jueves, 14 de enero de 2016
LOS CASTILLOS AFRICANOS DE BENÍN
viernes, 16 de octubre de 1998
EL PARQUE NACIONAL MAGO
Desde Jinka visitamos el Parque Nacional Mago, donde vivían gentes de la etnia Mursi. Fuimos con todoterreno por pistas embarradas. En la temporada de lluvias aquellas pistas eran intransitables. Además, cruzamos cauces de pequeños arroyuelos, que seguramente bajarían como torrentes crecidos.
El Parque Mago era
zona de moscas tsé-tsé. Pensé en como se diferenciarían de otros moscardones,
pero en cuanto las vi no tuve dudas. Empezaron a aparecer amenazadoramente en
forma de nube alrededor del coche, y aunque cerramos las ventanillas no pudimos
evitar que entrara alguna. Empezamos a matarlas con la guía de Etiopía, que era
gorda. El mapa también servía de matamoscas, aunque la guía era más eficaz. Las
moscas revoloteaban entre nosotros, y mostraron una marcada preferencia por la
cabeza de nuestro guía. El tramo con moscas tsé-tsé duró más de dos horas,
luego se esfumaron.
Después de más de tres horas de mala pista, calor sofocante y agobiantes moscas tsé-tsé, llegamos a un río. Allí había mujeres mursi y algún niño. Al para y bajar del coche aparecieron más. Llevaban platos de arcilla insertados en el labio inferior. Algunos eran de un diámetro de unos 10cm. No queríamos ni imaginar lo doloroso que debía ser el proceso de dilatación de la piel del labio. Vimos como una de ellas se lo sacaba y quedaba un colgajo de labio. Resultaba bastante impactante. Para los mursi, según su tradición, el plato era un ornamento que embellecía a las mujeres.
Encontramos un grupo de hombres mursi que iban de caza, según nos dijeron. Llevaban algún fusil a la espalda. Sobrevivían con la caza y la agricultura. Tres de ellos iban totalmente desnudos. Era curioso que no se protegiesen ni los genitales. Hasta en Papúa Nueva Guinea se protegían el pene con una vaina de calabaza. Fue un breve contacto. Todos nos sonrieron y nos miraron con curiosidad, como nosotros a ellos.
martes, 29 de octubre de 1991
LA MANO DE FÁTIMA
En la ruta por Mali
quisimos ver la formación rocosa llamada Mano de Fátima, a pocos
kilómetros de la población de Hombori. Era imponente y anaranjada, en
medio del paisaje del Sahel, con picos como dedos elevándose hacia el
cielo. Llegamos al atardecer y montamos el campamento con las mosquiteras a los
pies de la Mano de Fátima.
La Mano de Fátima, que daba nombre a la formación rocosa, era un símbolo de protección y buena suerte en varias culturas de África del Norte y Medio Oriente. La pared de escalada tenía 625m de altura, pero nosotros solo pretendíamos caminar Al día siguiente subimos hasta la hendidura central de la montaña. Contemplamos el paisaje anaranjado del Sahel, vimos un pequeño poblado y volvimos a bajar rodeando la mano, mientras el sol nos castigaba.
En los alrededores
había algunos poblados de la etnia Peul, también llamados Fulani, el
pueblo nómada y pastoril más grande del mundo. También habitaban en
Guinea, Camerún, Senegal, Níger, Burkina Faso, Benín, Mauritania, Sierra Leona,
Togo y Chad. Las mujeres peul tenían tatuajes faciales característicos y algunas escarificaciones.
El entorno era el
paisaje del Sahel, muy árido. Tenían chozas bajas y subsistían con
pequeños rebaños de ovejas y cabras, y muchas carencias. Otros poblados tenían
ganado vacuno, aunque no los vimos. Al llegar a uno de los poblados nos
ofrecieron leche en el cuenco de una calabaza. Flotaban varias moscas en la
superficie del cuenco y el anfitrión las retiró cuidadosamente con su mano.
Nosotros les ofrecimos carne en lata. Fueron muy amables y generosos con
nosotros, y nos dejaron entrar sus viviendas y conocer su forma de vida.