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sábado, 2 de diciembre de 2023

ST PIERRE Y LA PUNTA DE LOS CASTILLOS


Desde la capital PAP, cogimos un bus hasta la Pointe des Chateaux. Las rocas en medio del mar tenían la forma de castillos recortados. Seguimos un sendero y las vistas eran impresionantes, con el Océano Atlántico rompiendo con furia bajo las rocas. Al fondo se podían ver las islas Désirade y María Galante.



Subimos hasta la cima del peñón más grande, donde habían instalado una cruz. Nos sentamos a la sombra de la cruz, a descansar y escribir un poco. Las vistas eran espectaculares. Paseamos por la bonita playa y nos mojamos los pies, nada de baño porque el oleaje era feroz.


De regreso paramos en Saint Pierre, un pequeño pueblo agradable, con casas de colores caribeños. Tenían una o dos plantas, y algunos balcones y porches. Estaba hermanada con Tenerife. Era una de las poblaciones más importantes de la isla de Guadalupe, por sus plantaciones de algodón y de caña de azúcar.

En la zona del Puerto de Saint Pierre vimos las redes amontonadas en el suelo, otras en forma de cestas grandes. Algunos pelícanos descansaban en las barcas varadas. Visitamos el mercado de pescado con grandes langostas de colores y grandes atunes rojos. Muy pintoresco.


Visitamos el Marché de la Rotonde, muy colorido, con frutas, verduras y artesanía con cocos y calabazas. Destacaban las botellas de “Ti punch”, la bebida estrella, hecha a base de mucho ron, lima y sirope de caña de azúcar. Decían que pegaba un buen calentón al cuerpo.



 

domingo, 19 de noviembre de 2023

SAO VICENTE, MINDELO

Mindelo es la capital de la Isla Sao Vicente y la capital cultural de Cabo Verde. La capital oficial del país es Praia, en la isla de Santiago. A Mindelo la definían como cosmopolita, festiva y artística. Está ubicada en la bonita Bahía de Porto Grande. Su Puerto, adornado por los mástiles, está protegido por las montañas como Monte Cara (llamada así porque parece el perfil de un hombre tumbado), Monte Vigía o Morro Blanco. 



Conserva casas coloniales, de dos o tres plantas, con balconadas y algún porche, pintadas de amarillo, naranja, azul, rosado o verde. Uno de los edificios que más nos gustó fue el Café Royal, de fachada color salmón, con balcones de hierro forjado y balaustradas de piedra blanca.




Hay plazas arboladas donde los caboverdianos juegan a cartas. En la Praça Dom Luis un gran mural homenajeaba a la cantante Cesárea Evora, que nació en Mindelo. En otra de las plazas, Praça Nova había un bonito kiosko bar, cerrado cuando fuimos.



Uno de los edificios más destacados era el Palacio del Povo (Palacio del Pueblo), de fachada rosada, que fue el palacio del gobernador y hoy era un museo, cerrado temporalmente  
Nos gustó el Liceo Velho, pintado de amarillo. Los estudiantes charlaban en el patio. Tenía una gran bola del mundo delante de la fachada. Otros edificios eran la Cámara Municipal, cerca de la Iglesia Nossa Senhora de Luz.
        

El Mercado de Peixe, junto a la playa, es interesante y pintoresco. Los pescadores traen sus capturas y allí mismo se limpia, raspando las escamas, y se trocea el pescado. Se ven grandes atunes, garoupas (mero), sardinas y otros pescados de color anaranjado.







Junto al mercado hay una réplica de la Torre de Belem de Lisboa, de tres pisos y ventanas arqueadas. En el interior había un pequeño museo con una exposición y documental sobre los barcos naufragados en Cabo Verde, por los fuertes vientos y oleaje de la zona. Había barcos británicos, portugueses, franceses y un galeón español.



El Mercado Municipal tiene dos pisos y vende frutas hortalizas y algo de artesanía. Venden papaya, mangos, aguacates, grandes calabazas alargadas, piñas, calabacines, plátanos, mandioca...Hay otros mercados de hortalizas o el Mercado Africano con artesanía de Senegal y Nigeria: coloridas telas, cestería, cuadros...



Mindelo también fue la cuna de la cantante caboverdiana Cesárea Evora, la reina de la morna, un género musical local con influencias del fado portugués. Su recuerdo está muy vivo. Visitamos su casa museo, muy modesta, con algunas fotos y vestidos de la artista, una guitarra y un rincón con bebida y su cenicero. 
La música está muy presente en la ciudad, todos los restaurantes ofrecen música en vivo, y en los parques vimos gente bailando. En el Café Royal el cantante y guitarrista Justino Evora rendía homenaje a la artista. Y por la noche en la Praça Dom Luis, encontramos un cine al aire libre que proyectaba la película "El testamento del senhor Nepomuceno", basada en la novela de Silva Araujo, y con actuación de Cesárea. Javier leyó la novela en Barcelona. Nos gustó ver la película allí.


Desde Mindelo hicimos excusiones a otras partes de la isla Sao Vicente: Calhau, Praia Grande y Bahia das Gatas. Fue la última isla que visitamos. Disfrutamos del viaje a Cabo Verde.

lunes, 13 de noviembre de 2023

SAO NICOLAU: CARBEIRINHO Y PISCINAS NATURALES



En Sao Nicolau fuimos a ver la caldera volcánica de Carbeirinho, junto al mar. Bajamos por unas escaleras de madera y vimos la pared de la caldera con vetas en tonos ocres y blancos, teñidos de naranja con la luz del atardecer.

La lava, la erosión del mar y las sales depositadas habían formado aquellos dibujos veteados, un capricho de la naturaleza. Parecían salidos de la paleta de un pintor. Un lugar especial.


Otro día fuimos en aluguer a Juncalinho, más al este de la isla. Era un pueblo de pescadores con calles de tierra roja, pocas casas y una pequeña Iglesia blanca y azul.
Caminando quince minutos estaban las piscinas naturales de la Lagoa. Queríamos bañarnos pero había bandera roja y estaba prohibido. La fuerza del oleaje invadía las piscinas y podía arrastrarnos mar adentro. Así que disfrutamos del espectáculo.




Decidimos probar el baño en las piscinas naturales de Largo, en otra zona de la isla. Bajamos por las rocas y vimos una piscina circular grande y otras más pequeñas. En la grande era imposible porque el mar se adentraba por oleadas y nos hubiera arrastrado.
Vimos que la más protegida estaba en un lateral. Nos bañamos echando un ojo al oleaje que rompía muy cerca. No estaba muy fría y el color del agua era bonito, se transformaba con la espuma.

Hicimos un picnic allí mismo y comimos sandwiches y plátanos. Luego salimos a la carretera a esperar un aluguer, pero había poco tráfico. Paró el coche de un chico y nos llevó hasta Tarrafal; no quiso aceptar escudos a cambio. Era un ejemplo más de la amabilidad de los caboverdianos.