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domingo, 13 de octubre de 2019

EL HIMALAYA DESDE NAGARKOT

 

El trayecto desde Katmandú a Nagarkot era de solo 32km. Tardamos algo más de una hora en recorrerlos. El presidente chino estaba de visita oficial y la ciudad estaba tomada por la policía y el ejército con metralletas, y cortaron muchas calles. 

El paisaje era montañoso y muy verde, con terrazas de arroz escalonadas y campo de cultivo de patatas, con tallos verdes. Vimos algunas mujeres campesinas trabajando. Nagarkot era un pequeño pueblo a los pies del Himalaya, a 2.195m de altitud, con pocos habitantes y casas dispersas. Tenía fama merecida de ser el mejor lugar para disfrutar de las vistas del Himalaya. 




Paramos en el mirador, donde había una atalaya metálica con escalera vertical. Subimos y contemplamos las vistas de la Cordillera del Himalaya, una larga cresta con los picos del Dhaulagiri (8167m), el Kandenjunga (8586m), el Langtang Lirung (6966m), el Shisha Pangma (8012m), el Dorja Lakpa (6966m) el Gauri Shankar (7134m) y la montaña más conocida y mítica, el Everest de 8848m de altitud. El Himalaya era la cordillera más alta de la tierra, con más de cien cimas que superan los 7000 metros y catorce cimas de más de 8000 metros de altura. 

En aquellas montañas nacían algunos de los mayores ríos del mundo: el río Ganges, el río Indo, el río Brahmaputra, río Yamuna o el río Yangtsé. No era extraño que fueran unas montañas sagradas para el hinduismo y el budismo. Impresionaban.


El nombre de Himalaya derivaba del sánscrito y significaba “morada de la nieve”. El día estaba espléndido, con cielo azul intenso y una franja de nubes blancas por debajo de los picos nevados. La nieve blanquísima destacaba en el azul del cielo. Nos quedamos un rato en la torre, pese al poco espacio de la plataforma, mirando los picos nevados con los prismáticos, viendo como se movían las nubes dejando asomar un trozo más de montaña u ocultándolo, y haciendo múltiples fotos de las magníficas vistas. 

Desde la base de la torre también se tenían buenas vistas de las montañas, y podían encuadrarse con el verde de la vegetación de alrededor. La terraza del Hotel Country Villa ofrecía unas fantásticas vistas del valle y la cordiellera. Habíamos visto el Himalaya desde Sikkim, desde Bután y desde Tibet en otros viajes. Desde todos los lugares la mítica cordillera impresionaba y dejaba huella. Un paisaje espectacular.


sábado, 12 de octubre de 2019

BHAKTAPUR

Bhaktapur era otra de las ciudades estado, junto con Patan y Kathmandú, a solo 13km de la capital. Nos gustaron sus estrechas callejuelas llenas de templos y con edificios bajos de ladrillo rojo y ventanas de madera oscura. 

Su Plaza Durbar era más pequeña y coqueta, declarada Patrimonio de la Humanidad. En el centro había una columna con la estatua de bronce del rey Malla rezando. El corazón de la plaza era el Palacio Real, al que se entraba por la Puerta Dorada, del s. XVII con algunos de los mejores trabajos en metal repujado de Nepal, Era deslumbrante y un derroche de figuras en relieve como un Garuda luchando con varias serpientes o una diosa con cuatro cabezas y diez brazos. 


A la derecha de la Puerta Dorada estaba el Palacio de las 55 ventanas, de ladrillo rojo y ventanas talladas en madera.


En el Palacio había dos grandes tambores para alertar a la ciudad en caso de ataque. Tenía muchos patios (leimos que 99!), uno de ellos con un bonito estanque con una columna central rematada con una cobra de bronce, con la cabeza erguida.

Dentro del Palacio estaba el Museo de Piedra y Pinturas. Exhibía estelas con inscripciones, piedras esculpidas y pinturas budistas y tántricas, algunas con escenas del Kamasutra. En la fachada del museo estaba la Ventana del Pavo Real con su cola extendida, tallada con mucho detalle. 


Cerca estaban los cuatro templos de Char Dam, las torres hindúes que construyeron para que los peregrinos hindúes que no podían ir a la India alcanzaran el mérito espiritual. Eran de piedra y ladrillo rojizo. 


Por la tarde fuimos a la zona de Tachupal Tole, que fue la primera plaza mayor de Bhaktapur y sede de la realeza hasta finales del s. XVI. Nos impresionó el Templo Nyatapola. Tenía cinco plantas y 30m de altura, era el más alto de Nepal. La escalera estaba custodiada por dos guardianes de piedra, elefantes, leones adornados con campanas y grifos con pico y cuernos de carnero.





Vimos múltiples templos y paseamos por las calles, con comercios y mucho ambiente. Por la zona vimos varios estanques grandes con casas alrededor. Decían que los utilizaban desde la época medieval para almacenar el agua destinada al consumo, al baño y a los rituales religiosos. Continuaban desempeñando un importante papel en la vida social de la ciudad, por la mañana y por la tarde los vecinos se reunían junto a ellos para bañarse, charlar y pasear. 


viernes, 11 de octubre de 2019

EL BARRIO ANTIGUO DE PATAN

 

Patan era una de las ciudades-estado de Kathamandú, pero se consideraba un barrio periférico. Fue el menos afectado por el terremoto de 2015, y conservaba 1200 monumentos budistas. Era la sede de los comerciantes newar.

La arquitectura newar era de la época Malla, entre los s.XIV y XVII. Al entrar al barrio vimos el Templo Bhimsem, una pagoda de tres pisos con planta rectangular. Estaba dedicado al dios del comercio y los negocios. Frente a él otra pagoda de tres plantas con fachada porticada, construida en piedra tallada, en vez de en ladrillo y madera. 

El Palacio Real era del s. XV, ampliado en los s.XVII y XVIII. Entramos en por la Puerta Dorada, custodiada por dos leones. Tenía aleros voladizos, ventanas talladas en filigrana, elegantes celosías de madera, patios conectados y varios templos. 

El Museo Patán estaba en el interior del Palacio, entrando por la Puerta Dorada. Vimos una exposición de fotografías magníficas de Nepal: los Annapurnas, Mustang, paisajes y retratos. El museo exhibía una de las mejores colecciones de arte sacro de Asia, era un tesoro nacional. Había cientos e estatuillas doradas de Buda y todas las deidades budistas, explicando sus posturas y simbolismo. Algunas eran figuras de tantrismo, que era una corriente espiritual con vínculos religiosos.







Cerca estaba el estanque Manga Hiti, una cisterna cruciforme con tres caños tallados en forma de makara, bestias mitológicas con aspecto de cocodrilo. 



Al norte de la plaza encontramos el Templo Dorado, uno de los más bonitos de Patán. La entrada de piedra era imponente, toda labrada con detalles. Encontramos una novia nepalí vestida con un sari rojo y dorado, y nos hicimos una foto juntos. En el interior había ruedas de oración, campanas y figuras de elefantes, leones y monos de bronce llevando un fruto parecido al Durian. 




Un grupo de mujeres encendían lamparillas de mantequilla. En la planta superior del Templo Dorado había un Monasterio Budista del s. XII, reconstruido en 1409. Entramos en la sala principal, con un grupo de fieles y monjes entre tankas colgantes y nos sentamos a curiosear. 



Luego fuimos al estanque Pin Bahal Pokan. Era muy grande, rodeado de casas y con un pabellón en el centro del estanque. Las casas se reflejaban en la superficie del agua, con la luz del atardecer.