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jueves, 22 de agosto de 2024

LUANDA, EL INICIO DEL VIAJE ANGOLEÑO


Luanda, la capital de Angola nos gustó más de lo esperado. El Palacio do Ferro era uno de los edificios más singulares. Era una estructura de hierro con filigranas y una galería circundante, pintado de amarillo intenso y con tejado rojo. Habia una doble escalinata central en la fachada. Se atribuía a la escuela de Eiffel.

Tenía una curiosa historia pues se construyó en París en 1890 para la Exposición Universal. Lo trasladaron en barco hasta Madagascar, pero por un temporal el barco paró en Angola y allí se quedó.


La ciudad conservaba algunos edificios coloniales de la época portuguesa. Destacaba el gran edificio del Banco Nacional de Angola, con una gran cúpula rojiza, porches y pintado de color crema y rosado.


En una colina dominando la ciudad estaba la Fortaleza de Sao Miguel, de piedra dorada. Tenía buenas vistas de Luanda y su gran bahía. La entrada tenía forma de estrella, con murales laterales, y encontramos un grupo de escolares que hacían la visita.

La Fortaleza albergaba un Museo Militar, exhibiendo cañones y otras armas. Había una gran estatua de la angoleña Njinga Mbanda, que en 1622 negoció la paz del reino con Joao Correia de Sousa, el Gobernador de Angola, y se bautizó con el nombre de Ana de Sousa.  Había otras estatuas de Vasco de Gama, Luis de Camoes (el poeta portugués), Agustinho Neto (el padre de la Independencia y primer Presidente de Angola) y otros personajes históricos.




Visitamos el Museo de Antropologia, con una colección de máscaras para rituales de iniciación, de fertilidad, de curanderos y vudú. En otras salas exhibían instrumentos musicales, pipas de madera, lanzas, fusiles, cestería, sandalias de piel de antíĺope, calabazas, peines o una silla con figuras talladas. 


También fue interesante el Museo de la Moneda, que exhibía billetes, una colección de monedas de la época portuguesa y de la Independencia. Lo mas curioso fue un lingote de oro de 12 kg, expuesto en una vitrina con unos orificios para introducir lss manos y levantarlo. No pudimos.

La Marginal era el nombre del paseo marítimo frente a la Bahía de Luanda y el Océano Atlántico. Se veía el sky-line de los rascacielos de la zona moderna de la ciudad. En el paseo estaban las típicas letras "Eu love Luanda". Viajamos por Angola de forma independiente, y aunque solemos ir solos Javier y yo, en esta ocasión fuimos con nuestros amigos Francisco y Merche, y Antonio y Trini, buena compañía. Unas chicas modernas paseaban por allí y accedieron a que las fotografiáramos. Angola nos recibía con sonrisas. Nuestro viaje acababa de empezar. 


viernes, 11 de octubre de 2019

EL BARRIO ANTIGUO DE PATAN

 

Patan era una de las ciudades-estado de Kathamandú, pero se consideraba un barrio periférico. Fue el menos afectado por el terremoto de 2015, y conservaba 1200 monumentos budistas. Era la sede de los comerciantes newar.

La arquitectura newar era de la época Malla, entre los s.XIV y XVII. Al entrar al barrio vimos el Templo Bhimsem, una pagoda de tres pisos con planta rectangular. Estaba dedicado al dios del comercio y los negocios. Frente a él otra pagoda de tres plantas con fachada porticada, construida en piedra tallada, en vez de en ladrillo y madera. 

El Palacio Real era del s. XV, ampliado en los s.XVII y XVIII. Entramos en por la Puerta Dorada, custodiada por dos leones. Tenía aleros voladizos, ventanas talladas en filigrana, elegantes celosías de madera, patios conectados y varios templos. 

El Museo Patán estaba en el interior del Palacio, entrando por la Puerta Dorada. Vimos una exposición de fotografías magníficas de Nepal: los Annapurnas, Mustang, paisajes y retratos. El museo exhibía una de las mejores colecciones de arte sacro de Asia, era un tesoro nacional. Había cientos e estatuillas doradas de Buda y todas las deidades budistas, explicando sus posturas y simbolismo. Algunas eran figuras de tantrismo, que era una corriente espiritual con vínculos religiosos.







