Dicen que “quien vale,
vuela”. Fue el siglo pasado cuando Manuela embarcó en el Louis Lumiere desde su Galicia natal empobrecida, hacia las
Américas. Cruzó el Atlántico buscando una vida mejor, como tantos otros.
Montevideo fue su hogar, y el de otros emigrantes españoles, pero los quiebros
del destino la devolvieron a su tierra. La emigración continúa, los hijos
también buscan y desean una vida mejor. La historia se repite en un bucle
inacabable… ¿hasta cuándo?
Aunque nunca sepa, son
para Manuela estas imágenes de las calles de Colonia Sacramento, esas calles
empedradas que ella pisó en los días de su juventud. Para todas las Manuelas
del mundo. La belleza también puede asociarse al dolor. Siempre se van los
mejores, los valientes, los que arriesgan. Mi admiración, respeto y homenaje
para todos ellos. Hoy no hacen falta más palabras.
© Copyright 2015 Nuria Millet Gallego