jueves, 21 de octubre de 2004

LA GRAN BARRERA DE CORAL AUSTRALIANA

 

Desde Port Douglas hicimos una excursión en barco para hacer buceo en la Gran Barrera de Coral, el mayor arrecife de coral del mundo, que se extendía a lo largo de 2.600 km de longitud y podía apreciarse desde el espacio. El barco tardó una hora y cuarto en llegar y a lo largo del día hicimos tres inmersiones en sitios diferentes. En el grupo algunos eligieron hacer submarinismo con bombonas y nosotros elegimos snorkel, el buceo con tubo y aletas, y vimos maravillas.  

Los corales tenían colores vivos: verde, amarillo, lila o azul eléctrico. Se distinguían dos tipos de coral: el blando, con aspecto esponjoso y mullido, y el duro, con aspecto de roca o arborescente. Vimos el que llamaban coral cerebro, porque los surcos en laberinto recordaban precisamente a un cerebro. Decían que la Gran Barrera de Coral era el ser animal vivo más grande del mundo. En realidad, era una acumulación milenaria de muchos esqueletos de colonias de corales.




Entre los corales había una explosión de vida submarina: cientos de peces de todas las formas y colores posibles. Leímos que había “400 tipos de coral, 1500 especies de peces, 400 de medusas, peces león, 7 especies de peces payaso con sus anémonas, meros patata de 2m de largo y más de 200 kg de peso…” Distinguimos alguna medusa transparente y nos alejamos de ella pensando en la venenosa yellowfish. También nos alejamos de un tiburón que nadaba por allí.

Vimos ostras gigantescas de un metro, con la boca abierta succionando plancton. En el fondo había un árbol marino con muchas ramificaciones, y algunas estrellas de mar y peces gruesos posados como gusanos.



Fueron curiosos unos peces feos y gordotes, de labios gruesos y color azul, que llamaban baber fish. En la última inmersión que hicimos con un monitor, nos enseñó tres Barber juntos. Los peces payaso nadaban siempre en pareja y se escondían entre los largos dedos de las anémonas. No eran rojos y blanco, como habíamos visto en Filipinas, sino de color naranja con franjas blancas. Había peces azul eléctrico con la cola amarilla, negros con la cola blanca, verdes con toques de azul y rosa, rosados con manchas negras, amarillos con franjas negras, amarillos con la cola blanca, transparentes…

Muchos peces los teníamos al alcance de la mano. Alguno hasta miró insolente el objetivo de la cámara. Estábamos invadiendo y perturbando su entorno. Aunque el turismo ecológico era una forma de conservación. De hecho, el barco echó el ancla en un sitio marcado por unas boyas, en una zona más profunda para no dañar el coral, y nadamos un poco. Los monitores nos explicaron con mapas las zonas del arrecife de coral donde nos sumergimos. Y mostraron fotografías grandes de los diferentes peces y formas de vida marina. Muy interesante y didáctico.


Uno amarillo y azul se llamaba pez ángel, y el alargado era el pez trompeta. Había peces muy pequeños que nadaban en grupo, formando como una bola. Cuando notaban una amenaza porque pasábamos cerca, se dispersaban bruscamente, como si estallara la bola. Algunos peces se quedaban unos momentos inmóviles, dejándose mecer por las olas.


El inglés James Cook fue el primero en realizar una exploración científica de la zona tras encallar su barco el Endeavour en el arrecife, el 11 de junio de 1770, y permanecer seis semanas en la zona mientras se reparaba. Debió alucinar con lo que vio, como nosotros. Regresamos eufóricos a Port Douglas.

Usamos una cámara submarina desechable de Fotoprix, puro plástico. No creíamos que pudiera reflejar toda la belleza y la vida que vimos aquel día. Pero nos equivocamos, las fotos salieron muy bien, y fueron un buen recuerdo. El Parque Marino de la Gran Barrera de Coral, con su biodiversidad, eran un merecidísimo Patrimonio de la Humanidad. Fue una gran experiencia el snorkel en la Gran Barrera de Coral, una maravilla natural.



miércoles, 20 de octubre de 2004

PORT DOUGLAS Y CAP TRIBULATION

Desde Yulara cogimos un avión hasta Cairns, en la costa este de Australia. En el mismo aeropuerto cogimos un autobús a Port Douglas. 

La playa de Port Douglas estaba rodeada por altas montañas y la vegetación llegaba muy cerca de la orilla. La bordeaban grandes palmerales y casuarinas. Recorrimos 6km caminando por la franja de arena hasta que los manglares nos cerraron el paso. Había oleaje, pero el Océano Pacífico estaba bastante tranquilo. Íbamos totalmente solos y la playa tenía un cierto aire salvaje.






Vimos un par de carteles que advertían del peligro de cocodrilos y medusas, y aconsejaban no nadar ni lavar pescado en el agua. La zona segura para el baño estaba marcada por banderolas.

