Desde Grand Bassam un
taxi colectivo nos llevó en una hora hasta Assinié. Assinié estaba entre la Laguna
Aby y el mar, que se abría en el Golfo de Guinea. Una barca cruzó la laguna
y nos dejó en la franja de tierra que daba al mar. La playa se extendía 18km. a lo largo del Golfo de Guinea,
bordeada por altas palmeras. La arena era más blanca que la dorada de Grand
Bassam, y fue la playa más bonita que vimos en el país.
En Grand Bassam era un espectáculo pasear por la playa y ver a las
familias bañándose en el mar. Las olas rompían y formaban espuma blanca. Decían
que cada año fallecían cientos de personas en el mar por las fuertes
corrientes. La mayoría de la gente se quedaba cerca de la orilla jugando a
saltar las olas entre risas y griterío. Por la orilla paseaban algunos
caballos. Era un conjunto abigarrado y curioso, unas playas con gran animación.
El paseo por la playa de Mondoulou hasta el pueblo de Modeste, a 8km. de Grand Bassam fue fantástico. Las barcas de madera, alargadas y sencillas, estaban varadas en la arena. Encontramos varios grupos de pescadores, unos arrastraban las redes del mar desde la arena, colocados en hilera. Otros recogían la captura de las redes y la colocaban en grandes palanganas metálicas que se llevaban las mujeres sobre la cabeza. Los niños zascandileaban alrededor.
Nos bañamos en una
zona más solitaria. El oleaje era fuerte y se notaba la resaca que arrastraba. Bebimos agua de coco que nos ofrecieron unos chicos al pasar, y que cortaron con machete. El agua de
coco nos refrescó. También compramos naranjas y jugosas piñas a unas mujeres que llevaban a sus niños atados a la espalda con un pañuelo. Vimos
medusas gigantes en la arena y decenas de cangrejos correteando cerca de la
orilla, dejando pequeños orificios en la superficie.
Durante la mayor parte del
trayecto estuvimos totalmente solos en la playa. Sólo teníamos el océano
rugiente y espumoso a un lado, y al otro las palmeras con algún cobertizo de
cañas. Resumiendo, en Costa de Marfil pueden encontrarse playas maravillosas, salvajes y solitarias, con pescadores y llenas de gente y de vida.
© Copyright 2019 Nuria Millet Gallego