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martes, 28 de febrero de 2023

ASIR Y RIJAL ALMA


El Parque Nacional Asir tenía paisajes espectaculares, con montañas cubiertas de enebros, y varias poblaciones dispersas. Incluía el monte Jebel Soudah, la cima más alta del país, con 2925m por encima del valle de Sarawat. Fue el primero de Arabia Saudí, creado en 1987, y tenía 4.500km2. Se extendía desde el desierto al este hasta el Mar Rojo. Decían que era uno de los últimos refugios del amenazado leopardo de Arabia. Leopardos no vimos, pero sí cientos de papiones.

Los papiones o babuinos estaban en los miradores, a lo largo de la carretera. Los machos eran tremendos, con un largo y espeso pelaje gris claro. Se parecían a los monos de Jigokudani, en las pozas de agua termal en Japón. Estaba prohibido darles de comer, pero la gente que paraba les daban plátanos, galletas y cualquier cosa. Las hembras caminaban llevando sus crías agarradas boca abajo.


El pueblo Al Habala estaba colgado en las montañas y era accesible en teleférico. Antaño solo se podía llegar a través de escaleras de cuerdas (habal), de ahí el nombre. Lo construyó la tribu Khatani hacía más de 370 años, para evitar los ataques otomanos. Estaba formado por casas de arenisca en un saliente 400m por debajo de un acantilado. Vimos las instalaciones del teleférico, que funcionaba a partir de mayo. En el mirador admiramos el paisaje de montañas superpuestas ante nosotros.




Desde Abha a Rijal Alma solo había 30km, pero tardamos casi dos horas en llegar, por la carretera y por las paradas para ver las montañas y los babuinos. Era una carretera de conducción peligrosa, con curvas pronunciadas y un desnivel de 2000m. 

El pueblo Rijal Alma estaba al fondo del valle, con casas por la ladera de la montaña. El pueblo fue fundado en el s.VIII y destacó como una importante parada de las caravanas que conectaban Yemen con el resto de la Península Arábiga y los puertos del Mar Rojo. También fue parada de peregrinos que iba a la Meca. Las tribus de Rijal Alma eran famosas por su fuerza, consiguieron derrotar a las tropas del Imperio Otomano en 1825 y obligaron al sultán a aceptar la independencia de la región de Asir. Con el tiempo Rijal Alma perdió relevancia y sus habitantes se trasladaron a casas modernas, mientras las viviendas tradicionales se desmoronaban poco a poco. Hasta que en 1985 decidieron restaurar el centro histórico del pueblo que lucía en todo su esplendor.





Llegamos a una gran plaza y ante nosotros se extendía la panorámica del pueblo con sus casas de adobe y piedra escalonadas. Las casas tenían puertas y ventanas con marcos ribeteados de blanco, y pintadas de naranja, azul, verde y amarillo. Callejeamos y subimos a varios niveles, con terrazas escalonadas. Las casas tipo fortificación, de cuatro pisos de altura, recordaban la arquitectura tradicional del cercano Yemen, en guerra. El pueblo era pequeño y estaba deshabitado, aunque alrededor había otras casas habitadas. La Mezquita cercana llamó a la oración y vimos como acudían grupos de hombres. No gustó escuchar el canto del muecín en el silencio del valle.


Visitamos el Museo Regional de Asir. Era una casa de cuatro pisos, con puertas y escaleras pintadas de verde. Otras puertas estaban decoradas con motivos geométricos. En las diferentes habitaciones se exhibían joyas de plata, armas, algún traje, libros en atriles, fotos antiguas, teteras y recipientes. Desde su azotea se contemplaba el pueblo y las montañas de alrededor. Rijal Alma tenía mucho encanto, parecía de cuento oriental y no costaba nada imaginarlo en los tiempos de esplendor de las caravanas. La región de Asir fue nuestra última etapa en el viaje por Arabia Saudí, un país muy interesante y sorprendente, lleno de contrastes y belleza.






domingo, 4 de diciembre de 2022

ROSSEAU, LA CAPITAL CARIBEÑA

Dominica era otra isla de las Antillas Menores en el mar Caribe. Llegamos con ferry desde Isla Guadalupe, en un trayecto de dos horas, con el mar tranquilo. Dominica consiguió la independencia de Reino Unido en 1978, pero era territorio inglés, y pertenecía a la Commonwealth.

Los ingleses y franceses se repartieron las islas caribeñas y con la independencia dejaron de ser colonias pero siguieron ligadas a ellos. Seguían teniendo intereses en las plantaciones de caña de azúcar y de café, cacao, vainilla.

Tuvimos que pasar el control de pasaportes y nos pusieron el sello del país.



Rosseau era la capital de Dominica, entre verdes montañas. Se veía más ambiente caribeño y nos gustaron las casas de madera de colores, con balcones y buhardillas, y sus tranquilas plazas arboladas con glorietas.

Vimos la Catedral de Rosseau, hecha de piedra oscura volcánica y en restauración desde hacía años. No pudimos ver el interior y sus vitrales.





Visitamos el Museo de Dominica, sobre la historia de la isla y sus gentes. Los primeros pobladores fueron mesoamericanos, indios del río Orinoco que vinieron en canoas, y de México. Reproducían una habitación de la época colonial con su escritorio y el aparador alacena para los platos. Exhibía utensilios de piedra (hachas, morteros) y objetos antiguos (gramófonos,cestos,sombreros)... 