Paseamos por el Puerto, donde estaba la Iglesia San Mary by the sea, del s.XIX. Fue destruida por un ciclón, reconstruida y trasladada a su lugar actual. Era una iglesia con encanto, como las de las antiguas misiones. El interior era sencillo, con algunas vidrieras de colores, y tenía un altar precioso, con una gran ventana abierta al mar. Eso la hacía especial. 

Frente a la Iglesia estaba el Court House Hotel, un hotel colonial de principios del s. XIX. Era de madera blanca con porches con vistas al mar, suelos de madera oscura y ventiladores girando permanentemente. Había algunos otros edificios coloniales con porches.



Otro día fuimos a Cap Tribulation en bus y cruzamos el río Dantree en ferry. En la otra orilla el paisaje se volvió más exuberante. La carretera avanzaba entre un bosque tropical con altas paredes de árboles y vegetación. Pasamos por Mossan, la playa de Noah y Myall.

 

Estuvimos un par de días en Cap tribulation, alojados en el bungalow de una granja entre jardines. El río estaba lleno de cocodrilos. La playa de Cap Tribulation era de arena blanca y con mucha vegetación de árboles y palmeras. Por detrás de la playa se veían imponentes montañas. Era un lugar especialmente bonito. Lo disfrutamos desde el mirador, caminando y bañándonos en distintas zonas de la playa. Una delicia.








jueves, 14 de octubre de 2004

ULURU, LOS OLGAS Y KINGS CANYON

Uluru, en el centro de Australia, era el monolito más grande del mundo, con 9km de contorno, 348m de altura y 2,5km bajo tierra. Uluru era el nombre aborigen de la roca; los europeos la bautizaron como Ayers Rock. Leímos que era una roca sagrada para los aborígenes australianos. Era Patrimonio de la Humanidad.

Yulara era un pueblo artificial que se creó como base para visitar el Parque Nacional de UluruLlegamos desde Alice Springs, en un trayecto de bus de seis horas. El pueblo era pequeño y dedicado al turismo. Tenía un centro comercial con carpas, imitando las tiendas del desierto.


La roca estaba formada por piedra arenisca y se veía de color rojo y anaranjado según la luz del sol. La rodeamos con el autobús y observamos que no era tan compacta como parecía: tenía cuevas y diferentes oquedades, casi como cráteres que le daban un aspecto misterioso. Gente de todo el mundo veníamos a verla. Paramos en el Centro Cultural Aborigen. Además, teníamos información del Museo Aborigen de Darwin, y de la guía de la Lonely Planet. 

Estábamos deseando rodearla a pie. Seguimos un camino marcado que llamaban Liru, acercándonos a la base. Vimos más de cerca la gran roca y sus oquedades. Un grupo de cuevas tenía la forma de un cráneo, destacando más oscuro sobre la pared. Otras cuevas parecían ventanitas. Cuando fuimos en 2004 advertían de que por respeto a la cultura aborigen era mejor no realizar la ascensión a la roca. Nosotros no subimos, pero vimos gente que lo hacía. Posteriormente, no se permitió la ascensión.



Luego recorrimos el camino Mutyulu hasta llegar a una pequeña piscina natural, considerada sagrada, por lo que el baño estaba prohibido. Cuando llovía el agua caía por la roca formando torrentes y pequeñas cascadas. Se distinguían en la pared la huella oscura de los torrentes de agua. Decían que era todo un espectáculo ver Uluru bajo la lluvia o con una tormenta eléctrica. Aquel día el cielo tenía un azul intenso, sin una sola nube. 

El plato fuerte fue la puesta de sol, que contemplamos con una copa de vino blanco en la mano, cortesía de la agencia. El color rojizo cambió a tonos anaranjados y ocres, con matices malvas. Poco a poco se fue difuminando y la roca quedó rosa azulado.

Otro día hicimos una excursión a las formaciones rocosas que llamaban Kata Tjuta o Los Olgas, en honor a la esposa de Amadeo I. Estaban a 30km de Uluru. El Monte Olga era 200m más alto que Uluru. Era el mismo tipo de roca arenisca, con tonalidades anaranjadas, rojas y doradas. Dimos un paseo por el que llamaban Valle de los Vientos, guiados por un ranger. Seguimos el sendero de tierra roja hasta cruzar un puente y subimos por un camino rocoso por la garganta. Llegamos a una abertura entre dos masas de roca, desde donde podía contemplarse el paisaje de verdes árboles




El tercer día hicimos otra excursión por el Kings Canyon. El cañón tenía forma de herradura, era de piedra arenisca y tenía 100m de altura. Hicimos un recorrido de 7,5km en tres horas y media. Subimos por un lado, lo rodeamos y descendimos por el otro extremo. Nos asomamos al borde del precipicio e incluso nos tumbamos extendidos al filo del vacío. Llegamos hasta el que llamaban el Jardín del Edén. Había una piscina natural con poca agua, de un color verde oscuro. La rodeaban árboles y una palmera. Lo contemplamos desde una plataforma de madera. 







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