Cerca estaba el estanque Manga Hiti, una cisterna cruciforme con tres caños tallados en forma de makara, bestias mitológicas con aspecto de cocodrilo. 



Al norte de la plaza encontramos el Templo Dorado, uno de los más bonitos de Patán. La entrada de piedra era imponente, toda labrada con detalles. Encontramos una novia nepalí vestida con un sari rojo y dorado, y nos hicimos una foto juntos. En el interior había ruedas de oración, campanas y figuras de elefantes, leones y monos de bronce llevando un fruto parecido al Durian. 




Un grupo de mujeres encendían lamparillas de mantequilla. En la planta superior del Templo Dorado había un Monasterio Budista del s. XII, reconstruido en 1409. Entramos en la sala principal, con un grupo de fieles y monjes entre tankas colgantes y nos sentamos a curiosear. 



Luego fuimos al estanque Pin Bahal Pokan. Era muy grande, rodeado de casas y con un pabellón en el centro del estanque. Las casas se reflejaban en la superficie del agua, con la luz del atardecer.


sábado, 18 de mayo de 2019

LA SKOPJE MONUMENTAL


Skopje era la capital de Macedonia, una ciudad monumental con edificios nobles de estilo neoclásico. Al entrar en la ciudad cruzamos la Porta Makenodija, un Arco del Triunfo pintado de blanco. La Plaza Skandeberg tenía una estatua ecuestre dedicada al héroe nacional. Otra plaza bonita era la Plaza Aleksander.


Varios puentes atravesaban el río Varda. El llamado Puente de las Artes tenía esculturas de pintores, escritores, músicos, actores y otros artistas, con su placa identificativa. El Puente de la Historia tenía esculturas de reyes macedonios y personajes históricos. Contamos 15 esculturas a cada lado. Otro puente de piedra era el Kameni Most con arcos.





Los edificios también tenían estatuas en la fachada, a veces en la planta superior del edificio o cariátides sosteniendo las columnas. Había una Fuente con estatuas dedicadas a la maternidad. Los peatones eran diminutos antes las proporciones de las estatuas. Todo era colosal.


En la ribera del río había atracadas dos goletas antiguas de madera oscura. Eran barcos de otros tiempos, reconvertidos en restaurantes y bares. Por la noche se iluminaban los barcos, los puentes, los edificios y el Castillo.

 

El Bazar Turco (Carsija) era entrar en otro mundo. Calles estrechas y laberínticas, repletas de cafés con terrazas, joyerías y pequeños comercios de recuerdos, Entramos en algunas Mezquitas y reposamos a la sombra de sus jardines, mientras algunos fieles se lavaban los pies en la fuente de la mezquita. 

Vimos el Hamán restaurado y cerrado. En otro antiguo hamán habían ubicado una galería d artes, con seis habitaciones con bóvedas con orificios que dejaban pasar la luz. Exponían retratos y fotos de naturaleza. Era un espacio fantástico para una galería de arte.

El Bazar Turco (Carsija) era entrar en otro mundo. Calles peatonales empedradas, estrechas y laberínticas, repletas de cafés con terrazas, joyerías y pequeños comercios de recuerdos, Entramos en algunas Mezquitas y reposamos a la sombra de sus jardines, mientras algunos fieles se lavaban los pies en la fuente de la mezquita. Además de mezquitas, había bonitas iglesias ortodoxas, con cúpulas, donde asistimos a un bautizo.




Visitamos el Museo de Trajes, con fotos del terremoto que arrasó la ciudad en 1963. Y vimos la Casa Memorial de la Madre Teresa de Calcuta, que nació en Skopje, aunque se consideraba albanesa, ya que pertenecía a la minoría albanesa. 

Subimos al Castillo-Fortaleza. En un torreón ondeaba la bandera de Macedonia: un sol amarillo que extendía sus rayos sobre fondo rojo. Una bandera bonita. El Castillo solo conservaba la muralla, los torreones y muretes interiores. Skopje fue una grata sorpresa, una ciudad monumental con historia y atractivo.