Mostrando entradas con la etiqueta gargantas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta gargantas. Mostrar todas las entradas

jueves, 31 de agosto de 2023

EL MONASTERIO CRNA REKA

 


           

Desde Novi Pazar fuimos al Monasterio Crna Reka, a 30km. El Monasterio Crna Reka era del s. XIII, ortodoxo serbio. Estaba ubicado en la gargante del río Crna y adosado a la alta pared de roca. Se accedía por un puente de madera con tejadillo. En el exterior se veían ventanucos abiertos en la roca y varios balcones de madera techados, sobresaliendo de la pared vertical. Alrededor había otros edificios de los monjes.


Atravesamos el puente y entramos en la Iglesia rupestre del monasterio, construida en una cueva del acantilado, y dedicada al Arcángel Miguel. Estábamos totalmente solos. En las paredes de roca había frescos del s. XVI, algunos cuadros, atriles de madera, velas y reliquias. La Capilla con su iconostasio era la parte más bonita, pero había otros recovecos en la roca. 

          



Subimos al piso superior con vigas de madera, y varias literas para unos 20 monjes. También salimos a la galería exterior. En el jardín tenían una buena provisión de leña cortada y apilada, para soportar los fríos del invierno. En el s. XVI los ataques de los otomanos obligaron a los monjes del Monasterio de Sopocani a huir a este apartado monasterio. Aunque no era Patrimonio de la Humanidad como otros monasterios serbios, fue uno de los que más nos gustaron. Era un lugar misterioso y muy especial.






martes, 22 de junio de 2021

LA GARGANTA DE SAMARIA

Desde Chania cogimos un bus hasta Omalos, el punto de partida. La Garganta de Samaria tenía 16km y era uno de los cañones más largos de Europa. Empezamos a una altitud de 1.230m y fuimos descendiendo. El cañón tenía gran belleza con sus altas rocas y sus estrechos pasajes. Era un Parque Nacional, declarado Patrimonio de la Humanidad.



Empezamos el senderismo atravesando las Montañas Blancas con pinos cretenses y cipreses, salpicadas de flores silvestres rosas. Pasamos por algún salto de agua y por la Capilla de San Nicolás, una ermita de piedra con iconos en el interior. En el camino había varias fuentes de agua fresca y fuimos reponiendo bebida. Atravesamos varios puentes de troncos de madera y pasamos por las ruinas del antiguo asentamiento de Samaria. 




A tramos había sendero con piedras y otros tramos caminamos por el cauce seco del río, con más piedras. Más adelante el río arrastraba agua verde transparente y fuimos paralelos bordeando la pared de la Garganta. 



Lo más bonito fue el tramo final más estrecho, lo que llamaban las Sideropuertas, las puertas de hierro, donde la Garganta tenía paredes de 300m de altura y una anchura de 3m. Había una pasarela sobre el río, que apenas llevaba agua. 

Durante la ruta hicimos paradas para hacer fotos y comer hojaldres de espinacas y cacahuetes. Tardamos cinco horas y media para recorrer la Garganta. Al salir del cañón un autobús nos llevó hasta el pueblo Agia Roumeli, a 2km. Agia Romeli tenía una gran playa de arena oscura y piedras pequeñas, donde nos dimos un buen baño refrescante. Luego nos instalamos a la sombra de una terraza frente a la playa y comimos una ensalada cretense, con pan crustini, tomate rallado, queso feta, pimiento, pepino, zanahoria, cebolla, patata y huevo duro. Luego regresamos en barco a Chania. Un buen día de viaje.



sábado, 2 de abril de 2016

BARACOA Y EL RÍO YUMURÍ

Desde Baracoa hicimos otra excursión a Boca del río Yumurí con un taxista local Todo el trayecto era un entorno de vegetación frondosa, la zona era un vergel. Pasamos por Bahía Mata, con vistas espectaculares. El agua tenía un color azul intenso y las orillas estaban cubiertas de verde vegetación.

Atravesamos el Túnel de los Alemanes, llamado así porque en el pasado una familia de alemanes cobraba el peaje por pasarlo. Era un túnel de roca natural con la entrada de forma triangular. La costa que se veía desde allí era preciosa, con una gran roca en medio del mar azul.


Paramos en la Casa del Campesino, una finca con plantación de cacao. Daisy, armada con un machete, nos dio una amplia e interesante explicación sobre la producción del cacao. Había tres tipos de fruto: de color amarillo, púrpura y carmelita (tirando a marrón). Cada planta tardaba cuatro años y medio en crecer. Al nacer la flor el insecto la polinizaba y en seis meses estaba listo el fruto. Había cacao de injerto, extrayendo la yema, insertándola en la rama y atándola con un plástico. 


La recolección era durante todo el año. Aunque de marzo a junio se obtenía la máxima producción. Una sola planta podía producir de 300 a 350 frutos al año, y vivía entre 50 y 60 años. El cacao de primera calidad se recolectaba cada 7 días. Si no se podía, por las lluvias o lo que fuera, se recolectaba cada 15 o 20 días, pero no más tarde porque si no se secaba.

Los frutos se extraían manualmente, no con cuchara, y se colocaban en una canoa de hojas de palmera. Las habas de cacao se cubrían con hojas de banano y a los seis días la pulpa fermentaba y se convertía en una masa dura. Por todo ello, la elaboración del cacao era un proceso duro. Daisy nos mostró sus uñas quebradas y las manos agrietadas.