El edificio frente al Puerto, donde estaba ubicado el museo era de 1700. En sus porches se establecía el mercado. Había fotos antiguas de los dominicanos vestidos con trajes de algodón blanco, algunas familias posaban para el fotógrafo; otros estaban en el mercado o en la calle, haciendo su vida cotidiana. Fue interesante.


Pasamos algunos días en la isla visitando las Cascadas Trafalgar, las  piscinas de aguas sulfurosas y el Lago Freshwater en el Parque Nacional Morne Trois Pitons.

jueves, 1 de diciembre de 2022

GUADALUPE Y POINT-A-PITRE

Nuestro viaje por las Antillas Menores empezó en la Isla Guadalupe. Guadalupe era una isla en forma de mariposa con las alas desiguales. En realidad, eran dos islas distintas que quedaron unidas después de un cataclismo sísmico y que estaban comunicadas por un puente que cruzaba la Rivière Salée.


La capital era Point-a-Pitre, que abreviaban PAP. El centro era la Plaza Victoria, con grandes árboles y una glorieta. Tenía algún edificio de la época colonial francesa. Junto a la plaza estaba el Puerto, con el Yatch Club y el Museo de la Esclavitud.



La Catedral tenía fachada amarilla. Había un coro de niños y jóvenes, vestidos de blanco. Nos quedamos a escucharlos un rato. La iglesia estaba bastante llena, con los feligreses vestidos de colores con sus mejores galas. La población era negra y mulata.




Visitamos el Museo de la Esclavitud (Memorial ACTe). Era un edificio con entramado metálico blanco, muy parecido al Estadio de Beijing, que llamaban “El Nido”. Eran varias salas con cuadros, fotografías, vídeos interactivos e instalaciones con el tema de la esclavitud. Me llamó la atención la frase de Napoleón Bonaparte: “La libertad es un alimento para el que los estómagos negros no están preparados”.

Los murales explicaban que todas las culturas y países del mundo habían tenido, y seguían teniendo, esclavitud. Aunque se abolió en 1865, el tráfico de esclavos en barcos se prohibió en 1815.nque  En cada barco se hacinaban hasta 320 esclavos. Los llevaban a las plantaciones de algodón, caña de azúcar, minas de carbón. Desde los griegos, romanos, egipcios, los países asiáticos, las Américas y la propia África, todos tenían sistemas de esclavitud. Los abolicionistas defendían el final de esa crueldad y tenían su rincón en el museo.





Había un espacio dedicado a la música, que les servía de válvula de escape, los rituales del vudú y el Carnaval. También hablaban de Malcom X, Nelson Mandela, Martin Luther King o Ángela Davis, las figuras simbólicas de la lucha contra la esclavitud. Un Museo muy interesante.

En un mural pintado en una fachada un joven rompía una cadena, un símbolo del pasado, que las nuevas generaciones de antillanos rechazaban.

lunes, 12 de septiembre de 2022

BUTUCENI Y ORHEIUL VECHI

Orheiul Vechi estaba a 50km de Chisinau. Era un museo al aire libre con ruinas de fortificaciones, casas, termas, cuevas, un Monasterio Ortodoxo, una capilla, una cruz antigua y otros restos arqueológicos que databan desde el Paleolítico a la Edad de Hierro y la Edad Media. Estaban ubicados en una pared rocosa junto al río Raut. 

El acantilado de piedra caliza seguía el recorrido de los meandros del río. Era una reserva natural y cultural, Patrimonio de la Humanidad. Pertenecía al único Parque Nacional de toda Moldavia, con valor arqueológico, histórico y religioso


Primero fuimos al pueblo de Butuceni y subimos la colina hasta el Monasterio rupestre, tallado en la roca del despeñadero. Bajamos unas estrechas escaleras y apareció la sala de la Capilla con una bóveda de pura roca. La cueva había sido excavada por monjes ortodoxos en el s. XIII. Un monje celebraba una ceremonia frente al iconostasio, con una familia. Otro monje barbado estaba junto a los iconos.



La gruta se abría al acantilado, con vistas del serpenteante río a sus pies y el mosaico de verdes campos cultivados. Sobre la pared había otro Monasterio más grande. Lo visitamos y vimos a un monje barbado con una escalera por el jardín y otros dos en sus tareas.




Luego paseamos por el pequeño pueblo de Butuceni, con solo 235 habitantes, de ambiente tranquilo. Estaba dentro de la comuna de Trebujeni, en el distrito de Orhei. Las casas bajas de piedra estaban pintadas de azul, y tenían fachadas con columnas. Las verjas metálicas también las pintadas de azul o verde, con ornamentos de dibujos geométricos. Bonitos pozos estaban repartidos por el pueblo.









Comimos en el restaurante Butuceni, el único abierto. Decorado con mazorcas de maíz, textiles, porche con flores y jardín. Estaba repleto de potes de vidrio con confituras y conservas de pimientos, coliflor y otras verduras, hierbas y nueces. Tenía una chimenea en la preciosa cocina, con calabazas secas. Y en el comedor tenían un gran panel con billetes de todas las procedencias. Tenía mucho encanto y se comía muy bien. Comimos sopa de habas y placinta, la pasta hojaldrada rellena de queso. Un lugar especial y acogedor para acabar la excursión a Orheiul Vechi.