Cerca encontramos otro grupo de hombres con sus turbantes y túnicas azules, sentados en círculo en la arena. Jugaban al manqala, las damas africanas. El tablero era la arena, donde habían excavado los hoyos, y las piezas eran semillas secas. Un juego ancestral.
miércoles, 21 de febrero de 2024
LA CIUDAD VIEJA DE OUADANE
lunes, 12 de octubre de 1998
EL CAÑÓN Y LOS POBLADOS ETÍOPES
Siguiendo la ruta sur de Etiopía visitamos la región de Konso y sus poblados, considerada Patrimonio de la Humanidad. En ella encontramos cultivos de café, Etiopía era un productor y exportador de café de excelente calidad. También cultivos de maíz, girasoles y algodón con campos de copos blancos, y nidos grandes colgando de los árboles. También vimos cestas que colocaban en las ramas los aldeanos para que las abejas usaran como colmenas, y poder recoger la miel.
Fuimos a visitar el poblado de Mecheke, el más bonito que vimos en Etiopía. Estaba en la montaña, en una zona con muchos cultivos en terrazas escalonadas. Las chozas estaban cercadas con vallas hechas con ramas y troncos de árboles, para proteger al ganado de las hienas, y con muros de piedras apiladas. El ganado estaba en la parte baja de las casas, aunque los bueyes, cabras y gallinas campaban a sus anchas. Cántaros de cerámica decoraban la parte superior de los techos de las chozas.
Vimos mujeres amamantando a sus hijos, lavando y cocinando al aire libre; hombres hilando el algodón con husos y ruecas, y ancianos fumando tabaco. Otros jugaban al juego africano awale, colocando semillas en un tablero con oquedades. Nos enseñaron la Casa de la Comunidad, donde se discutían los asuntos del pueblo.
Junto a unas
tumbas representaban al fallecido y sus esposas con tótems de madera llamados waka, en posición vertical. Las tribus de la zona del río Omo también usaban aquellos tótems. Eran de religión animista. La vida parecía seguir igual
que hacía siglos en aquel poblado.
Cerca había un cañón de pareces rojizas, llamado Ghesergiyo. La tierra roja intensificaba su color cuando brillaba el sol. Eran formaciones picudas, como pináculos estratificados, modelados por la erosión de las lluvias y el viento. Un paisaje mágico y especial que no esperábamos encontrar allí.