El trayecto en
barco por el río Drina acababa en Visegrad, donde desembarcamos. Visegrad
era una población perteneciente a la República Srpska, una parte de Bosnia
Herzegovina, ubicada en la confluencia de los ríos Drina y Rzav. Fue fundada en
el s.XV y poco después la región acabó en manos del Imperio Austro-Húngaro.
El Puente Mehmed Pasha Sokolovic era una obra maestra de 11 grandes arcos y 180m de longitud, que cruzaba el río Drina. Era la imagen clásica de Visegrad y estaba considerado Patrimonio de la Humanidad. Fue construido en 1577 por encargo del Gran Visir Otomano Mehmed Pasha, era originario de Bosnia.
Nos sorprendió la anchura del puente, unos 6m. El pilar central llamado Kapia, tenía inscripciones y frente a él había una especie de balcón de piedra con asientos, sobresaliendo sobre el río. Allí se reunían los locales antaño, a charlar y contemplar el curso del rio.
Cruzamos a la otra
orilla del puente y subimos unas escaleras de piedra en la montaña hasta un
mirador. Las vistas de la ciudad, del río de aguas verde intenso y el recodo
del puente eran una maravilla.
Luego nos
instalamos en una terraza frente al puente y contemplamos el curso del río y el
paso de algunas barcas amarillas. Comimos ensaladas y burek, el
hojaldre relleno de queso, que también podía rellenarse de carne.
Una escultura rendía
homenaje al escritor Ivo Andric, Premio Nobel y autor de “El puente sobre el
río Drina”, cuya lectura nos impresionó. Explicaba la historia del puente
desde su construcción en el s.XVII y durante cuatro siglos de conflictos,
guerras, etapas de paz, anécdotas y amoríos.
Paseamos por el barrio Andriegrad, un proyecto del director de cine Emir Kusturica, que tenía previsto rodar parte de la adaptación de la novela. El barrio tenía calles empedradas, varias torres, fuertes, esculturas, la Iglesia Ortodoxa con sus cúpulas y la Mezquita Careva con un puntigagudo minarete. La mezquita fue incendiada por los serbios en 1992 y se reconstruyó tras la guerra de Bosnia, como símbolo de un nuevo comienzo.