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jueves, 19 de mayo de 2022

MOSAICOS Y TUMBAS REALES




Empezamos el viaje por Chipre en la ciudad de Pafos, junto al Mediterráneo. Uno de sus lugares de interés eran las Tumbas de los Reyes, a solo 2km de la ciudad en un paseo por la playa. Era una necrópolis de gran valor histórico y arqueológico, influenciada por la tradición del antiguo Egipto. En realidad no eran tumbas de reyes, sino de aristócratas y altos cargos. El conjunto de tumbas subterráneas empezó a utilizarse en el s. IV a.C.

En el extenso recinto había siete tumbas excavadas, con nichos, columnas y estancia típicas de los periodos romano y helenístico. La más impresionante era la tumba nº5, con un atrio abierto bajo el nivel del suelo, rodeado de 12 columnas. Algunas nos recordaron las iglesias subterráneas de Lalibela en Etiopía. Estaban consideradas Patrimonio de la Humanidad. 



 


Otro de los tesoros arqueológicos más importantes de Chipre era el Arqueologycal Site of Nea Paphos. Considerado Patrimonio de la Humanidad. La ciudad antigua de Pafos databa del s. IV a.C. y los restos abarcaban 2000 años. Fueron desenterrados en 1962 por un agricultor mientras araba, y todavía quedaban partes por excavar. Era un gran recinto junto al mar.

Lo primero que vimos fueron los preciosos mosaicos de las casas romanas. La Casa Aion, tenía una entrada con mosaicos geométricos y 6 paneles representando a Casiopea y Dyonisos con sus ninfas. Aion era el dios del tiempo eterno.


La Casa Theseus era la mansión de un procónsul romano. Tenía escenas mitológicas de Teseo y el Minotauro, el nacimiento de Aquiles y su primer baño, con ánforas.

La Casa Orpheus tenía mosaicos de Hércules con el león Nemea y una amazona con su caballo. La joya de la corona era la Casa Dyonisos, la más grande y con más mosaicos. Representaban el Rapto de Ganimedes (el joven pastor copero de los dioses), por Zeus, transformado en águila. Otros mosaicos eran las Cuatro Estaciones con caras y representaciones antropomórficas, Scylla (el monstruo mitológico con parte de mujer, de pescado y perro, hecho con mosaicos redondos), Fedra e Hipólito con su perro, Narciso, un pavo real, escenas de caza con un tigre…




Los mosaicos formaban bonitas cenefas y dibujos geométricos con formas de triángulos, doble cruz, la estrella de Salomón, incluso una cruz gamada. Todos eran preciosos, muy elaborados y conservaban sus coloridos pigmentos pese al paso del tiempo.



En el mismo recinto arqueológico estaba el Anfiteatro Odeón del s.II a.C, con forma semicircular y muy cerca del Faro blanco de Pafos. Por último vimos la Fortaleza Saranta Kolones, en ruinas por un terremoto en 1922. Fue construida por los lusignanos en el s. XII. Quedaban algunos arcos entre las ruinas.

Tanto las Tumbas de los Reyes como el Sitio Arqueológico con los mosaicos nos gustaron mucho y superaron nuestras expectativas, eran merecidos Patrimonios.





lunes, 31 de octubre de 2016

LA SAMARCANDA DE LA RUTA DE LA SEDA




Samarcanda era la ciudad más mítica de la Ruta de la Seda, una encrucijada entre China, India y Persia, ruta de mercaderes y artesanos. Tenía un pasado de más de 2750 años de historia y era uno de los asentamientos más antiguos de Asia Central, probablemente fundada en el s.V a.C.

Empezamos visitando la famosa Plaza Registán, donde varias parejas de recién casados posaban para sus álbumes familiares. La Plaza estaba formada por tres grandes madrasas o escuelas coránicas. Tenían torres con cúpulas azul turquesa. La decoración de todas las madrasas eran mosaicos con motivos florales, dibujos geométricos y versos coránicos. Una trabajo de auténtica filigrana.




