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jueves, 4 de marzo de 2021

LAS PIRÁMIDES DE LOS FARAONES NEGROS

Los llamados Faraones Negros formaron un gran imperio en Nubia, la región al sur de Egipto y norte de Sudán, y llegaron a dominar Egipto. Tenían rasgos negroafricanos, pelo rizado, piel oscura y labios gruesos. Construyeron pirámides en las necrópolis de Al-Kurru, Nuri, en Karima, junto a Jebel Barkal y en Meroe, y teníamos curiosidad por verlas.

La real necrópolis de Meroe era Patrimonio de la Humanidad. Tuvo más de 100 pirámides entre su necrópolis Norte, de la época 250 a.C y 320 d.C, y Sur. Muchas se destruyeron y otras tenían sus picos truncados. La leyenda negra la escribió el explorador italiano Giuseppe Ferlini, que dinamitó más de 40 pirámides para expoliar los tesoros. En una de ellas encontró amuletos de oro, anillos de sello, collares y un sarcófago. Intentó venderlos en Europa pero tuvo problemas porque creyeron que eran falsificaciones. Y la mala fama le perseguirá para siempre.

Las pirámides estaban sobre las anaranjadas arenas de una colina, cercana al río Nilo. Fueron cámaras funerarias tras la decadencia de Napata y el traslado de la capital a Meroe en el 591 a.C. Caminamos por la arena hacia el perfil de las pirámides. Un grupo de seis camelleros nos ofrecieron hacer el paseo en camello, pero preferimos descubrirlas a pie. Fuimos de una a otra contemplándolas desde diferentes ángulos. No eran tan altas como las de Egipto, su altura máxima era de unos 30m, pero eran especiales con su forma de prisma estilizado. 

El interior de las pirámides podía visitarse. Un guardián era el encargado de abrir las puertas de madera. Entrabas en una pequeña cámara con grabados en las paredes de piedra. Había figuras, barcas, leones, jeroglíficos. En el exterior había una placa que indicaba el año de restauración y el autor. El Covid había interrumpido el trabajo de los arqueólogos, como tantas otras cosas, y había pirámides pendientes de restauración. En la parte delantera había otras pirámides más pequeñas con forma de prisma, con puertas ante ellas. Formaban un conjunto singular entre las dunas anaranjadas del desierto.




















Las Pirámides de Nuri también eran Patrimonio de la Humanidad. Los bloques de piedra arenisca se superponían escalonados. Leímos que había unas 60 pirámides, pero muchas estaban medio derruidas. Nos preguntamos sobre los tesoros que debían albergar en su interior antes de que las saqueasen.


Otro día, al atardecer subimos la montaña sagrada de Jebel Barkal para contemplar las vistas y la puesta de sol. A sus pies estaban las ruinas del Templo de Amon y las Pirámides de Barkal, también consideradas Patrimonio de la Humanidad. Las rodeamos viéndolas desde diferentes perspectivas. Eran siete pirámides, estilizadas y con una altura de 12m, de la dinastía XXV de los Faraones Negros. Desde la cima en forma de meseta, se veía la ciudad de Karima y el río Nilo con sus riberas fértiles. Bajamos de la montaña deslizándonos por una gran duna, con los pies descalzos.



































domingo, 28 de febrero de 2021

JARTUM Y SUS MERCADOS



Jartum (o Khartoum), la capital a orillas del río Nilo, fue nuestra entrada en Sudán. Es una gran ciudad africana de más de ocho millones de habitantes, con museos, cafés y restaurantes, avenidas arboladas, edificios bajos y un discreto skyline a orillas del río, en el que destaca el edificio ovalado del Hotel Corinthia. Pero también mantiene el estilo árabe, en sus mezquitas y sobre todo en sus coloridos mercados. Cruzamos el río para ir a Omdurmán, la antigua capital del país. 

Primero vimos el mercado de pescado, un recinto no muy grande, al aire libre. Exhibían los pescados en cestas y sus escamas brillaban al sol. Algunos tenían básculas antiguas. Los hombres vestían sus largas túnicas blancas tradicionales con turbantes, y las mujeres sus vestidos estampados con velo.




