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sábado, 4 de noviembre de 2023

SAO ANTAO, VALLE DE PAUL


El plan del segundo día en Sao Antao era hacer senderismo desde el Cráter de Cova a Paul, otra ruta de 16km. Era una ruta panorámica atravesando montañas verdes y terrazas escalonadas con cultivos.

Paramos en varios miradores y en el Paso Delgadinho, la carretera que dividía la Ribeira Grande de la Ribeira Torre. Los picos rocosos abundaban, con paisajes de gran belleza.

En el Cráter de Cova empezaba el sendero. Era un camino empedrado descendente en zigzag hacia el Valle de Paul. Al principio nos envolvió una densa niebla, pero luego se disipó.

El Valle de Paul era un mosaico de cultivos. Había plantaciones de caña de azúcar con plumeros en la parte superior, mangos, mandioca, plataneros, papayas, aguacates...era un auténtico vergel, regado por numerosos arroyuelos. Allí no faltaba el agua, como en otras islas de Cabo Verde.
Las casas tradicionales de los agricultores tenían tejadillos de cañizo, sujeto con tiras. Nos cruzamos con aldeanos cargando sus fardos a la espalda o en la cabeza. Nos saludaban con un "Bom dia" y estaban dispuestos a charlar. Comimos pescado con patatas en un pueblo del camino.
Pasamos por el pequeño Cidade das Pombas, y llegamos al pueblo de Paul, junto al mar. Fue una caminsta preciosa.


Otro pequeña aldea en un entorno precioso fue Xoxo  salpicada con picos rocosos puntiagudos y con unas cascadas. Todos los paisajes de Sao Antao eran de gran belleza.


domingo, 3 de septiembre de 2023

LA BELLEZA DE MOSTAR

De Sarajevo a Mostar había solo 12km. El trayecto fue un paisaje muy verde y montañoso. En el tramo final fuimos paralelos al río Neretva, de aguas muy verdes que reflejaban las montañas. La belleza de Mostar nos impresionó. Era la capital de Herzegovina, una región histórica que durante el s. XIII fue anexionada al Reino de Bosnia. Aunque en la práctica mantuvo un elevado grado de independencia hasta la conquista de la zona por parte del Imperio Otomano en 1482. Con los turcos Mostar prosperó y se llenó de edificios otomanos. Siguió la ocupación del imperio Austro-Húngaro. Todos dejaron su influencia, pero Mostar tenía personalidad propia.


El símbolo de la ciudad era el Stari Most (Puente Viejo), el puente otomano de un solo arco que se elevaba más de 20m de altura sobe el río Neretva. Era una auténtica maravilla arquitectónica, con una torre defensiva en cada extremo. El original fue construido en 1567 por orden de Suleimán el Magnífico. Durante más de 400 años el puente sobrevivió a todo tipo de conflictos, incluida la II Guerra Mundial. Pero en 1993 el ejército croata lo destruyó durante su enfrentamiento armado con los bosnios musulmanes. Lo que veíamos era una réplica.

La Mezquita Koski Mehmed Pasha. El interior era bonito con el mirhab adornado con celdillas, vidrieras de colores, alfombras, atriles y un púlpitos con escaleras rematado por un capitel triangular. Subimos los 86 peldaños de piedra de una escalera caracol para llegar a la parte alta del minarete. Las vistas de Mostar, los tejados rojos sobre el verdor, el rio de aguas esmeralda y el Puente eran magníficas. Desde el jardín de la Mezquita también había buenos ángulos para fotografiar la ciudad.


Cruzamos el puente y bajamos a la plataforma de madera para verlo mejor. El paisaje de la ribera del río Neretva estaba salpicado de casas asomadas al curso de aguas verdes. Dimos un paseo en una barca zodiac recorriendo ambos lados del puente y viendo sus diferentes perspectivas. 

Vimos como se lanzaban en picado varios chicos bronceados. Primero despertaban la expectativa paseando por el borde exterior de la barandilla del puente, indiferentes a la altura y provocando exclamaciones de los espectadores. Luego pasaban la gorrita y cuando consideraban que era suficiente, se lanzaban en picado al vacío, una caída vertical impresionante hasta que se sumergían en las aguas verdes. Un espectáculo en un escenario histórico y precioso.



Visitamos la Casa Museo Katjaz, de estilo otomano, la mejor conservada de Herzegovina y declarada Patrimonio de la Humanidad. Tenía varias habitaciones decoradas con coloridos kilims, divanes, cojines, teteras, utensilios de cocina, trajes de época, paños de mesa bordados y todo tipo de detalles. Había hornacinas en la pared con objetos como una plancha de hierro. Nos gustó el mobiliario de madera: armarios, grandes baúles, mesas bajas redondas y hasta una cuna. 



La planta superior presentaba la típica distribución turca con dormitorios separados para las mujeres, que tenían una gran sala de estar con ventanales y divanes, donde recibían a los invitados y se entretenían. Los hombres se alojaban en el lado sur de la casa, pero el cabeza de familia podía visitar cuando quisiera a sus numerosas esposas. La preferida tenía una habitación más grande y decorada con más lujo. Un ambiente muy oriental y una visita muy interesante.


Al pasar de la orilla oeste a la orilla este se atravesaba simbólicamente el antiguo cruce entre Oriente y Occidente. Allí estaba el Old Crooked Bridge, otro puente antiguo de piedra arqueado más pequeño. Muy coqueto y rodeado de vegetación verde.



