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viernes, 15 de noviembre de 2024

EMIRATOS RAK, UMM Y AJMÁN

 

Ras Al-Khaima era el emirato más septentrional, abreviaban su nombre como RAK. Llegamos en autobús desde Sharjah. Estaba todo muy disperso, con edificios altos y medios, descampados entre ellos y muchas carreteras y desvíos. No era una ciudad amable para el peatón. Visitamos el Fuerte y el Museo.

El Fuerte Dhayah estaba a 32 km de la ciudad. Estaba sobre un montículo y para llegar había que subir 233 escalones, los contamos. Era un fuerte sencillo de dos torreones con almenas. Lo bonito eran las vistas de las áridas montañas y los oasis de palmeras.

El Museo Nacional de Ras Al-Khaima tenía sección arqueológica con hallazgos de alfarería en yacimientos y nichos funerarios. Nos gustó más la parte etnográfica, que exhibía mobiliario antiguo, joyas, objetos domésticos como radios, ventiladores o juguetes, algunos donados por los jeques. Había una sección de armas con rifles con adornos de plata en la culata y pistolas de duelo. 



La Mezquita Mohammed bin Salim era la más antigua de RAK. Estaba hecha de coral y piedras de la playa, alisadas con una capa de yeso. Era sencilla, sin minaretes, y de planta cuadrada con porche. En el interior tenía un “bosque de columnas”, según la descripción de la guía Lonely Planet. Contamos filas de 6x7, unas 42 columnas.


Los Emiratos Ajman y Umm Al-Qwain eran los más pequeños de los siete emiratos. Umm Al-Qwain estaba ubicado en una península de 12km, alrededor de una laguna salpicada de islas. Leímos que tenía ambiente retro, y en él se podía ver como serían los emiratos si no tuvieran petróleo. Pero en realidad no vimos un emirato muy diferente de los otros, con sus grandes edificios dispersos y sus carreteras.

Visitamos el Fuerte de Umm Al-Qwain, con museo en su interior. Tenía un dhown en el patio con palmeras. En una sala reproducían un zoco con tiendas de cereales, sastres y café. También había cocina, con sus teteras y cacharros, y sala con divanes. Um Al-Qwain tenía poco más que ver, aparte del paseo marítimo de La Corniche.



En el Emirato Ajmán fuimos directos al Museo de Ajmán en un bonito Fuerte del s. XVII. Tenía cañones en el exterior, y torreón con doble escalinata en el patio. Las salas exhibían objetos etnológicos, arqueológicos, armas (fusiles, dagas, recipientes para la pólvora). Había salas con maniquíes reproduciendo la vida cotidiana: en la escuela, cocina, dormitorios. Informaban sobre los beduinos del desierto y su forma de vida, sobre camellos, caballos y jaimas. Nos pareció interesante la sección dedicada a la medicina tradicional. Hasta 1950 no hubo un hospital en Ajman. También exhibían instrumentos musicales, sala de radiotelégrafos, etc. Fue el museo ubicado en un fuerte más completo e interesante.



En Ajmán paseamos por el Zoco Saleh, con tiendas de abayas negras, de colores y con brilli-brilli. Grupos de dos o tres mujeres con abayas negras se entretenían mirando ropa. Luego vistamos el Zoco del Oro, tiendas de sastres, farmacias, barberos…Las casas eran bajas, sin rascacielos, y había más ambiente en las calles. Nos resultaba más agradable.

Llegamos a La Corniche y vimos la playa de Ajmán, pero el paseo estaba vallado por obras. Volvimos caminando por un barrio con mucho ambiente de pakistaníes el principal grupo de emigrantes trabajadores. Había un mercado de frutas y verduras, y vendían sandía en trozos. Era el casco antiguo de Kerama. Al atardecer, escuchamos el canto del muecín desde la mezquita, como cada día. Los emiratos Árabes habían tenido muchos cambios en sus poblaciones, pero esa llamada del muecín a la oración permanecía invariable.




miércoles, 13 de noviembre de 2024

EMIRATO FUJAIRAH


Desde la ciudad de Fujairah fuimos a visitar la Mezquita Al Bidhya, a 34km. Era la más antigua de los Emiratos Árabes. Se construyó en el s. XV, la universidad australiana contribuyó a datar la construcción. Se utilizaron materiales locales, piedras y arcilla cocida. Para entrar, el guardián me dio la abaya negra y el hiyab, el velo islámico y nos descalzamos. 

