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domingo, 26 de mayo de 2024

LA PRADERA DE LAS HADAS

Este es uno de los paisajes de Pakistán que nos enamoró, Fairy Meadows, la Pradera de las Hadas, a 3300m de altitud. La pradera de color verde esmeralda estaba rodeada por la Cordillera Himalaya pakistaní, un circo de montañas nevadas, entre ellas el Nanga Parbat de 8.126m. 

Había un arroyuelo y un pequeño lago natural donde se reflejaban las montañas nevadas. Cuando llegamos había alguna nubecilla envolviendo las cimas, pero al día siguiente desaparecieron y las montañas se recortaban sobre el cielo azul.


Para llegar aquí fuimos desde Gilgit en coche por la carretera Karakorum hasta el Puente Raikot. Allí cogimos un jeep, que era la única manera de seguir subiendo. La pista era pedregosa, estrecha y con precipicios. Cuando nos cruzamos con otro jeep en sentido contrario parecía imposible que pasaran los dos. Más de un "Ay!" solté. Nos cruzamos con otro jeep con un pakistaní en cuclillas sobre el parachoques delantero!. Un equilibrio difícil, con los botes del trayecto y el precipicio cercano. Fueron dos horas de ascensión.



Después había que continuar a pie por un camino ascendente. Subían burros cargados con alforjas y fardos con provisiones para los hoteles. Pobres burros. También subían caballos que podían alquilarse para hacer el camino sin cansarse. Lo más sorprendente que vimos fue un hombre cargando tres colchones a la espalda! Y nos adelantó.



Después de casi tres horas de ascensión llegamos a Fairy Meadows. Nos alojamos en el Oasis Huts, en un coqueto bungalow octogonal, con porche con vistas. 

Caminamos por la pradera, con algunas vacas y bonitos caballos. Apenas había turismo, y el poco que había era local, pakistaní. Fuimos a un mirador a ver las montañas nevadas, de una nieve deslumbrante y cremosa, hssta que se ocultó el sol tras las montañas. 



Por la noche la temperatura descendió a unos 4°, calculamos porque no teníamos internet. Después de una rica cena, encendieron una hoguera y nos calentamos mientras charlamos con otros pakistanís que hacían turismo local. Era un paisaje impresionante, imposible de olvidar

jueves, 23 de mayo de 2024

LA CARRETERA KARAKORUM

En el viaje por Pakistán recorrimos la mítica carretera Karakorum, abreviada KKH ( Karakorum Highway). Fue un proyecto conjunto entre el gobierno de Pakistán y el de China. Su construcción duró 20 años y costó la vida a numerosos trabajadores que murieron por caídas y deslizamientos de tierras. Se inauguró oficialmente en agosto de 1982 en su tramo por Pakistán y en 1986 en el de China. Unía las ciudades de Kashgar en China con Islamabad. 

Su recorrido de 1200km, 400km de ellos en territorio chino, seguían parte de la antigua Ruta de la Seda. Atravesaba la zona de Cachemira, en eterna disputa entre la India y Pakistán, por lo que era un punto de vital importancia estratégica y militar. 

Nos cruzamos con los llamativos y coloridos camiones pakistanís, repletos de adornos de todo tipo y cascabeles colgantes. No quedaba un centímetro de chapa sin pintar. Sobre la cabina tenían una especie de visera con más adornos.



Nosotros recorrimos toda la parte pakistaní en varios tramos, con paisajes preciosos. Desde Karimabad fuimos al Lago Attabad, encajado entre montañas. La superficie del agua tenía un color entre azulado y verde mate.


La carretera seguía el curso del río Indo, con aguas lodosas que formaban meandros. atravesando el Valle de Hunza, con paisajes espectaculares. Pasamos por varios puentes colgantes, como el Puente Husseini, con tablones de madera separados entre sí por más de 20cm. Estaba considerado uno de los más peligrosos del mundo, cruzarlo con la vibración de los pasos, el viento y viendo la turbulenta corriente del río era un riesgo. El entorno de montañas áridas era precioso.

Otro punto destacado del trayecto era Passu, unas montañas picudas, con picos a diferentes niveles. Muy peculiares e impresionantes.

En el Paso Khunjerab a 4800m de altitud la temperatura descendió bastante. Había nieve en los márgenes de carretera y hielo acumulado. Por aquella zona había cabras montesas de cuernos retorcidos llamadas markhor, que eran el símbolo de Gilgit.

Llegamos hasta la Frontera china, marcada por una gran puerta con las banderas de Pakistán y China. Había un grupo de soldados presentando armas ante una comitiva de chinos.