La otra Casa Museo otomana era la Bescovic, construida sobre altos pilares junto al río. Los anexos de la casa estaban destrozados, pero la parte restaurada nos encantó. El patio de entrada tenía plantas, flores y una fuente hecha con varias teteras de bronce. En el porche de la casa había divanes con cojines para sentarse y contemplar el jardín.

En el piso superior había una sala circular para recibir invitados, con varios ventanales arqueados, mesas hexagonales de madera labrada con los servicios de café y sus cacitos de cobre. En otro espacio exhibían un telar y algún traje tradicional y vimos los dormitorios con camas y una cuna.




Visitamos el Museo de la Guerra y el Genocidio, del periodo 1992-1995, un tributo a la memoria de los horrores que se cometieron, mostrado de diversas formas. Había ropa, zapatos y objetos de la vida cotidiana de las víctimas bosnias, con carteles explicativos de su historia. Impresionaba y emocionaba. 

La Guerra de Bosnia dejó la ciudad arrasada y con la ayuda internacional se reconstruyó el casco antiguo. Cuando fuimos en 2023, todavía quedaban secuelas del conflicto y vimos algunos edificios con impactos de bala en la fachada y esqueletos de edificios, en los que la hierba crecía a través del hueco de las ventanas, como un símbolo de que la vida se abría paso. La ciudad de Mostar había renacido y su belleza era una afirmación de la vida.




miércoles, 30 de agosto de 2023

LOS MEANDROS DE UVAC

 

Desde Sjenica, en Serbia, fuimos a la Reserva Natural de Uvac. Nos dirigimos al Mirador Molitva, con vistas panorámicas sobre el río Uvac. El río Uvac tenía 115km de longitud y atravesaba el sudoeste de Serbia hasta unirse al río Lim, después de formar durante unos kilómetros la frontera natural con Bosnia-Herzegovina. Su tramo más interesante estaba protegido por la Reserva Natural de Uvac, creada en 1971, con una superficie de 75km2. Incluía un profundo cañón navegable por todo tipo de embarcaciones. Vimos algún barco pequeño surcando el agua.


Lo bonito era que formaba unos meandros muy pronunciados, unas curvas espectaculares. Eran lenguas de terreno verde que serpenteaban por el rio. La lástima era que estaba nublado y el agua estaba oscura, no lucía el color verde intenso que habíamos visto en fotos. Aún así, el río era un espejo y el paisaje muy bello y único, una maravilla natural.


La Reserva del Uvac Canyon estaba habitada por la colonia de buitres leonados más grande de Europa, superando los 500 ejemplares. Vimos tres o cuatro buitres, sobrevolando por encima de nosotros. 

Caminamos hacia otro mirador cercano, el Meandri Uvca. Las paredes del cañón revestidas de verde vegetación seguían el cauce del río. Cada curva formaba un dibujo diferente, un capricho de la naturaleza. Disfrutamos de las magníficas vistas de los meandros de la Reserva Natural Uvac.



martes, 21 de mayo de 2019

EL LAGO ORHID



La ciudad macedonia de Orhid estaba ubicada en las orillas del Lago Orhid, el lago más antiguo con 3 millones de años de antigüedad  y el más profundo con más de 300m de profundidad. Un tercio del lago pertenecía a Albania y dos tercios correspondían a Macedonia.

Orhid era conocida como la ciudad de las 365 iglesias y cuna del cirílico. Por ello también la llamaban la "Pequeña Jerusalén". Las iglesias de la era bizantina eran sus joyas. Fue obispado en el s. IX, y en los s. IV y V.  Era Patrimonio de la Humanidad.





Nos encantó desde la primera impresión. La ciudad era preciosa, con calles estrechas adoquinadas con edificios tradicionales pintados de blanco y con vigas de madera oscura. El lago azul lo rodeaba todo. Los cafés y restaurantes con sus bonitas terrazas tenían encanto.



Rodeamos el lago caminando por el embarcadero y pasarelas de madera con sauces llorones, pasando por la playa Kaneo. Fuimos hasta la Iglesia Jovan et Kaneo (San Juan Kaneo). Era una iglesia medieval de piedra rojiza sobre una colina, entre alargados árboles cipreses. Estaba situada en el acantilado, en un extremo de la ciudad. Para nosotros fue la iglesia más bonita de Orhid. Las vistas desde allí eran una maravilla.




Luego vimos otras iglesias como la Sveri Sofía y paseamos por la calle peatonal Car Semail, llena de tiendas de ropa. Llegamos hasta el Cinar, un gran árbol centenario.

Dimos un paseo en un barco pequeño. Íbamos solos con el barquero. El paisaje era espectacular. Casas escalonadas en la verde ladera y agua de un azul intenso. Llegamos hasta la Iglesia Jovan at Kaneo sobre la colina, y regresamos.


Al día siguiente subimos a la Fortaleza Samuel sobre la colina. Para llegar volvimos a pasar por Jovan et Kaneo en el promontorio, y seguimos hacia arriba por escalones de piedra y a través de un bosque de altos pinos.

Las murallas de la Fortaleza era larga y estaba restaurada, con la bandera macedonia ondeando entre los torreones. Caminamos por el perímetro interior contemplando las vistas del lago y de las casas escalonadas de Orhid. Vimos otra iglesia en la cumbre. Bajando encontramos el Anfiteatro clásico semicircular, con un escenario preparado para actuaciones.  La ciudad nos gustó mucho y fue la base para visitar el Monasterio Sveti Naum.