La sala de oración tenía alfombras sobre esteras, hornacinas en la pared con coranes, un  mihrab (el nicho que indicaba la dirección para rezar) y un pequeño minbar (la plataforma elevada para pronunciar los sermones). Una columna central sostenía las cuatro cúpulas de la mezquita. Había pequeñas ventanas con celosías, los orificios geométricos para permitir la ventilación.


En el exterior unas escaleras subían a dos atalayas, desde donde contemplar las vistas de las áridas montañas y el Golfo Pérsico. También se podía apreciar mejor las cúpulas superpuestas.
El Fuerte Fujairah tenía una planta imponente, sobre un montículo que dominaba la ciudad antigua de adobe. Era el más antiguo de Emiratos Árabes. Fue construido en el s. XV y logro aguantar los bombardeos de wahabitas y británicos.

Ascendimos por la escalinata y entramos en el castillo tenía un patio con dos torreones redondos con almenas, ventanucos y escaleras. Subimos, bajamos, vimos la prisión y entramos en el interior de los torreones, con techo de madera y cañas. El Fuerte Fujairah fue el que más nos gustó de los Emiratos, muy bonito y evocador de la historia árabe.


Estuvimos dos días en el Emirato Fujairah y vimos otros fuertes, fuera de la ciudad. Seguimos la carretera de la costa, con alguna isla y pueblos de casas blancas hasta la población de Dibba. Allí vimos el Fuerte Dibba. Era la Fiesta Nacional y los torreones estaban engalanados con banderas. En el interior encontramos un grupo de niñas con vestidos de fiesta.





El Fuerte Masafi se distinguía por tener un arroyo a sus pies. Y desde el torreón se tenían buenas vistas de las montañas y el palmeral.



En la ciudad de Fujairah también visitamos su Mercado de Pescado y el Zoco central con puestos de vegetales. Siempre son interesantes y coloridos. El Mercado de Pescado estaba muy limpio y pulido. En los mostradores se exhibían todo tipo de pescados, cangrejos de caparazón moteado, gambas y langostas.




Por la tarde visitamos la gran Mezquita Sheikh Zayed, del mismo nombre que la de Abu Dhabi. Era impresionante, de piedra blanca, múltiples cúpulas a diferentes niveles y cuatro altos minaretes.


El recinto estaba rodeado por algunos arbolillos y jardines. Me senté a dibujarla y contemplamos como cambiaba su tonalidad con la puesta de sol. La luna asomó por uno de los minaretes y la media luna parecía ensartarla. Era una mezquita bellísima.


miércoles, 6 de noviembre de 2024

EMIRATO ABU DHABI

 

En el viaje por los Emiratos Árabes Unidos teníamos curiosidad por conocer los siete emiratos que lo formaban, y ver la parte moderna y la parte tradicional del país, tal como era antes del boom del petróleo. Empezamos por el emirato de Abu Dhabi. 

En el Aeropuerto nos informamos sobre el autobús gratuito de Abu Dhabi Experience, pero habían pocos y no nos convenía el horario. Así que compramos el pase Hafilat, recargable para usar en transportes. Fuimos directos desde el aeropuerto hasta la Mezquita Sheik Zayed. En la mezquita había guardaequipajes gratuito. Al llegar nos registramos en unas tablets y obtuvimos el código QR para el acceso. Seguimos el código de vestimenta, abaya y pañuelo en la cabeza.

La Gran Mezquita Sheik Zayed era una maravilla. Blanca, de arquitectura tradicional con más de 80 cúpulas de mármol, cuatro minaretes de 106m de altura y 1000 pilares. Una obra maestra de la arquitectura y el diseño islámico. El recinto era enorme, rodeado de jardines y estanques. Era la Mezquita más grande del país y una de las de más capacidad del mundo, en el gigantesco patio cabía 30.000 fieles, y el interior podía albergar 2500 fieles a la vez.



