lunes, 31 de octubre de 2016
LA SAMARCANDA DE LA RUTA DE LA SEDA
viernes, 11 de octubre de 1991
LA MEZQUITA DE DJENNÉ
En el viaje por
Mali, atravesando el árido Sahel, no esperábamos encontrar pistas
inundadas por la lluvia. La pista que llevaba a la ciudad de Djenné fue
infernal, estaba inundada a tramos o llena de grandes charcos que procurábamos
evitar, con lo que el viejo Land-Rover se ladeaba e iba dando bandazos. Y eso
que no era temporada de lluvias, la gente comentaba que hacía años que no
llovía en esas fechas.
Atravesamos una Puerta de Entrada a la ciudad y fue como entrar en un agujero del tiempo. Parecía una ciudad medieval, y el ambiente de sus calles parecía conservarse desde entonces. Djenné nos impresionó. Estaba ubicada en una isla que formaba el Delta del río Niger. Todas las casas estaban hechas de adobe, con azotea en la parte superior. Unos cuantos árboles salpicaban la plaza y las calles.
La Mezquita de
Djenné fue construida en 1906, aunque la primera se construyó en el s.XII.
Era el edificio sagrado de barro más grande del mundo, hecho de una sola pieza,
con una estructura de más de 5000m. Era un ejemplo de estilo islámico y arquitectura
sudanesa tradicional. Considerada junto al casco antiguo de Djenné como Patrimonio
de la Humanidad.
Las paredes exteriores estaban decoradas con estacas de madera llamadas toron, que también sirven de andamios para las reparaciones. Toda la comunidad participaba en el mantenimiento de la mezquita en un festival anual. La Mezquita tenía varios torreones con agujas o pináculos en forma de cono en la parte superior de cada minarete. Entramos en la sala de oración, con 90 pilares, poca luz y suelo de tierra arenosa, El muro de oración, llamado quibla, estaba orientado a La Meca. Había una zona reservada a mujeres.
El Imam nos acompañó a la azotea. Subimos por unas escaleras exteriores. La azotea tenía múltiples orificios acabados en montículos con tapas de barro; impedían la entrada de la lluvia y también eran el sistema de ventilación de la Mezquita cuando el aire interior era demasiado caliente. Contemplamos desde allí las vistas de Djenné.
La casa más antigua de la ciudad tenía unos 200 años. Su puerta tenía doble entrada para proteger la vivienda de las tormentas de arena. Nos dijeron que algunas viviendas tenían hasta siete entradas sucesivas para evitar la molesta arena.
martes, 1 de octubre de 1991
BANI Y SUS MEZQUITAS
En octubre de 1991 viajamos a Burkina Faso. Iniciamos la ruta desde la capital Ougadogou, también llamada Uagadugú. Acampamos en la aldea de Koupela, donde encontramos a uno de los jefes tocando el tambor con unos amigos. Los saludamos y nos sentamos con ellos en el suelo. Inmediatamente se formó un grupo de gente que nos rodeó. Nos dieron la mano y nos ofrecieron cerveza de mijo, que llamaban dolo, en un cuenco hecho de calabaza. Al día siguiente seguimos ruta hacia Bani.
El pequeño pueblo
de Bani, en la región del Sahel, estaba hecho de casas de adobe, barro y madera. Allí visitamos siete
mequitas de adobe que construyó un santón con ayuda del pueblo en la década de los años 60. La Gran
Mezquita, la primera que se construyó, era espectacular. En su fachada se
apreciaban unas figuras, unas con los brazos hacia arriba, otras hacia
abajo. Representaban las posiciones de los fieles musulmanes al rezar. Todas las Mezquitas eran muy bellas, doradas,
tenían torres con ventanucos, cenefas y dibujos geométricos hechos con
orificios en las paredes. Eran auténticas filigranas.
Como eran de barro
cada año tenían que reparar los desperfectos causados por las escasas lluvias. las tormentas de arena y
la erosión del sol y el viento. En algunas torres había estacas de madera para alcanzar la altura para
poder repararlas. En otras zonas del pueblo vimos ladrillos de adobe secándose al sol.