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sábado, 2 de septiembre de 2023

EL PUENTE DE VISEGRAD

 

El trayecto en barco por el río Drina acababa en Visegrad, donde desembarcamos. Visegrad era una población perteneciente a la República Srpska, una parte de Bosnia Herzegovina, ubicada en la confluencia de los ríos Drina y Rzav. Fue fundada en el s.XV y poco después la región acabó en manos del Imperio Austro-Húngaro.

El Puente Mehmed Pasha Sokolovic era una obra maestra de 11 grandes arcos y 180m de longitud, que cruzaba el río Drina. Era la imagen clásica de Visegrad y estaba considerado Patrimonio de la Humanidad. Fue construido en 1577 por encargo del Gran Visir Otomano Mehmed Pasha, era originario de Bosnia. 





Nos sorprendió la anchura del puente, unos 6m. El pilar central llamado Kapia, tenía inscripciones y frente a él había una especie de balcón de piedra con asientos, sobresaliendo sobre el río. Allí se reunían los locales antaño, a charlar y contemplar el curso del rio.

Cruzamos a la otra orilla del puente y subimos unas escaleras de piedra en la montaña hasta un mirador. Las vistas de la ciudad, del río de aguas verde intenso y el recodo del puente eran una maravilla.

Luego nos instalamos en una terraza frente al puente y contemplamos el curso del río y el paso de algunas barcas amarillas. Comimos ensaladas y burek, el hojaldre relleno de queso, que también podía rellenarse de carne.


 

Una escultura rendía homenaje al escritor Ivo Andric, Premio Nobel y autor de “El puente sobre el río Drina”, cuya lectura nos impresionó. Explicaba la historia del puente desde su construcción en el s.XVII y durante cuatro siglos de conflictos, guerras, etapas de paz, anécdotas y amoríos. El Gran Visir también tenía otra escultura de bronce verde.

Paseamos por el barrio Andriegrad, un proyecto del director de cine Emir Kusturica, que tenía previsto rodar parte de la adaptación de la novela. El barrio tenía calles empedradas, varias torres, fuertes, esculturas, la Iglesia Ortodoxa con sus cúpulas y la Mezquita Careva con un puntigagudo minarete. La mezquita fue incendiada por los serbios en 1992 y se reconstruyó tras la guerra de Bosnia, como símbolo de un nuevo comienzo.








viernes, 1 de septiembre de 2023

NAVEGANDO POR EL RÍO DRINA


Una etapa del viaje por Serbia fue Bajina Basta, una pequeña población a orillas del río Drina. Era una buena base para visitar el Parque Nacional Tara y el Monasterio de Raca. Bajina Basta también era conocida por la Casa en el río Drina, una cabaña de pescadores, sobre un roca aislada en medio del río. Fue construida en 1968 y las aguas del río la arrastraron en varias ocasiones, pero la gente siempre la devolvía a la roca. Las vistas de los alrededores eran preciosas con el agua verde y muy calmada reflejando como un espejo la vegetación de las orillas. Había una plataforma con mirador y un pequeño muelle con barcas.


El Monasterio de Rača estaba a solo 7,5km de Bajina Basta. Fue fundado a finales del s.XIII por el rey serbio Stefan Dragutin. Tenía un cuerpo central, la Iglesia, una torre y las habitaciones de los monjes alrededor. En él se enterraban las personalidades más destacadas y sus 300 monjes-escribas copiaban y traducían las principales obras literarias de la época. Durante la II Guerra Mundial, el monasterio de Rača albergó el Evangelio de Miroslav, un manuscrito del s.XII que vimos en el Museo Nacional de Belgrado.

Entramos en la Iglesia con un elaborado iconostasio y muros cubiertos de coloridos frescos. Vimos un monje ortodoxo con larga barba blanca y vestido con túnica negra. En el exterior el jardín estaba muy cuidado y con flores. Se respiraba tranquilidad.






Desde Bajina Basta (Serbia) navegamos el río Drina hasta la población de Visegrad, en Bosnia. Embarcamos en el Sidro Grizzly Floating Restaurant, en el Lago Perurac, a 16km de Bajina Basta. Dos policías dentro del barco nos pidieron los pasaportes y los sellaron, ya que íbamos a cruzar la frontera fluvial.

El Lago Perurac era artificial, fue creado en 1966 por la construcción de una presa en el río Drina, para alimentar una planta hidroeléctrica. Se convirtió en uno de los lugares favoritos de los visitantes del Parque Nacional Tara. Al zarpar vimos alineadas en la ribera numerosas casas flotantes de madera, con barcas de recreo.


El río Drina tenía 346km de longitud y formaba uno de los cañones más profundos del mundo, con alturas superiores a los 1000m. Era la frontera natural entre Serbia y Bosnia. El paisaje era espectacular. Las verdes montañas se reflejaban en las aguas calmadas. 

En la parte más estrecha el cañón tendría unos 30m. Algunas barcas pequeñas navegaban y en las orillas se veían patos y pescadores de caña. El primer tramo navegamos por el Lago Perurac, luego nos metimos por el cañón unas dos horas, y el pasaje se abrió al acercarnos a Visegrad. 





