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lunes, 24 de febrero de 2025

EL LAGO BUYONYI


El lago Buyony ocupaba un cráter volcánico, con 900m de profundidad, uno de los más profundos. Su nombre significaba "lugar de pájaros pequeños". Estaba rodeado de colinas y en las laderas se veían algunos campos de cultivo en terrazas, plataneros y casas escalonadas.

Se originó hacía unos 8000 años de antigüedad sobre una falla del Rift Africano. Sus aguas provenían del río Kabirita, procedente de la vecina Ruanda.

El lago tenía 29 islas en su interior. Cogimos una barca con toldillo para recorrer el lago y ver las islas. El barquero se llamaba Jimmy Brown. La vegetación de las orillas se reflejaba en el agua. El paisaje era bellísimo.


Rodeamos la Eco Island donde había animales como impalas y una cebra que vimos pastando en la ladera, lejos. Decían que ver la cebra traía suerte.

Jimmy Brown nos explicó que los cultivos agrícolas eran principalmente de patatas, batata dulce, guisantes, judías o caña de azúcar.




Pasamos por otra isla que fue leprosería, y otra llamada Punishment Island, donde abandonaban a las mujeres embarazadas sin marido, como penitencia. Sin comida estaban condenadas a morir.

Paramos en la Buhara Island, donde hicimos una caminata de media hora. La isla era un vergel, con arboleda, plantas de hojas listadas, flores rojas y verdes de todas las tonalidades. 




Recorrimos el Eucaliptus Trail, un sendero repleto de vegetación, bordeado de altos eucaliptus traídos de Australia. Vimos el árbol del aguacate, el árbol del fuego con flores rojas, o el árbol del elefante, cuya corteza con protuberancias era la favorita de los elefantes para rascarse.

Regresamos con el barco y nos despedimos de Jimmy. Nos alojamos en un bungalow redondo del bonito Crater Bay Cottages, con preciosos jardines y vistas al lago.




Por la tarde y al día siguiente paseamos por los senderos de la parte alta de la ladera con magníficas vistas. Las islas estaban revestidas de verde vegetación y salpicaban la superficie del lago. Un paisaje de gran belleza.

sábado, 4 de noviembre de 2023

SAO ANTAO, VALLE DE PAUL


El plan del segundo día en Sao Antao era hacer senderismo desde el Cráter de Cova a Paul, otra ruta de 16km. Era una ruta panorámica atravesando montañas verdes y terrazas escalonadas con cultivos.

Paramos en varios miradores y en el Paso Delgadinho, la carretera que dividía la Ribeira Grande de la Ribeira Torre. Los picos rocosos abundaban, con paisajes de gran belleza.

En el Cráter de Cova empezaba el sendero. Era un camino empedrado descendente en zigzag hacia el Valle de Paul. Al principio nos envolvió una densa niebla, pero luego se disipó.

El Valle de Paul era un mosaico de cultivos. Había plantaciones de caña de azúcar con plumeros en la parte superior, mangos, mandioca, plataneros, papayas, aguacates...era un auténtico vergel, regado por numerosos arroyuelos. Allí no faltaba el agua, como en otras islas de Cabo Verde.
Las casas tradicionales de los agricultores tenían tejadillos de cañizo, sujeto con tiras. Nos cruzamos con aldeanos cargando sus fardos a la espalda o en la cabeza. Nos saludaban con un "Bom dia" y estaban dispuestos a charlar. Comimos pescado con patatas en un pueblo del camino.
Pasamos por el pequeño Cidade das Pombas, y llegamos al pueblo de Paul, junto al mar. Fue una caminsta preciosa.


Otro pequeña aldea en un entorno precioso fue Xoxo  salpicada con picos rocosos puntiagudos y con unas cascadas. Todos los paisajes de Sao Antao eran de gran belleza.


lunes, 28 de octubre de 2019

EL TIHAR EN GHANDRUK

Fuimos en autobús y jeep de Tatopani a Ghandruk, pasando por Beni y Naya Pul. A la salida de Tatopani paramos en un check point y nos sellaron el Permiso de salida de Mustang. La pista estaba en mal estado, con piedras, barro, socavones y arroyos. El paisaje era muy verde en aquella zona, con terrazas cultivadas.

El pueblo de Ghandruk estaba sobre una colina, con sus casas blancas escalonadas y tejados de pizarra negra. Paseamos por las calles, con casas adornadas con flores y mazorcas de maíz secas en la fachada. Se veían burros de carga por sus calles, algunos pajares y montones de leña apilados, preparados para el invierno.






Visitamos el Museo de Cultura Gunang. En el exterior tenía mazorcas de maíz secas y un bonito jardín. Era un pequeño museo que exhibía cestos para el cereal, recipientes para medir, vasos de latón, una rueca, armas para cazar, herramientas de carpintero, cacerolas de cobre. 







Monasterio. Había un monje sentado en un poyete. El monasterio estaba cerrado y el monje le indicó a una mujer mayor que abriera. En el altar tenia cuencos de cobre con agua y flores naranjas y blancas Había dos bibliotecas acristaladas con los libros sagrados de tapas de madera envueltos en sedas. Nos gustaron las teteras de bronce adornadas con plumas de pavo real. En los asientos de los monjes estaban sus cuencos y utensilios, y unas gafas graduadas.





En los patios de las casas celebraban el Festival Tihar o Diwali, como en India. Las mujeres iban pintadas y con sus mejores galas, y los hombres llevaban guirnaldas de flores naranjas al cuello. Hombres, mujeres y niños iban adornados con la tikka, la marca roja en la frente. Simbolizaba celebración, amor, pureza y alejaba energías negativas.

Algunos hombres llevaban un pañuelo blanco atado a la espalda, que les servía de bolsa. Por la noche encendían luces, simbolizando la transición de la oscuridad a la luz. Se honraba a los animales (cuervos, vacas, perros, bueyes) y a las relaciones entre los hermanos, con reuniones familiares para celebrar y comer juntos.





Por la tarde nos instalamos en la terraza del hotel con una cerveza y tuvimos una sorpresa agradable. Con motivo del Festival Tihar un grupo de unas cuarenta personas se reunió para bailar. Pusieron música alta y bailaron mujeres solas, por parejas, dos parejas de chicos y chicas, todas las modalidades. Las mujeres llevaban brazaletes, diademas y adornos dorados.

También bailó un niño de 5 o 6 años que bailaba estupenda e incansablemente, con gran sentido del ritmo. Si no bailaba, tocaba el tambor. Era muy gracioso.