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miércoles, 12 de noviembre de 2025

BASRAH, LA LLEGADA A IRAK

Irak es un país de Oriente Medio con lugares de interés histórico y cultural, que teníamos ganas de conocer.  El país se divide en Irak Federal, la parte árabe, y la región del Kurdistán iraquí, con la cultura propia de los kurdos e influencias otomanas. 

Desde marzo del 2025 se necesita un Visado único electrónico a través de la web:  https://evisa.iq/en. Solicitan el itinerario y el nombre del primer hotel. Desde España, por la zona geográfica, Booking solo permitía reservar un hotel caro. En Kuwait lo anulamos y reservamos otro hotel más económico. El pago del Visado es más complicado porque no nos aceptó tarjetas de dos entidades diferentes, sólo  aceptó la Revolut. Se recibe por mail a los dos días.

Cruzamos por tierra la frontera a través de Kuwait. Desde Kuwait City fuimos en autobús a Al Jahra, y de allí en taxi al paso fronterizo Abdali, marcado por una puerta de color ocre con cinco arcos. Traspasamos la puerta con un autobús y pasamos los controles bastante rápido y sin problemas. En la parte iraquí de la frontera no hay cambistas, a diferencia de otros países. Como no tenemos dinares, la moneda local, pagamos con unos pocos dólares que llevamos un taxi hasta Basrah. Allí cambiamos y compramos una tarjeta SIM de la compañía Zain.


Basrah (Basora) es nuestra primera ciudad en Irak. Está a orillas del río Shatt al-Arab. El paseo junto al río que llaman La Corniche, se llena de familias y grupos de jóvenes paseando cada atardecer. Hay pérgolas de madera a lo largo del recorrido y puestos de comida. Nos alojamos en esa zona, en el Hotel Castle. Cruzan el río varios puentes, el más emblemático es el Puente Al-Imam Ali, conocido como Puente Italiano.

La ciudad tiene una red de canales que le dieron el sobrenombre de la "Venecia de Oriente Medio".  Además, en "Las mil y una noches" era el puerto de donde partía Simbad el Marino. Basrah tiene un Museo con exposiciones sobre la cultura de la antigua Mesopotamia y un Zoco tradicional.


Basrah es una de las principales ciudades chiíes, la población suní es pequeña y hay un grupo minoritario de cristianos asirios. Visitamos la Gran Mezquita Ali bin Abi Talib, del s. VII. Nos descalzamos y entramos por separado. Javier en la parte de hombres y yo en la de mujeres, más reducida y modesta. Encontré un grupo de mujeres y niñas aprendiendo el Corán. La maestra les enseñaba una vez a la semana. Me invitan a tomar té y galletas y conversamos un poco; la maestra sabe buen inglés.

Desde el balcón de la parte de mujeres pude hacer fotos de los hombres rezando arrodillados, con una simetría perfecta.





Por la noche iluminan algunos edificios y canales. Junto al río hay una feria con atracciones y una noria que cambia de colores.





Al día siguiente desde Basrah pactamos precio con un taxista para ir a ver la Confluencia de los ríos Eúfrates y Tigris, el Árbol del Conocimiento y las Marismas de Chibaiyish. Los dos ríos confluyen en Al Qurnah, donde se juntaban los dos brazos en un amplio recodo. El Eúfrates tiene una longitud de 2.780km, y el Tigris es algo menor, con1900km.


El río Eúfrates es conocido en la Biblia como "el río", es el río que atravesaba Babilonia y el cuarto río del Edén. El Eúfrates proporcionó el recurso del agua que contribuyó al florecimiento de la civilización Sumeria, en el IV milenio a.C. Muchas antiguas ciudades importantes se encontraban cerca o junto al río, como Mari, Sippar, Nippur, Ur y Eridu.

El río Tigris nace en los montes Tauro de Turquía oriental, su curso recorre 400km en Turquía, 32km en la frontera con Siria y 1418km en territorio iraquí hasta unirse al Eúfrates. Entre las ciudades más importantes del Tigris se encontraban Nínive (la actual Mosul), Ctesifonte y Selencia del Tigris, o Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein.


