Por fin llegamos a la mítica y remota Leh, tras muchas horas de autobús desde Padum. Leh es la capital de Ladakh, a 3.520m de altitud, y rodeada de montañas con cumbres nevadas. La temperatura en mayo era de 10°, pero el sol calentaba.
domingo, 1 de junio de 2025
LEH
domingo, 3 de septiembre de 2023
LA BELLEZA DE MOSTAR
El símbolo de la
ciudad era el Stari Most (Puente Viejo), el puente otomano de un solo
arco que se elevaba más de 20m de altura sobe el río Neretva. Era
una auténtica maravilla arquitectónica, con una torre defensiva en cada
extremo. El original fue construido en 1567 por orden de Suleimán el Magnífico.
Durante más de 400 años el puente sobrevivió a todo tipo de conflictos, incluida
la II Guerra Mundial. Pero en 1993 el ejército croata lo destruyó durante su
enfrentamiento armado con los bosnios musulmanes. Lo que veíamos era una
réplica.
La Mezquita
Koski Mehmed Pasha. El interior era bonito con el mirhab adornado con
celdillas, vidrieras de colores, alfombras, atriles y un púlpitos con escaleras
rematado por un capitel triangular. Subimos los 86 peldaños de piedra de una
escalera caracol para llegar a la parte alta del minarete. Las vistas de
Mostar, los tejados rojos sobre el verdor, el rio de aguas esmeralda y el Puente
eran magníficas. Desde el jardín de la Mezquita también había buenos ángulos
para fotografiar la ciudad.
Cruzamos el puente y bajamos a la plataforma de madera para verlo mejor. El paisaje de la ribera del río Neretva estaba salpicado de casas asomadas al curso de aguas verdes. Dimos un paseo en una barca zodiac recorriendo ambos lados del puente y viendo sus diferentes perspectivas.
Vimos como se lanzaban en picado varios chicos bronceados. Primero despertaban la expectativa paseando por el borde exterior de la barandilla del puente, indiferentes a la altura y provocando exclamaciones de los espectadores. Luego pasaban la gorrita y cuando consideraban que era suficiente, se lanzaban en picado al vacío, una caída vertical impresionante hasta que se sumergían en las aguas verdes. Un espectáculo en un escenario histórico y precioso.
Visitamos la
Casa Museo Katjaz, de estilo otomano, la mejor conservada de Herzegovina y
declarada Patrimonio de la Humanidad. Tenía varias habitaciones decoradas
con coloridos kilims, divanes, cojines, teteras, utensilios de cocina, trajes
de época, paños de mesa bordados y todo tipo de detalles. Había hornacinas en
la pared con objetos como una plancha de hierro. Nos gustó el mobiliario de
madera: armarios, grandes baúles, mesas bajas redondas y hasta una cuna.
La planta superior presentaba la típica distribución turca con dormitorios separados para las mujeres, que tenían una gran sala de estar con ventanales y divanes, donde recibían a los invitados y se entretenían. Los hombres se alojaban en el lado sur de la casa, pero el cabeza de familia podía visitar cuando quisiera a sus numerosas esposas. La preferida tenía una habitación más grande y decorada con más lujo. Un ambiente muy oriental y una visita muy interesante.
Al pasar de la orilla oeste a la orilla este se atravesaba simbólicamente el antiguo cruce entre Oriente y Occidente. Allí estaba el Old Crooked Bridge, otro puente antiguo de piedra arqueado más pequeño. Muy coqueto y rodeado de vegetación verde.
La otra Casa
Museo otomana era la Bescovic, construida sobre altos pilares junto al río.
Los anexos de la casa estaban destrozados, pero la parte restaurada nos
encantó. El patio de entrada tenía plantas, flores y una fuente hecha con
varias teteras de bronce. En el porche de la casa había divanes con cojines
para sentarse y contemplar el jardín.
En el piso
superior había una sala circular para recibir invitados, con varios ventanales
arqueados, mesas hexagonales de madera labrada con los servicios de café y sus
cacitos de cobre. En otro espacio exhibían un telar y algún traje tradicional y
vimos los dormitorios con camas y una cuna.
Visitamos el Museo
de la Guerra y el Genocidio, del periodo 1992-1995, un tributo a la memoria de
los horrores que se cometieron, mostrado de diversas formas. Había ropa,
zapatos y objetos de la vida cotidiana de las víctimas bosnias, con carteles
explicativos de su historia. Impresionaba y emocionaba.