Entramos por una gran arcada blanca, con hileras de pilares coronados por capiteles dorados. Las más de 80 cúpulas asomaban por todas partes, y todos los ángulos eran fotogénicos. Rodeamos el patio y sus arcadas. En las paredes de la mezquita había zonas de mosaicos esmaltados con dibujos florales, y con fuentes públicas. La antesala a la sala de oraciones tenía paredes decoradas con motivos florales y bonitas puertas con vidrieras 





La sala de oraciones era espectacular, con tres grandes lámparas colgantes con cristales de colores. La alfombra era la más grande del mundo, hecha en Irán, medía más de 5000m, pesaba 35 toneladas y contenía unos 2.6 millones de nudos. Trabajaron para elaborarla 1200 artesanos durante dos años. Una mezquita bellísima.

Al día siguiente fuimos a las Etihad Towers, dos rascacielos de cristal y acero de 300m de altura, frente al mar. Allí estaba el Observation Dek at 300, un mirador en la planta 74. El ascensor subió rápido. Abu Dhabi era una zona de islas, incluso tenía manglares. Las vistas de las islas de Abu Dhabi, los rascacielos, y La Corniche con el mar azul del Golfo Pérsico eran magníficas. Se veían los canales de agua y las lenguas de arena. 



El Palacio de Qasar Al Watan nos impresionó, era una maravilla. De granito blanco y piedra caliza con múltiples cúpulas, entre jardines con palmeras. Tras pagar la entrada, un autobús nos llevó a la entrada, porque había distancia. El interior nos deslumbró. Techos altísimos con arcos y bóvedas, columnas, vidrieras y mosaicos, con ornamentos y revestimientos de oro. Era el Palacio Presidencial, construido para las visitas oficiales, banquetes y cumbres de países.



Tenía múltiples salas, en una se exhibían los regalos oficiales de distintos países, entre ellos España. Otra sala era la Biblioteca, con más de 50.000 libros. La Sala de Recepción tenía una lámpara de araña tan grande que se tuvo que ensamblar dentro de la sala, pesaba 12 toneladas y se colgaba en un solo punto. 

En otra sala destacaba la Escultura Poder de las Palabras, una estructura ovoidal dorada, hecha con caracteres árabes. Era una de las tres esculturas del artista Mattar Bin Lahej, que transformó en arte las palabras del padre fundador de los Emiratos Árabes Unidos, Sheikh Zayed: “La riqueza no es dinero ni petróleo; la riqueza está en las personas y de nada vale si no se dedica a servir a las personas”.


Otra construcción impresionante era el hotel Emirates Palace Mandarin Oriental. Un auténtico Palacio oriental de arenisca rojiza, con 114 cúpulas y una cúpula central, con mosaicos, torreones, ventanas arqueadas en varias alturas, y rodeado de jardines con palmeras y fuentes. Tenía un gran Arco del Triunfo de entrada, que solo se abría para la realeza y personalidades. Subimos por una escalinata bordeada de fuentes. 




El interior continuaba siendo la expresión del lujo superlativo. Suelos de mármol con dibujos geométricos, vidrieras, paredes decoradas con motivos florales, pasillos con palmeras artificiales, dorados, escalinatas, estanques interiores, lámparas de araña con cristales de Swaroski y el Teatro más grande de los Emiratos, donde se representaban obras de ballets rusos, concierto de la orquesta árabe o espectáculos. La cúpula central, llamada Gran Atrio, era más alta que la cúpula de la Basílica de San Pedro de Roma. Nos impresionó por su lujo árabe y su belleza. 



El Fuerte Al Hosn era el edificio de piedra más antiguo de la ciudad, del s. XVIII, rodeado de rascacielos. Estaba restaurado, tenía varios torreones redondos y cuadrados. No pudimos ver el interior porque estaba cerrado hasta la tarde al ser viernes.

 

La Heritage Village era una reconstrucción de una aldea emiratí tradicional, con casas de adobe liso, entre jardines y palmeras. Era agradable para pasear y estaba junto al mar del Golfo Pérsico, de aguas azul verdosas. La aldea tenía pequeños talleres de artesanos: alfarería, metales, carpintería, o textiles. También exhibían joyas de platas o monedas. 

Las mujeres con las abayas negras paseaban entre las casas, y los hombres con sus túnicas blancas le daban ambiente. Había una playa preciosa, frente al sky-line de Abu Dhabi, pero estaba prohibido bañarse allí. Valía la pena ir a la aldea por la playa y las vistas. Por la noche disfrutamos con la iluminación de La Corniche y otros rincones de Abu Dhabi.