Junto a la confluencia de los ríos hay unos jardines que fueron el lugar del bíblico Jardín del Edén. Allí está el "Árbol de Adán" o "Árbol del Conocimiento", identificado con una placa, y venerado como el auténtico de la Biblia. Aunque el verdadero árbol murió hace tiempo y fueron plantándose otros. En realidad, son dos árboles de ramas retorcidas y corteza clara. 



miércoles, 30 de agosto de 2023

LOS MEANDROS DE UVAC

 

Desde Sjenica, en Serbia, fuimos a la Reserva Natural de Uvac. Nos dirigimos al Mirador Molitva, con vistas panorámicas sobre el río Uvac. El río Uvac tenía 115km de longitud y atravesaba el sudoeste de Serbia hasta unirse al río Lim, después de formar durante unos kilómetros la frontera natural con Bosnia-Herzegovina. Su tramo más interesante estaba protegido por la Reserva Natural de Uvac, creada en 1971, con una superficie de 75km2. Incluía un profundo cañón navegable por todo tipo de embarcaciones. Vimos algún barco pequeño surcando el agua.


Lo bonito era que formaba unos meandros muy pronunciados, unas curvas espectaculares. Eran lenguas de terreno verde que serpenteaban por el rio. La lástima era que estaba nublado y el agua estaba oscura, no lucía el color verde intenso que habíamos visto en fotos. Aún así, el río era un espejo y el paisaje muy bello y único, una maravilla natural.


La Reserva del Uvac Canyon estaba habitada por la colonia de buitres leonados más grande de Europa, superando los 500 ejemplares. Vimos tres o cuatro buitres, sobrevolando por encima de nosotros. 

Caminamos hacia otro mirador cercano, el Meandri Uvca. Las paredes del cañón revestidas de verde vegetación seguían el cauce del río. Cada curva formaba un dibujo diferente, un capricho de la naturaleza. Disfrutamos de las magníficas vistas de los meandros de la Reserva Natural Uvac.



domingo, 22 de mayo de 2022

LA NICOSIA GRIEGA (LEFKOSA)

 

Nicosia, la capital de Chipre, tiene una singularidad: está dividida en la zona griega (llamada Lefkosa) y la zona ocupada turca (llamada Lefkosia). La frontera, conocida como Línea Verde, se cruza andando por la calle Ledra y en otros siete puntos. Cambiaba el idioma del griego al turco y la moneda, del euro a la lira turca. En algunas calles interiores se veían tramos de alambre de espino y bidones. 

Recorrimos la famosa calle Ledra con cafés chipriotas de terracitas, tabernas tradicionales y comercios. Al final estaba el Check-point, la frontera con la parte turca. Era una simple caseta metálica, como de obra, con una barrera. Una curiosidad histórica.






En la ciudad antigua de Nicosia vimos las Murallas Venecianas, construidas por los venecianos en 1567 para protegerse de las invasiones otomanas. En 1570 los otomanos invadieron Larnaka y tres meses más tarde destruyeron la fortificación, matando a 50.000 habitantes. Las murallas eran bonitas e imponentes. Por su parte baja habían construido un paseo entre palmeras, cipreses y fuentes. Tenían cinco bastiones en el sector sur: Trípoli, D’Avila, Constanza, Prodocatano y Carafto. Entramos por las cercanías de D’Avila. 




Visitamos la Mezquita Omeya, del s. XV, con su alto minarete. Me dejaron entrar poniéndome una túnica granate larga, que tenían colgada en la entrada. En el interior alfombrado solo había hombres rezando, y muchos coranes en las estanterías de alrededor.



Cerca estaba el Palacio del Arzobispo de estilo neobizantino y la Iglesia Agios Ioannis, La Iglesia Panagia Chrysalionitissa del s. XV era la iglesia bizantina más antigua de Nicosia, dedicada a la Virgen. El barrio Chrysalionitssa estaba al borde de la ciudad antigua y cercano a la llamada Línea Verde. Era muy tranquilo y casi no se veía gente. Las casas estaban adornadas con macetas con plantas. Se veía alguna casa antigua bonita con paredes de piedra dorada y contraventanas verdes, como debían ser antes. Por allí estaba el CVAR, el Centro de Artes Visuales.

