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lunes, 4 de noviembre de 2024

EL DESIERTO DE WADI RUM

El desierto de Wadi Rum era una maravilla natural, declarado Patrimonio de la Humanidad. Llegamos al Visitor's Center, junto al pequeño pueblo de Rum, y pagamos 7 dinares de entrada. Un beduino llamado Abdul nos explicó las opciones de excursión y elegimos la más completa, pasando una noche en el desierto. Fuimos en un Toyota pick-up, y nos montamos en la parte trasera con toldo. 

El paisaje era espectacular. Nos rodeaban grandes montañas rocosas. Primero vimos el Lawrence's Spring, un manantial de agua ubicado en una empinada ladera. Había abrevaderos donde bebia un rebaño de cabras.

Seguimos por las Dunas Rojas, una zona de dunas de unos 20m de altura y de color rojo anaranjado intenso. Subimos por la duna para contemplar las vistas del desierto y las montañas rocosas de alrededor. En la arena se veían pequeñas huellas de animales: lagartijas, escarabajos y algún zorro.


Luego fuimos al Jebel Khazali, un estrecho cañón con sus paredes llenas de petroglifos, grabados tamúdicos (los habitantes de la zona anteriores a los nabateos). Había figuras humanas con las extremidades anormalmente largas, animales , huellas de pies, inscripciones...

Paramos en la Lawrence'House, las ruinas de la supuesta casa del famoso coronel. Poco quedaba, pero las vistas eran magníficas.




Otra parada fue uno de los tres puentes de roca de Wadi Rum, el Umm Fruth Rock Bridge. Un arco natural formado en la roca por la erosión. Subimos hasta arriba para contemplar las vistas.

El Puente Burdah era espectacular, nos pareció el más bonito de los tres. Una gran obertura formada por el arco. La subida fue más difícil que la del primer puente, porque era una roca redondeada y había que subir a gatas, agarrándose a las oquedades de la roca. Lo conseguimos, las vistas lo merecían. Bajamos sentados para no resbalar con la arena.


Seguimos la ruta contemplando la belleza de los paisajes, con formaciones rocosas, con las paredes erosionadas por los regueros de agua, formando canales y oquedades.

Encontramos grupos de corredores y algunos aislados. Era una maratón del desierto internacional, con 425 participantes. Duraba cuatro días. Abdul nos dijo que el primero hacían 45 km  el segundo 65km  el tercero descansaban y el cuarto día hacían 35km. Agotador, por el recorrido y el calor. Los saludamos y animamos.




Comimos a los pies de un peñasco rocoso, a la entrada de un cañón. Abdul colocó una manta en la arena, hizo fuego para el té y preparó un picnic con pan árabe, atún, tomate, pepino, quesitos y un dulce.

Continuamos viendo las llamadas Rocas mushrooms, unas formaciones parecidas a champiñones gigantescos, bastante llamativas. 

Paramos en el Cañón Burrah. Abdul nos dejó en una de las entradas y caminamos una media hora entre las altas paredes rocosas. El suelo era un lecho arenoso, y en un tramo descendía con rocas acumuladas.  

Como final subimos a una colina a contemplar la puesta de sol. El disco naranja se ocultó tras las montañas. Nos alojamos en jaimas de campamento beduino, junto a las montañas rocosas. Nuestra jaima tenia cama grande y era muy espaciosa. 

La cena fue en un gran comedor adosado a la pared de roca. Las oquedades servían de decoración. Había alfombras, kilims y cojines alrededor de una bonita chimenea. Éramos diez huéspedes: dos australianos, un japonés, dos chinas, una holandesa, tres estadounidenses y nosotros.


Los beduinos cocinaron la cena en un horno excavado en la arena varias horas. Cenamos estupendamente el pollo con calabacines, zanahoria y patatas. Luego contemplamos el cielo estrellado y entablamos tertulia alrededor del fuego de la chimenea.

domingo, 26 de mayo de 2024

LA PRADERA DE LAS HADAS

Este es uno de los paisajes de Pakistán que nos enamoró, Fairy Meadows, la Pradera de las Hadas, a 3300m de altitud. La pradera de color verde esmeralda estaba rodeada por la Cordillera Himalaya pakistaní, un circo de montañas nevadas, entre ellas el Nanga Parbat de 8.126m. 

Había un arroyuelo y un pequeño lago natural donde se reflejaban las montañas nevadas. Cuando llegamos había alguna nubecilla envolviendo las cimas, pero al día siguiente desaparecieron y las montañas se recortaban sobre el cielo azul.