El mercado de Omdurmán fue el más animado y colorido que vimos en el viaje. Más adelante nos gustó mucho el de Karima. Nos gustaron especialmente los puestos de hortalizas, las carnicerías con sus piezas colgando, las pirámides de grano, dátiles y otros frutos secos. Compramos cacahuetes tostados. La gente nos acogía con simpatía y amabilidad.






El llamado Al Mogran es el punto de encuentro entre el Nilo Blanco y el Nilo Azul. El Nilo con sus 6.853km es el mayor río de África y el segundo del mundo tras el Amazonas. Fertilizaba las áridas tierras del país, transformándolas en franjas de verde vegetación y cultivos.  

Visitamos la Tumba de Mahdi, el héroe nacional que derrotó al coronel británico Charles George Gordon en el asedio de Jartum. La historia completa la cuenta la película “Kartum”, con Charlton Heston en el personaje de Gordon y Laurence Olivier como Mahdi. Era un bonito edificio amarillo con tres cúpulas plateadas, entre jardines.

En la ciudad se ven muchos tuk-tuks, los motocarros que también se utilizan como transporte en Asia. El viaje por Sudán acababa de empezar.









domingo, 10 de mayo de 2009

LOS TEMPLOS DE ABU SIMBEL

Un convoy custodiado por la policía partió a las cuatro de la madrugada de Asuán, en total oscuridad.  Cuando empezó a clarear vimos un paisaje desértico, con montones de arena invadiendo el asfalto. La meta nos deslumbró. Abu Simbel estaba formado por dos templos junto al río Nilo: el Templo de Ramsés II y el Templo de Hator. 

Al construir la presa de Asuán trasladaron los templos desmontándolos pieza por pieza. Los trabajos duraron cinco años, desde 1963 a 1968. Por más que miramos los muros no entendíamos como había sido posible llevar a cabo aquella obra sin romper los bloques, y además no notamos el ensamblaje.



El Templo de Ramsés II estaba bajo una montaña arenosa artificial. El original fue Es uno de los seis hipogeos excavado en la roca que se edificaron en Nubia durante su reinado. La fachada tenía 33m de alto. Cuatro estatuas colosales del faraón custodiaban la entrada, como centinelas gigantescos. Las figuras eran de más de 20m de altura y resultaban imponentes. Leímos que la construcción del templo quería impresionar a los vecinos del sur y reforzar la influencia de la religión egipcia en la región.



Entramos en el recinto interior y en algunas estancias estuvimos totalmente solos. Aunque había grupos de turistas estaban dispersos escuchando las explicaciones de los guías y no había casi ningún viajero por libre. Primero encontramos la sala hipóstila, con ocho grandes columnas con estatuas, las del lado izquierdo llevaban la corona blanca del Alto Egipto, y las del otro lado tenían la corona doble del Alto y el Bajo Egipto. 

Había grabados de figuras en la piedra, jeroglíficos y relieves muy bien conservados. Pasamos a otra sala con cuatro columnas y el Santuario Sagrado dedicado a los cuatro faraones divinizados: Ramsés, Ra, Amón y Ptah. La fotografía en el interior de los templos no estaba permitida.


Foto cortesía de Google

El Templo de Hator estaba cercano. Su fachada tallada en la roca tenía seis estatuas de 10m de altura, que representaban a Ramsés y Nefertiti de pie, con sus hijos. Dos hombres con chilabas blancas y turbantes eran los guardianes del templo, y nos dejaron fotografiar la gran llave con forma de ank, el símbolo del viento. 

En el recinto interior del templo estuvimos casi solos, había columnas con unos capiteles curiosos, con la forma bovina de Hator, como si fuera una peluca. Los templos de Abu Simbel eran de gran interés arqueológico, impresionantes, otra de las maravillas del viaje a Egipto.








Sobre una colina había una garita con una policía vigilando los alrededores. El último atentado terrorista fue a principios de 2009 y estábamos a 50km de la frontera con Sudán. Vimos el gran lago Nasser y la Presa de Asuán. Luego embarcamos para ir a la isla de Philae.