La Guerra de Bosnia dejó la ciudad arrasada y con la ayuda internacional se reconstruyó el casco antiguo. Cuando fuimos en 2023, todavía quedaban secuelas del conflicto y vimos algunos edificios con impactos de bala en la fachada y esqueletos de edificios, en los que la hierba crecía a través del hueco de las ventanas, como un símbolo de que la vida se abría paso. La ciudad de Mostar había renacido y su belleza era una afirmación de la vida.
viernes, 1 de septiembre de 2023
SARAJEVO
Describían a Sarajevo como una ciudad que emociona y enamora, el alma de Bosnia. Y así era. Estaba atravesada por el río Miljacka, que partía en dos la ciudad. Los edificios nobles de tonos amarillos y ocres se reflejaban en el río. Entre ellos despuntaban los minaretes de las mezquitas. Paseamos por la ribera del río admirando los bonitos edificios.
El Ayuntamiento
llamado Vijecnica era un enorme edificio de estilo mozárabe, que
fue la antigua Biblioteca de Sarajevo, que tuvo más de 1,5 millones de
libros y antiguos manuscritos. Hasta que la noche entre el 24 y 25 de agosto de
1992 fue incendiada por bombas serbias. Se quemaron millones de páginas de
historia y poesías. La fachada era espectacular, amarilla con franjas rojo
terracota, arcos, columnas y dos plantas con cinco arcos cada una. Fue construido
en 1896, durante el periodo de ocupación Austro-húngara.
Varios puentes
atravesaban el río. El más famoso era el Puente Latino de cuatro arcos
de piedra, donde tuvo lugar el asesinato del Archiduque de Austria Franz Ferdinand
en 1914, por un serbio bosnio de ideología nacionalista, que desencadenó la I
Guerra Mundial. El Puente Skandarija era llamado Puente del Amor, que ya
no tenía candados. Era original el Puente Festina Lente, con un bucle
central. Debía su nombre al latín “apresúrate lentamente”, frase atribuida al
emperador romano Augusto.
El barrio tenía calles con casas de dos plantas con tejadillos rojos. Las pequeñas tiendas estaban abarrotadas de mercancías y exhibían teteras y servicios de café de cobre rojizo. También vendían dulces árabes, baclavas, hojaldres con miel y pistachos y de otras variedades. Había patios interiores y pequeños cafés con divanes, cojines y kilims coloridos ofrecían descanso.
Visitamos la Mezquita
Gazi Husreu-beg, de 1531. Nos descalzamos y me cubrí la cabeza con un
pañuelo. Era la más grande de Bosnia y debía su nombre al gobernador regional de
la época, que fue uno de los hombres de confianza del Sultán Suleimán el Magnífico
y contribuyó al desarrollo de Sarajevo. La Mezquita tenía una cúpula y un
minarete de 47 m de altura. El interior tenía cúpulas azules con estrellas y
alfombras con motivos geométricos. En el patio tenía una fuente protegida con
una estructura circular de madera con tejadillo, y dos mausoleos grandes con
cúpulas de personajes notables.
Frente a la Mezquita estaba la Madrasa Gazi Husrev Beg, la primera escuela islámica. Tenía varias habitaciones alrededor de un patio con fuente central. Cada , sobresalían del tejado como pequeños minaretes entre cúpulas. En cada sala había un museo con pinturas de miniaturas otomanas, fotografías y libros islámicos. En una de las salas vimos un audiovisual sobre Gazi Husrev-beg, el personaje histórico y héroe de la ciudad, y la historia de la Madrasa y de Sarajevo. Interesante.
Curioseamos el Bazar Bezistán en un antiguo recinto con bóvedas y cúpulas. Vendían joyería, teteras y cazos de cobre para café, textiles, imanes y otros souvenirs. También visitamos el Mercado Markato, con sección de quesos salados y carnes secas y ahumadas tipo cecina, que olían muy bien.
Por allí estaba la
Catedral de Sarajevo (Catedral del Corazón de Jesús), construida bajo el
Imperio Austro-Húngaro en el s. XIX. El exterior era imponente con dos
campanarios de 43m de altura y fachada decorada con un rosetón. El interior era
bonito, con altares con esculturas, un púlpito cubierto con relieves, varios
frescos de grandes dimensiones con escenas de la Biblia y vidrieras. Cerca
estaba la Catedral de la Natividad de la Madre de Dios, amarilla con
torreones negros y la antigua Iglesia Ortodoxa.