Antes de llegar pasamos por el Memorial Stari Brod, dedicado a los más de 6000 serbios y bosnios que fueron masacrados por fuerzas de la Utasha, el grupo fascista que gobernó Croacia con apoyo de Hitler, en 1942. El Memorial fue inaugurado en 2008, era un grupo de esculturas medio sumergidas en el agua, junto a una Iglesia y un Museo. Era un homenaje original y sentido. Ahora había paz y la belleza ganaba la batalla. 


miércoles, 30 de agosto de 2023

LOS MEANDROS DE UVAC

 

Desde Sjenica, en Serbia, fuimos a la Reserva Natural de Uvac. Nos dirigimos al Mirador Molitva, con vistas panorámicas sobre el río Uvac. El río Uvac tenía 115km de longitud y atravesaba el sudoeste de Serbia hasta unirse al río Lim, después de formar durante unos kilómetros la frontera natural con Bosnia-Herzegovina. Su tramo más interesante estaba protegido por la Reserva Natural de Uvac, creada en 1971, con una superficie de 75km2. Incluía un profundo cañón navegable por todo tipo de embarcaciones. Vimos algún barco pequeño surcando el agua.


Lo bonito era que formaba unos meandros muy pronunciados, unas curvas espectaculares. Eran lenguas de terreno verde que serpenteaban por el rio. La lástima era que estaba nublado y el agua estaba oscura, no lucía el color verde intenso que habíamos visto en fotos. Aún así, el río era un espejo y el paisaje muy bello y único, una maravilla natural.


La Reserva del Uvac Canyon estaba habitada por la colonia de buitres leonados más grande de Europa, superando los 500 ejemplares. Vimos tres o cuatro buitres, sobrevolando por encima de nosotros. 

Caminamos hacia otro mirador cercano, el Meandri Uvca. Las paredes del cañón revestidas de verde vegetación seguían el cauce del río. Cada curva formaba un dibujo diferente, un capricho de la naturaleza. Disfrutamos de las magníficas vistas de los meandros de la Reserva Natural Uvac.



jueves, 15 de septiembre de 2022

NAVEGANDO POR EL DELTA DEL DANUBIO

 

Desde Tulcea cogimos un barco por el río Danubio, hasta Sulina, en el corazón del Delta. Fue un trayecto de cuatro horas, y nuestro primer contacto con el río de aguas verdosas. Las orillas tenían vegetación, pero también tramos donde habían talado los árboles. Nos cruzamos con grandes barcos cargueros, uno de Panamá, que hacían sonar la bocina. También bajaban pequeñas embarcaciones. Sulina era una población aletargada, sin turistas. Tenía una bonita iglesia en las orillas del río y muchos sauces llorones. 


En Sulina contratamos una excursión en barco por el Delta del Danubio, con el Luciano, el Capitán Nemo, todo un personaje. El Delta del Danubio era el más grande y mejor conservado de Europa. Formado por marismas, pantanos, islotes de juncos y bancos de arena. Albergaba más de 300 especies de aves y 160 especies de peces. Estaba declarado Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera. 

El capitán nos mostró la Torre del Agua y la antigua fábrica de pescado del pueblo, abandonada. Había tenido una producción importante para exportar a varios países. También había barcos abandonados en las orillas, llenos de herrumbe.


Nos adentramos por un canal más estrecho y empezamos a ver los primeros nenúfares de flores blancas y amarillas. La vegetación de las orillas era una mezcla de juncos, hierbas altas y árboles que se reflejaban en la superficie verde del agua. Vimos varias aves: garzas blancas, cisnes, cormoranes, gaviotas y pelícanos con el pico naranja. Los cisnes revoloteaban y se posaban en el agua formando un reflejo perfecto con su cuello largo.



La proa del barco rompía la superficie lisa del agua, formando una estela. Plantas flotantes asomaban sus hojas verdes y amarillentas. Era un espectáculo cromático. Lucía el sol y hacía muy buen día, llegamos a los 28º. Los canales se abrían a grandes lagos: el Lago Rosso, Lago Mare y algún otro que no recuerdo. Grandes extensiones de agua que formaban un todo con el cielo con nubecillas blancas. Vimos algunas orquídeas lilas en las orillas, Luciano me regaló una. Fue un trayecto de tres horas, tranquilo y muy placentero.


Regresamos al pueblo y fuimos a la playa Sfantu Gheorghe, en el Mar Negro junto a la desembocadura del Danubio. Tenía arena blanca y parasoles de cañizo dispuestos con simetría. 

Por la tarde hicimos otra excursión en barco en dirección al mar, hacia la desembocadura del Danubio. Vimos una alta torre militar de telecomunicaciones y el Faro de Sulina. Pasamos junto a un barco naufragado, lleno de óxido. Nos adentramos en el Golfo de Musara, que parecía un gran lago de aguas tranquilas como un espejo. Sobrevolaban muchas gaviotas y algunos pelícanos. En un tramo del canal fuimos paralelos al Mar Negro. 

Vimos la puesta de sol en el Golfo de Musara. En el horizonte aparecían franjas anaranjadas entre jirones de nubes. El paisaje era especial con aquella quietud, las aguas plateadas y las aves revoloteando. Nos despedimos del Danubio y del Capitán Nemo. Al día siguiente partimos hacia la bella Bucarest.