Estando allí pasó un avión bajo sobre los tejados del templo, que rompió el silencio. Era un avión militar (aunque pasó rápido y solo pudimos fotografiar otro avión comercial), de maniobras de amenaza de los chinos. China y Taiwán llevan 75
años enfrentados desde la guerra civil china entre el Partido Nacionalista o
Kuomintang y el Partido Comunista, entre 1927 y 1949. Taiwán es un país
soberano, pero China se disputa su territorio y quiere unificarlo con el continente,
“una sola China”. En Taipei se podían ver letreros que indicaban refugios de defensa aérea, por si atacaban. Un conflicto de difícil solución.
Al lado estaba el Templo Bao’an, también Patrimonio de la Humanidad. Fue fundado en 1760 por inmigrantes chinos de Quanzhou de la provincia de Fujian. La estructura era muy elaborada, con dragones y figuras en los tejadillos rojos, figuras protectoras pintadas en las puertas y pebeteros gigantes. Había varios pabellones en sucesivos patios. En los bonitos jardines había macetas con bonsáis. En las galerías y las salas había grandes faroles de papel pintado.
El Memorial Chiang Kai Shek era una estructura impresionante, un gran pabellón blanco, casi piramidal, coronado por un tejado negro. Estaba rodeado de bonitos jardines. Subimos los escalones hasta la parte superior, donde había una gran estatua del dictador, y vimos el cambio de guardia con cinco soldaditos. Llevaban rifles y taconeaban con fuerza.
Otro día fuimos al Taipei 101, un rascacielos de 508m de altura, un símbolo para su capital y para el país. Durante mucho tiempo fue el más alto del planeta; cuando fuimos estaba en el top ten. El ascensor nos subió de la planta 5 a la 89 en solo segundos. Por las escaleras se podía subir al piso 91, de terraza sin ventanales, al aire libre. El mirador ofrecía grandes vistas de la ciudad con algunos rascacielos.
Por la noche los
neones se adueñaron de la ciudad. Vimos los salones de máquinas recreativas de Pachinko,
el pasatiempo nacional de Taiwán y de muchos países asiáticos, como Japón o Corea
del Sur. Fuimos a curiosear al Mercado nocturno de Shilin. Había puestos
de ropa y de comida con bolas de taro y patata, pinchos de carne y pescado a la
parrilla. En la calle había grupos que bailaban coreografías de estilo coreano. Disfrutamos
del ambiente nocturno, con músicos y artistas callejeros.
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