la mano. Estuvimos una hora observándolos, según las normas del parque.
Volvimos contentos a nuestro alojamiento, el Gorilla Mist Camp, que fueron los que nos gestionaron los permisos. Era una preciosa cabaña con porche, en un entorno de jardines y bosque tropical, donde recibimos la visita de un colorido camaleón. El encuentro con la familia de gorilas del P.N. Bwindi fue fantástico. Un gran día del viaje.



lunes, 10 de febrero de 2025

LA GRAN KAMPALA

Kampala, la capital de Uganda, era una gran ciudad con 3,8 millones de habitantes. Sus puntos de interés estaban muy distantes entre sí, de 5 a 8km. Así que las mototaxis llamadas boda-bodas eran un transporte rápido, aunque arriesgado por el tráfico infernal.

Empezamos visitando el Templo Baha'i House Worship sobre una colina. Era una construcción emblemática con cúpula octogonal verde, rodeada de jardines. Desde allí las vistas de Kampala, con sus casas de tejados rojos entre árboles, eran magníficas.

La fe Bahai se originó en Irán a mediados del s.XIX. era una religión sincrética que se introdujo en Uganda en 1951. El interior tenía vidrieras de colores.





Después fuimos a visitar las Tumbas Kasubi. Entramos en un recinto donde el antiguo palacio de los Kabaka (reyes) de Buganda, fue transformado en un mausoleo. Era una gran estructura con techo cónico de cañizo y paja, y de gran altura, unos 14m. Varias columnas de troncos rojizos sostenían la estructura.

Albergaba las tumbas de cuatro kabakas. Había retratos de los reyes vestidos con sus mantos y ropajes. Por ser un lugar histórico, cultural y sagrado se consideraban Patrimonio de la Humanidad. Representaban la tradición y espiritualidad de Buganda.



La Catedral Namirembe o San Pablo era un bonito templo anglicano construido en ladrillo rojo. En el interior estaban celebrando el servicio religioso cantando con fervor. Todo un espectáculo.  Dos predicadores cantaban con micros y los fieles, la mayoría mujeres, les acompañaban cantando y bailando suavemente.




El Palacio Kabaka estaba sobre otra colina, con vistas de la ciudad. Era un auténtico palacio de fachada blanca, con verja de entrada custodiada por dos leones. Allí vivió el cruel dictador Idi Amin. El interior del palacio no pudimos visitarlo porque estaban celebrando un mitin político.


Visitamos la Prisión subterránea, cercana al Palacio, construida bajo el mandato de Idi Amin, y con la ayuda de los israelís. Un sendero con vegetación descendía a los infiernos. Entre las celdas había un foso de agua electrificada para que nadie pudiera escapar, según nos contó la guía del lugar. Los torturaban y ni siquiera les daban comida. Murieron 19.000 personas en la dictadura. Era un lugar de exterminio, otra muestra de la crueldad humana.

La Mezquita Nacional de Uganda era la segunda más grande de África, con una capacidad de 15.000 fieles. Mezclaba elementos islámicos y africanos. El proyecto fue dirigido por Idi Amin y tardó 35 años en finalizarse. Antiguamente se llamó Mezquita Gadaffi hasta la muerte del líder libio, ya que este apoyó la financiación de la mezquita, y la inauguró en 2006.
El interior tenía vidrieras de colores traídas de Italia, lámparas de araña de Egipto, madera de Congo y una suntuosa alfombra de Turquía, sobre la que oraban y reposaban los fieles.

La cúpula central de la Mezquita esta decorada. Subimos al minarete con 272 escalones. Desde arriba se veían las cuatro cúpulas y ofrecía buenas vistas de la ciudad de Kampala.



sábado, 9 de noviembre de 2024

AL AIN, FORTALEZAS, OASIS Y CAMELLOS

Desde Abu Dabhi cogimos un bus a la población de Al Ain, dentro del mismo emirato, un trayecto de 156 km por un paisaje desértico, que hicimos en dos horas.

En Al Ain visitamos dos fortalezas-castillo. El primero fue el Fuerte Al Jahili, construido en el s. XIX para defender a la ciudad de ataques hostiles. Era imponente con su entrada flanqueada por dos torreones con estacas y ventanucos y almenas triangulares. Tenía un torreón circular en forma de espiral, tipo zigurat. El perímetro estaba marcado por una muralla, rodeada de palmeras. 

 

En el interior visitamos varias salas con fotografías y vídeos explicando su historia. Nos obsequiaron con café y dátiles en una sala con divanes y cojines. Familias indias con mujeres vestidas con saris se prestaron a fotografiarse con nosotros.


El fuerte Qsar Al Muwaiji, fue el lugar de nacimiento del jeque Khalifa bin Zayed, actual presidente de los Emiratos Árabes Unidos. Había salas con fotos y paneles explicando la vida y milagros del jeque, y algunos objetos. 

Otro torreón circular en espiral era el del Museo del Palacio, cerrado temporalmente. Sí pudimos visitar el Museo de Fujairah, arqueológico y etnográfico, muy interesante.

Por la tarde fuimos al Oasis de Al Ain, declarado Patrimonio de la Humanidad. Era un extenso palmeral en un recinto amurallado, con paredes de adobe. Las palmeras datileras ofrecían una sombra que se agradecía con el calor del día.

Vimos el sistema de irrigación con los canales de riego. Había una bonita mezquita en el interior del recinto. Familias de emiratíes paseaban por allí, las mujeres con sus abayas negras y los hombres con sus túnicas blancas. 


Al día siguiente fuimos  a ver la Montaña Jebel Hafeet, de 1249m de altura, la mas alta de Abu Dhabi, y en la frontera con Omán. Era muy árida, con pocas zonas de verdor. Subimos hasta la cima para contemplar el paisaje y las vistas de la ciudad.


El  Mercado de camellos estaba a 12km de Al Ain. Había cientos de camellos agrupados bajo construcciones techadas y con verjas. En la entrada colocaban una cuerda para que no se escaparan.

Los camellos comían y bebían en los abrevaderos. Se movían dentro del recinto, a veces empujándose, y estiraban el cuello para vernos. Nos olían con sus grandes hocicos. Sus ojos negros tenían largas pestañas.


Era un entorno muy abigarrado, un mosaico de jorobas y cuellos, muy fotogénico. Nos recordó el Mercado de Camellos de Nuakchot, en Mauritania, aunque allí estaban libres.

Los camelleros, con sus túnicas blancas con chalecos, deambulaban por allí. Algunos nos saludaban sonriendo y nos invitaban a ver su grupo de camellos. Nos dejaron tocar y acariciar los camellos y bromearon con nosotros.