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sábado, 14 de octubre de 2006

EL LAGO TSOMGO EN SIKKIM

Para visitar Sikkim se necesitaba un permiso especial que tramitamos desde la Magistratura de Darjeeling. Y ya en Sikkim, para visitar el Lago Tsomgo se necesitaba otro permiso especial que tramitamos desde Gantok.

Desde Gantok fuimos al lago, a unos 35km de distancia. A medida que ascendíamos por la carretera de curvas, dejamos de ver el sol y nos envolvió un manto de niebla. En los claros que se abrían en la niebla veíamos los hondos precipicios del camino. Impresionaban. La montaña que atravesamos estaba ocupada por una base militar y estaba prohibida la fotografía. La temperatura descendió considerablemente.


El Lago Tsomgo estaba a 3.780m de altitud, de origen glaciar. Era un lago sagrado para los budistas e hindúes de Sikkim. Las montañas alrededor del lago estaban bastante peladas, sin árboles, con un color pardo rojizo. En el invierno se cubrían de nieve y el lago se congelaba. Al llegar nos rodearon los yaks de pelo negro con sus dueños, ofreciéndonos un paseo. Los yaks eran bueyes tibetanos enormes, con pelo colgante largo y áspero, y una cornamenta importante.

En los cuernos les colocaban fundas rayadas de lana de colores. Tenían una silla con estribos a la que subimos. El sendero discurría paralelo al lago. Los yaks se bamboleaban un poco al caminar, un resbalón de la pezuña habría acabado con los jinetes en el agua helada. Pero los yaks dominaban caminos peores. Continuamos el camino hasta que se interrumpió, y regresamos al punto de partida a pie.







lunes, 30 de diciembre de 1996

RETRATOS Y SONRISAS BIRMANAS

En el viaje por Myanmar vimos algunas mujeres que llevaban una crema amarillo pálido en las mejillas. Encontramos una chica joven con esa crema que formaba el dibujo de una hoja, pero otras se la aplicaban de un modo menos uniforme. Leímos que lo utilizaban tanto hombres, como mujeres y niños. La crema o polvo se obtenía moliendo la corteza del árbol thanaka, mezclado con agua. Era un cosmético que ofrecía protección para los rayos solares Una pasta refrescante y aromática con olor a sándalo, que se aplicaba realizando diseños en las mejillas, y también por todo el cuerpo. También lo vimos en Mozambique.


Nos llamó la atención la placidez de la siesta de un niño, en un banco de piedra con los caracteres circulares de la escritura birmana. Siempre nos quedará la curiosidad de lo que ponía en el banco.

En la ruta por las aldeas alredor de Kalaw, encontramos mujeres transportando sus cestas con las asas en la frente yendo al mercado, y a este niño que llevaba un sombrero especial hecho con hojas. Una muestra de la creatividad  y simpatía de los birmanos.


Esta chica de larguísimo pelo la encontramos en una peluquería birmana. Las peluquerías asiáticas y africanas son mi debilidad. Como siempre, las sonrisas de la gente que encontramos en Myanmar forman parte importante del viaje.