Llegamos al río Yumurí y en el puente cogimos un bote de remos que nos adentró en Boca de Yumurí, una garganta de altas paredes rocosas entre las que discurría el río. Las aguas eran verde transparente. Vimos un pescador que había capturado un pez enorme. 


Paramos en un recodo del río y nos instalamos en un bancal de piedras. Con el calor que hacía y el precioso paisaje, el baño fue glorioso. Estábamos totalmente solos y se oía el canto de los pájaros. Pura naturaleza.



Después del río fuimos a la Playa Manglito repleta de palmeras cocoteras. No solo estaban en la primera línea de playa, era un palmeral espeso,, con las montañas detrás.





 

domingo, 24 de octubre de 2010

NAVEGANDO ENTRE LAS GARGANTAS DEL RÍO YANGTSÉ

 

 
A las siete de la tarde embarcamos en el Tao Jin, entre cientos de chinos. Salimos a la cubierta exterior de popa, nos sentamos en una mesa y nos sirvieron té. A nuestro alrededor los chinos comían cacahuetes, pollo y cerveza. Otros jugaban a cartas.
Zarpamos de Chongqing ya anochecido, la ciudad se iluminó y en sus rascacielos surgieron luces de fantasía. Por detrás de una colina vimos fuegos artificiales, como si celebraran la partida.


 
Durante los tres días de travesía por el río Yangtsé hicimos varias paradas para visitar templos centenarios con tejadillos, pabellones con puertas circulares y pagodas con inciensarios de bronce, entre cuidados jardines. Alguno de ellos lo visitamos de noche, iluminado y lleno de misterio. En el interior albergaban esculturas de dioses y grandes tablillas de pizarra con caracteres chinos de calígrafos y poetas antiguos.





Pero lo más impresionante fue el paisaje. Las Tres Gargantas eran un desfiladero de paredes verticales de 900 m. de altura, repletas de verde vegetación. En Wushi cogimos una pequeña barca para recorrer una garganta más estrecha en un afluente del Yangtsé. Las paredes eran de roca amarilla y gris y la vegetación aún era más abundante. Las hendiduras de la montaña estaban cubiertas por una hojarasca verde y mullida, que disfrazaba la profundidad de las grietas. El agua, que en el Yangtsé era marronosa, aquí era verde intenso. Ante nosotros las altas paredes parecían cerrar el curso del río, pero era un efecto óptico, y la barca giraba y seguía su paso.


 
En las paredes se veían grutas y cuevas, y las formas de los picos estaban esculpidas por los vientos con formas curiosas, de interés geológico. Habían construido largas pasarelas adosadas al acantilado, por encima del río. El Yangtsé o río Azul, era el más largo de China con sus 6300km. de recorrido, y el tercero del mundo tras el Amazonas y el Nilo.




Desembarcamos en Yichang, el destino final. Nos despedimos del Tao Jin y en autobús fuimos hasta la Gran Presa del río Yangtsé. La consideraban el mayor proyecto de ingeniería desde la construcción de la Gran Muralla. Y probablemente lo sería, dada la complejidad y las dimensiones de su construcción. Con ese macroproyecto se evitaron muchas muertes que causaban las grandes inundaciones en la zona, pero había obligado a más de un millón de personas a desplazarse y supuso la desaparición de muchos pueblos. Aunque la belleza del paisaje de las Tres Gargantas y del curso del río Yangtsé permanecía.

 

© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego

jueves, 31 de mayo de 2007

VELIKO TARNOVO, LA CIUDAD MEDIEVAL

 



Veliko Tarnovo era la ciudad medieval búlgara, la describían como la ciudad de los zares. Tenía un asentamiento espectacular sobre tres escarpadas gargantas en el río Yantra. Fue la capital del estado búlgaro hasta 1393, cuando los turcos la invadieron. En la Edad Media la llamaban la tercera Roma y la segunda Constantinopla. 

Desde la ventana de la habitación veíamos las casas apiñadas, construidas sobre la negra roca que caía verticalmente hasta el río. Casas blancas de madera oscura vieja y tejas rojas. Y todo rodeado por verde arboleda.



Desayunamos en una terraza frente a la que llamaban la Casa del Mono, porque tenía un pequeño mono tallado en la fachada.Paseamos por estrechas y laberínticas calles empedradas. Algunas tenían comercios de artesanía búlgara, textiles y antigüedades. Vimos un hombre trabajando el cobre, una chica tejiendo con un telar y una mujer pintado la cerámica a mano y utilizando un compás para hacer los dibujos.





Luego fuimos a la Fortaleza Tsaravets. Nos impresionaron sus dimensiones. Fue construida por bizantinos y eslavos, y fue asentamiento sucesivo de tracios y romanos, hasta su destrucción por los turcos en 1393. Había tenido 400 casas, un palacio,18 iglesias y dos monasterios. De todo ello quedaban ruinas. La muralla estaba restaurada, tenía una longitud de 1100m con muros de 10m de altura y un grosor de 3,4m. 

En la cima de la colina amurallada estaba la Iglesia del Patriarcado La Ascensión de Dios, edificada sobre los fundamentos de una iglesia bizantina del s. V-VI. Leímos que el que la iglesia estuviera construida más alta que el palacio simbolizaba la superioridad del poder religioso sobre el poder laico. El interior tenía bonitas pinturas murales con pigmentos rojizos.


Foto cortesía de Google