En Benín nos despertó la curiosidad una región donde las casas eran
conocidas como "castillos africanos". Desde Natittingou, al norte del país, abreviada Nati, visitamos varios
pueblos y conjuntos de "tata somba". "Tata" significaba casa. Pero la
palabra "Somba" era peyorativa y podía resultar ofensiva. Así que la
denominación políticamente correcta era País
Otamari.
Las casas somba, o
mejor las "tata otamari",
eran construcciones de adobe tipo fuerte, con torretas de arcilla y pináculos
de paja. Tenían dos plantas. La planta baja se utilizaba como vivienda
para cocinar y dormir, y para guardar el ganado. La planta superior tenía un
patio en la azotea, utilizado como granero, para secar el grano al sol y dormir
al fresco.
Entramos en varias
casas y las familias hicieron de excelentes anfitriones mostrándonos sus
hogares, ante el regocijo de los niños. Algunos hombres tenían escarificaciones en la cara. Vimos una
mujer mayor con un pearcing de cuarzo
blanco triangular incrustado en la barbilla. Eran animistas y tenían fetiches variados colgados en la puerta y en las
paredes de adobe: cuernos de animales, calabazas, calaveras, mandíbulas...
También colgaban ramas de cereal seco y maíz.
El paisaje estaba
dominado por el color rojizo de la tierra y las casas. Había grandes baobabs, con troncos enormes de varios
metros de diámetro. Los huertos aportaban su verdor y los niños correteaban por
todas partes. Eran unas casas peculiares, realmente curiosas, casi como la
fantasía de un cuento.
© Copyright 2016 Nuria Millet Gallego