La carretera tenía buen asfalto, pero vimos algún desprendimiento de rocas de las laderas. Como atravesaba valles era bastante recta, tenía menos curvas de lo que esperábamos.  

En otro tramo paramos en el Mirador del Rakaposhi, la cumbre más alta con 7.778m de altura. Era una mole con nieve brillante al sol, destacaba entre las montañas áridas de alrededor. Un arroyuelo discurría por la zona del mirador, cruzado por un pequeño puente de madera. 

Días después hicimos el trayecto de Gilgit a Islamabad, con lo que desde la frontera china recorrimos los 800km de carretera Karakorum en el tramo pakistaní. El tramo chino hasta Kashgar tal vez en otro viaje... 

sábado, 18 de mayo de 2024

SKARDU

Llegamos a Skardu en un avión de la compañía PIA (Pakistán International Airlines). Al despegar de Islamabad una voz grave rezó por megafonía en el nombre de Alá, para proteger el vuelo. El vuelo fue espectacular sobre las montañas nevadas de la Cordillera Himalaya, entre ellas el Nanga Parbat de 8.12 m y el K2 de 8.611 m de altura.

Skardu estaba en la provincia Gilgit-Baltistan, a 2500m de altitud. Era la base de muchos montañeros para alcanzar el K2. El paisaje era himalayo, con bosques rodeados de montañas y lagos. 

Primero fuimos al Lago Shangrila, de nombre evocador. Estaba rodeado de montañas con cumbres nevadas que se reflejaban en la superficie del agua. En las orillas había una Pagoda de tejados rojos y pequeñas casas del Resort Shangrila. Caminamos alrededor del lago y tomamos algo en la cafetería con vistas. Había barcas de remo para navegar. Era un paisaje bonito, pero demasiado urbanizado.


Después fuimos al Lago Kachura, un poco más salvaje, aunque también turístico. Caminamos por el bosque hasta llegar al lago. Había algún puesto de venta de miel y frutos secos. Dimos un paseo en barca y rodeamos el lago contemplando las montañas con cumbres nevadas y las laderas con bosques cayendo hacia el lago.


El tercer lugar que visitamos fue la Manthal Buda Rock. Una gran roca amarillenta con un relieve de Buda del s. IX, representativo de la era de oro del Budismo en el Valle del Indo. El Buda meditaba y estaba rodeado por pequeños Bohisatvas y dos Maitreyas (Budas del futuro) erguidos a ambos lados.


viernes, 1 de noviembre de 2019

POKHARA Y EL LAGO


El lago Phewa era el segundo lago más grande de Nepal. Estaba rodeado de verdes montañas y por encima de ellos los picos nevados de la cordillera de los Annapurnas. Las montañas estaban cubiertas de vegetación, había pequeños miradores para sentarse a contemplar las vistas, y se oía el canto de los pájaros. Era un valle muy tranquilo.



Paseamos por las orillas del lago admirando el paisaje. Había muchas barcas azules, verdes y amarillas, algunas con un toldo rojo. Las barcas se reflejaban en la superficie del agua, parecían dibujos hechos con acuarelas.



Cogimos una de las barcas por el lago y nos pusimos chalecos salvavidas. Fuimos a remo, con el barquero y acompañados por unas guapas pasajeras indias y nepalís, con largas trenzas. 



Paramos en la Pagoda Varahi Mandir, situada en una isla en medio del lago. Era el templo hindú más famoso de Pokhara, dedicado a Visnú, en su encarnación como jabalí. El templo tenía dos alturas y la entrada estaba custodiada por dos leones dorados. Alrededor había lámparas encendidas y todo el perímetro estaba lleno de campanas de diferentes tamaños que tocaban los fieles. 

Era una isla muy pequeña, con árboles, campanas y algún puesto de artesanía. Había mucha gente, nepalís e hindúes, muchas mujeres con saris de colores. En una orilla de la isla se arremolinaban los peces y la gente se juntaba a mirarlos.






Al atardecer nos sentamos en una terraza a orillas del lago y tomamos lassi, los batidos de yogur, de papaya y de plátano, ricos y refrescantes. La gente paseaba de un lado a otro y había mucho ambiente. Contemplamos las vistas hasta que el sol se ocultó tras las montañas.


Otro día Javier quiso hacer Parapente sobre el lago. Yo preferí esperarlo en la esplanada donde aterrizaban, junto al lago. Desde la cima de la montaña Sarangkot se veían decenas de coloridos parapentes. Voló con un monitor y luego nos pasaron las fotos y los vídeos. Desde el aire pudo ver un paisaje de campos verdes con cultivos, el lago Phewa azul y plateado, y las montañas con nubecillas en las cumbres de los Annapurnas. Toda una fantástica experiencia.