Para llegar aquí fuimos desde Gilgit en coche por la carretera Karakorum hasta el Puente Raikot. Allí cogimos un jeep, que era la única manera de seguir subiendo. La pista era pedregosa, estrecha y con precipicios. Cuando nos cruzamos con otro jeep en sentido contrario parecía imposible que pasaran los dos. Más de un "Ay!" solté. Nos cruzamos con otro jeep con un pakistaní en cuclillas sobre el parachoques delantero!. Un equilibrio difícil, con los botes del trayecto y el precipicio cercano. Fueron dos horas de ascensión.



Después había que continuar a pie por un camino ascendente. Subían burros cargados con alforjas y fardos con provisiones para los hoteles. Pobres burros. También subían caballos que podían alquilarse para hacer el camino sin cansarse. Lo más sorprendente que vimos fue un hombre cargando tres colchones a la espalda! Y nos adelantó.



Después de casi tres horas de ascensión llegamos a Fairy Meadows. Nos alojamos en el Oasis Huts, en un coqueto bungalow octogonal, con porche con vistas. 

Caminamos por la pradera, con algunas vacas y bonitos caballos. Apenas había turismo, y el poco que había era local, pakistaní. Fuimos a un mirador a ver las montañas nevadas, de una nieve deslumbrante y cremosa, hssta que se ocultó el sol tras las montañas. 



Por la noche la temperatura descendió a unos 4°, calculamos porque no teníamos internet. Después de una rica cena, encendieron una hoguera y nos calentamos mientras charlamos con otros pakistanís que hacían turismo local. Era un paisaje impresionante, imposible de olvidar

jueves, 23 de mayo de 2024

LA CARRETERA KARAKORUM

En el viaje por Pakistán recorrimos la mítica carretera Karakorum, abreviada KKH ( Karakorum Highway). Fue un proyecto conjunto entre el gobierno de Pakistán y el de China. Su construcción duró 20 años y costó la vida a numerosos trabajadores que murieron por caídas y deslizamientos de tierras. Se inauguró oficialmente en agosto de 1982 en su tramo por Pakistán y en 1986 en el de China. Unía las ciudades de Kashgar en China con Islamabad. 

Su recorrido de 1200km, 400km de ellos en territorio chino, seguían parte de la antigua Ruta de la Seda. Atravesaba la zona de Cachemira, en eterna disputa entre la India y Pakistán, por lo que era un punto de vital importancia estratégica y militar. 

Nos cruzamos con los llamativos y coloridos camiones pakistanís, repletos de adornos de todo tipo y cascabeles colgantes. No quedaba un centímetro de chapa sin pintar. Sobre la cabina tenían una especie de visera con más adornos.



Nosotros recorrimos toda la parte pakistaní en varios tramos, con paisajes preciosos. Desde Karimabad fuimos al Lago Attabad, encajado entre montañas. La superficie del agua tenía un color entre azulado y verde mate.


La carretera seguía el curso del río Indo, con aguas lodosas que formaban meandros. atravesando el Valle de Hunza, con paisajes espectaculares. Pasamos por varios puentes colgantes, como el Puente Husseini, con tablones de madera separados entre sí por más de 20cm. Estaba considerado uno de los más peligrosos del mundo, cruzarlo con la vibración de los pasos, el viento y viendo la turbulenta corriente del río era un riesgo. El entorno de montañas áridas era precioso.

Otro punto destacado del trayecto era Passu, unas montañas picudas, con picos a diferentes niveles. Muy peculiares e impresionantes.

En el Paso Khunjerab a 4800m de altitud la temperatura descendió bastante. Había nieve en los márgenes de carretera y hielo acumulado. Por aquella zona había cabras montesas de cuernos retorcidos llamadas markhor, que eran el símbolo de Gilgit.

Llegamos hasta la Frontera china, marcada por una gran puerta con las banderas de Pakistán y China. Había un grupo de soldados presentando armas ante una comitiva de chinos.

La carretera tenía buen asfalto, pero vimos algún desprendimiento de rocas de las laderas. Como atravesaba valles era bastante recta, tenía menos curvas de lo que esperábamos.  

En otro tramo paramos en el Mirador del Rakaposhi, la cumbre más alta con 7.778m de altura. Era una mole con nieve brillante al sol, destacaba entre las montañas áridas de alrededor. Un arroyuelo discurría por la zona del mirador, cruzado por un pequeño puente de madera. 

Días después hicimos el trayecto de Gilgit a Islamabad, con lo que desde la frontera china recorrimos los 800km de carretera Karakorum en el tramo pakistaní. El tramo chino hasta Kashgar tal vez en otro viaje...