Desde Stepanakert cogimos una marshrutky (furgoneta colectiva) hasta Shusha. Fue una ciudad medieval amurallada, centro de la cultura armenia y azerí y durante el s. XIX una de las ciudades más grandes del sur del Cáucaso. De la muralla quedaban restos, restaurados en tramos en la parte baja. Había un restaurante adosado a los torreones, donde tomamos bebidas y queso. Iban a celebrar una boda y estaban con los preparativos.
El ambiente era muy tranquilo. Curioseamos por la callejuelas y vimos las dos Mezquitas, de la parte alta y de la parte baja. Conservaban los torreones con mosaicos, y en el interior las bóvedas con arcos. Estaban desiertas y alrededor había ruinas de la guerra. Junto a la Mezquita de la parte alta estaba el mercado, ubicado en una edificación con arcos.
Luego fuimos a la Casa Bulbul, una casa armenia tradicional con balcón de madera. Nos dijeron que lo financiaba una familia armenia que vivía en Pasadena, California. Tenía mobiliario y zonas exhibiendo utensilios de hierro, alfarería, textiles con ruecas, instrumentos musicales, un escritorio con una máquina Underwood, con teclado con caracteres armenios.
Otra sección exhibía fotografías antiguas, con familias con trajes tradicionales. Y había una zona con bombas y armamento de la guerra, y símbolos y explicaciones históricas sobre Nagorno Kharabaj.
En la parte alta sitiamos la Catedral Ghazanchetsots del s. XIX, conocida como Catedral del Cristo Salvador o Catedral de Shushi. Era una de las principales iglesias armenias apostólicas. La fachada era de piedra blanca, pero lucía menos con el día gris. Nos gustó más su interior, con arcos, pinturas murales en paredes y techos. Tenía un valor simbólico tanto para los armenios como para los azeríes. Nuestra visita a Nagorno Karabaj fue breve pero interesante, al día siguiente regresamos a Armenia.