Los triciclos llamados
rickshaws abundan en Bangladesh y en la vecina India. Afortunadamente los de
tracción humana prácticamente han desaparecido, y los conductores los llevan
pedaleando. Tienen una capota plegable para protegerse de las lluvias y el sol.
Son una forma popular y barata de transporte, que todavía conviven con motos y
coches, aunque es un trabajo duro.
En Old Dakha fuimos al
Shankaria Bazar, cuyo centro era la Hindu Street, de los artesanos hindús.
Estaba adornada por las guirnaldas de flores naranjas y amarillas que colgaban
de los comercios. Una de las calles era la de los fabricantes de rickshaws.
Vimos como martilleaban la chapa, la pintaban de colores y pegaban hules con
caras hindúes, pájaros y flores. Al estilo de la India, tenían predilección por
colores intensos y llamativos. Cada rickshaw tenía su personalidad. Eran un festival de colorido y alegraban las calles.
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Nuria Millet Gallego