Al este la Madrasa Sher-Dor, conocida como la del león, por las dos figuras de león persiguiendo a dos corderos, que decoraban su puerta de entrada. Aunque más que leones parecían tigres por su piel anaranjada y moteada. Además tenían un rostro de rasgos asiáticos en el lomo. Era extraño porque el islam prohibía la representación de hombres y animales. No encontramos explicación en ninguna guía.



La Madrasa Ulugbek estaba en la parte central. La construyó en el s.XV Ulugbek, que enseñó allí matemáticas, teología, astronomía y filosofía. Las aulas y habitaciones de los estudiantes se habían transformado en bazares de colorida artesanía (sedas, cerámica, gorros y alfombras).



La Madrasa Tilla Kari situada a la izquierda estaba decorada con oro, símbolo del poderío y esplendor de Samarcanda en los tiempos en que fue construida. Impresionaba la cúpula interior y las paredes recubiertas de oro deslumbrante. 

Todas las madrasas tenían patios interiores con árboles que ofrecían sombra, y algún patio o repisa de piedra donde admirar el detalle de los mosaicos y reposar agradablemente (algo que agradecíamos dada la temperatura de 40º. Al atardecer las piedras centenarias se tiñeron de una tonalidad dorada. Salimos del recinto impregnados de historia, belleza y sabor islámico.



© Copyright 2016 Nuria Millet Gallego

lunes, 12 de mayo de 2008

EL MAR MUERTO Y LOS MOSAICOS


























Desde Ammán, la capital jordana, hicimos una excursión al Mar Muerto. Estaba a 400 metros bajo el nivel del mar. Tenía unos 65km de largo y entre 6 y 18km de anchura. Ningún pez podía vivir en él por su elevada proporción salina: un 30% de sal por litro, ocho veces superior a la de los océanos. Lo contemplamos desde el Monte Nebo, donde Moisés vio la Tierra Prometida, a la que no se le permitió entrar.

El acceso a la playa tenía varios parasoles, con piscinas y duchas. Pronto comprobamos la salinidad del mar al bañarnos. Era cierto que se flotaba con facilidad, el cuerpo tendía a ascender a la superficie como si levitara. Se elevaban las piernas y los talones sobre la superficie. Teníamos alguna rozadura en los pies y escocía levemente. Las mujeres jordanas se bañaban vestidas y con el pañuelo cubriendo su cabeza. En un tramo de la playa ofrecían la posibilidad de untarse con lodo del Mar Muerto, con propiedades terapéuticas. El lodo era oscuro, casi negro, y tenía un olor especial. Nos lo pusimos hasta en la cara, parecíamos aborígenes, y estuvimos rebozados en barro un buen rato. Luego nos dimos otro refrescante baño.


Tras el baño visitamos Madaba, una pequeña población jordana famosa por sus magníficos mosaicos bizantinos. Y era el núcleo cristiano más importante del país, las iglesias convivían con las mezquitas, en un ejemplo de tolerancia religiosa. En el Parque Arqueológico vimos los primeros mosaicos, y nos sorprendió su estética y cromatismo. El mosaico más antiguo de Jordania era del s.I a.C. Habían sido parte del suelo de villas y de Iglesias, y se descubrieron en las excavaciones. Algunos eran enormes, como las estancias que debían adornar. 



Nos gustaron especialmente los mosaicos de la Iglesia de Elías y el de la Sala de Hipólito, en el que aparecía Afrodita, con el busto desnudo junto a Adonis, azotando en el culo a un ángel alado, Eros. En el recinto había una escuela de restauración de mosaicos. En la Iglesia de los Apóstoles había la figura de Thalassa, alegoría del mar, rodeada de peces y un pequeño pulpo.





























Luego fuimos al Batisterio, el lugar donde fue bautizado Jesús, que en la Biblia se llama Betania. Formaba parte de un camino de peregrinación. Llegamos andando hasta el río Jordán, en aquel tramo apenas tenía 5 o 6 m de anchura. El Jordán era la frontera entre Jordania e Israel. En la otra orilla vimos una bandera israelita. Metimos los pies en el agua, del Mar Muerto al río Jordán.