Visitamos la Casa de Hataigeorgakis Kornesios, de estilo otomano. Acumuló gran riqueza y poder trabajando de Dragoman, cargo de intérprete, traductor y guía oficial entre los turcos y las embajadas. Vimos las habitaciones con camas con dosel, el comedor, la sal de divanes y cojines para los huéspedes, el jardín con palmeras y estatuas, el hammán con techo de bóveda y orificios que dejaban filtrar la luz. Era una casa muy grande y decorada con gusto, con baules pintados y mobiliario antiguo. Creo que el Dragoman acabó decapitado y su familia tuvo que huir, pero con el tiempo recuperaron la mansión. Fue una visita interesante.




Fuimos al Museo Municipal Levantis, una mansión neoclásica, pero estaba cerrada. Seguimos callejeando por Laiki Yitonia, la zona sur de la ciudad, que fue durante años el área de los pintores y vendedores. Vimos la Iglesia Arcángel Miguel del s. XVII, gótica con exterior franco-bizantino, usada como iglesia ortodoxa, con iconostasio de oro y exvotos de plata. Una muestra del eclecticismo de la ciudad.



Para acabar el día cenamos en una taberna tradicional junto al Check-point. El interior estaba repleto de cuadros y fotografías. Pedimos champiñones, croquetas de berenjena y queso feta, y croquetas de calabacín, con vino blanco. Desde la terraza podíamos ver a los que cruzaban andando la frontera.







 





viernes, 8 de enero de 1993

LAS ALDEAS DE MUJERES JIRAFA


Desde Chiang Mai fui a Mae  Hong So en autobús, un largo trayecto. Mae Hong So era una pequeña población cerca de la frontera birmana. Hasta allí habían llegado los Padaung, una minoría étnica birmana, huyendo de los conflictos en Myanmar en la década de los 90. 

Allí conocí a Nam, que me acompañó en moto a conocer las aldeas de las Padaung, llamadas "long necks", cuellos largos o mujeres jirafa. Partimos a primera hora y todo estaba envuelto en una niebla espesa y baja. Nos internamos en la jungla boscosa del llamado Triángulo del Oro. Fuimos por pistas de tierra roja bordeadas de vegetación. Atravesamos un puente colgante y los tablones de madera se movieron con estrépito.



Llegamos a la aldea y una mujer me hizo anotar mi nombre y nacionalidad en un libro y hacer entrega de un donativo. Un hombre armado protegía el lugar. La aldea era pequeña, de unas cincuenta personas, la mayoría mujeres, y algunos niños. Tenía sencillas cabañas de cañizo. En alguna de ellas cocinaban con el fuego encendido. 

Algunas mujeres estaban sentadas junto a tejidos de colores intensos, colgados en cordeles y elaborados por ellas. Unas amamantaban a sus bebés o elaboraban esteras y cestos. Otras acarreaban haces de leña en una cesta cargada a la espalda, cogida por una cinta en la frente. Unas trajinaban entre sus cacharros, y otras simplemente me miraban. 

Alguna mujer de las más mayores llevaba unos treinta aros de latón dorado en el cuello. Nam me dijo que podían llegar a los treinta y cinco aros. Había niñas de seis y ocho años de edad con nueve aros en el cuello. No esperaba encontrar tantos niños pequeños con aros, creía que era una práctica a extinguir. 

Había leído lo molestos que podían llegar a ser con el calor y la humedad, que podían oxidarse con el sudor y causar llagas y heridas en la piel. Debían limpiarlos cada día, pasando un trapo seco entre los aros, y obligaban a que sus portadoras durmieran apoyadas en una especie de cubilete de madera que les levantaba la cabeza. Sabía que si se quitaban los aros, los músculos no aguantaban el cuello y se desnucaban, era su sentencia de muerte. 



Llevaban también cuatro o cinco aros rodeando la pierna, bajo las rodillas, y en ambas muñecas. Alguna tenía la cara llena de polvos de arroz para blanquear la tez, como signo de belleza. Las más mayores tenían la piel apergaminada y la dentadura totalmente roja por mascar la nuez de betel.

Me senté junto a ellas y me quedé hipnotizada mirándolas, intentando una comunicación básica. La única extranjera en aquella aldea era yo. Para poder mirarme ellas, si estaban sentadas al lado, casi tenían que girar todo el cuerpo, ya que el cuello no tenía libertad de movimientos, estaba preso en aquellos aros. Para aquellas mujeres los aros eran un ornamento que las embellecía y una tradición. Pero pagaban un alto precio por ello. Me pregunté por cuánto tiempo.




Viaje y fotos realizados en 1993