Bhaktapur era otra de las ciudades estado, junto con Patan y Kathmandú, a solo 13km de la capital. Nos gustaron sus estrechas callejuelas llenas de templos y con edificios bajos de ladrillo rojo y ventanas de madera oscura.
Su Plaza Durbar
era más pequeña y coqueta, declarada Patrimonio de la Humanidad. En el
centro había una columna con la estatua de bronce del rey Malla rezando. El
corazón de la plaza era el Palacio Real, al que se entraba por la Puerta
Dorada, del s. XVII con algunos de los mejores trabajos en metal repujado
de Nepal, Era deslumbrante y un derroche de figuras en relieve como un
Garuda luchando con varias serpientes o una diosa con cuatro cabezas y diez
brazos.
A la derecha de la Puerta Dorada estaba el Palacio de las 55 ventanas, de ladrillo rojo y ventanas talladas en madera.
En el Palacio
había dos grandes tambores para alertar a la ciudad en caso de ataque. Tenía
muchos patios (leimos que 99!), uno de ellos con un bonito estanque
con una columna central rematada con una cobra de bronce, con la cabeza erguida.
Dentro del Palacio estaba el Museo de Piedra y Pinturas. Exhibía estelas con inscripciones, piedras esculpidas y pinturas budistas y tántricas, algunas con escenas del Kamasutra. En la fachada del museo estaba la Ventana del Pavo Real con su cola extendida, tallada con mucho detalle.
Cerca estaban los cuatro templos
de Char Dam, las torres hindúes que construyeron para que los peregrinos
hindúes que no podían ir a la India alcanzaran el mérito espiritual. Eran de piedra y ladrillo rojizo.
Por la tarde fuimos a la zona de Tachupal Tole, que fue la primera plaza mayor de Bhaktapur y sede de la realeza hasta finales del s. XVI. Nos impresionó el Templo Nyatapola. Tenía cinco plantas y 30m de altura, era el más alto de Nepal. La escalera estaba custodiada por dos guardianes de piedra, elefantes, leones adornados con campanas y grifos con pico y cuernos de carnero.
Vimos múltiples templos y paseamos por las calles, con comercios y mucho ambiente. Por la zona vimos varios estanques grandes con casas alrededor. Decían que los utilizaban desde la época medieval para almacenar el agua destinada al consumo, al baño y a los rituales religiosos. Continuaban desempeñando un importante papel en la vida social de la ciudad, por la mañana y por la tarde los vecinos se reunían junto a ellos para bañarse, charlar y pasear.