Mostrando entradas con la etiqueta historia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta historia. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de marzo de 2021

EL TEMPLO DEL LEÓN






Tras tomar un delicioso café con genjibre, algo picante, seguimos ruta por una pista arenosa. Llegamos al Templo Mussawart, dedicado al dios local Apodamak, el dios león. El recinto era la mayor construcción de la historia de Nubia. El guardián nos abrió la puerta, cuya cerradura tenía forma de cruz de Ankh, el símbolo de vida. En el interior había seis grandes columnas. Los bajorrelieves en las paredes eran espectaculares, estaban muy bien conservados. Vimos el león, carneros y hasta un elefante con colmillos.











Cerca estaba el Templo Naqa, del s. I d.C. No tenía techado. Era rojizo y tenía bajorrelieves curiosos, como una figura con ocho brazos, grandes figuras de faraones y una alta columna con una serpiente ondulante. Otros de los templos tenían un elefante esculpido, o una avenida de entrada con seis grandes carneros. Los imaginamos en sus momentos de esplendor.

Nos impresionaron los bajorrelieves de los templos Mussarawt y Naqa. Historia, arte, naturaleza y mucho más podían encontrarse en el sorprendente Sudán.










domingo, 28 de febrero de 2021

NECRÓPOLIS SUDANESAS





En la ruta hacia el norte visitamos un Cementerio Sufí, con unas enormes tumbas en forma de cúpula llamadas Qubbas. El Sufismo podría decirse que es la parte espiritual del Islam, que se convirtió en la religión Nubia en Sudán. Se caracterizaba por su ascetismo y tuvo un papel importante en la formación de sociedades musulmanas a través de sus actividades misioneras y educativas.

El cementerio era del s. XVII, de época post-medieval. Las Qubbas estaban dispersas y la luz del atardecer bañaba su piedra arenisca en una luz dorada. Entramos en el interior de una de ellas y nos recibió un intenso olor a excremento, estaban llenas de murciélagos. Oímos sus chillidos al perturbar su paz y salimos en seguida. En el terreno de alrededor había otros sepulcros cubiertos de piedras blancas y negras. 


Otra tumba que nos impresionó fue Al-Kurru, en la necrópolis real de Napata, de casi 3000 años de antigüedad. Era la tumba subterránea del Faraón Negro Tanutamani, sucesor de Taharqa. La entrada era un tubo alargado, custodiado por dos hombres de túnicas blancas. Uno de ellos la abrió y descendimos las escaleras en semioscuridad, estaba a bastante profundidad. La cámara funeraria tenía una entrada en arco con pinturas milenarias muy bien conservadas. Nos sorprendió el colorido de las pinturas: rojos, negros, amarillos y ocres. Los pigmentos habían resistido el paso del tiempo. Nos dijeron que eran las pinturas originales, no restauradas.


En el centro de la cámara funeraria había un sol rojo y a los lados unos monos que lo adoraban. En las paredes laterales había jeroglíficos, un gran escarabajo y muchas figuras de egipcios de perfil. En el exterior de la necrópolis había un templo semienterrado con 22 columnas, protegido por un tejadillo y una pirámide semiderruida. Los egipcios dominaron el territorio sudanés durante siglos y dejaron su huella. Otras necrópolis tenían tumbas bajo pirámides, como las de Nuri y Meroe, que veríamos más adelante. Leímos que cuando descubrieron la tumba de Al-Kurru y entraron en el túnel, este se derrumbó y mató a varios arqueólogos. Y es que Sudán con sus templos, tumbas y ruinas históricas, era el sueño de cualquier arqueólogo, y también de cualquier viajero. 




sábado, 12 de octubre de 2019

BHAKTAPUR

Bhaktapur era otra de las ciudades estado, junto con Patan y Kathmandú, a solo 13km de la capital. Nos gustaron sus estrechas callejuelas llenas de templos y con edificios bajos de ladrillo rojo y ventanas de madera oscura. 

Su Plaza Durbar era más pequeña y coqueta, declarada Patrimonio de la Humanidad. En el centro había una columna con la estatua de bronce del rey Malla rezando. El corazón de la plaza era el Palacio Real, al que se entraba por la Puerta Dorada, del s. XVII con algunos de los mejores trabajos en metal repujado de Nepal, Era deslumbrante y un derroche de figuras en relieve como un Garuda luchando con varias serpientes o una diosa con cuatro cabezas y diez brazos. 


A la derecha de la Puerta Dorada estaba el Palacio de las 55 ventanas, de ladrillo rojo y ventanas talladas en madera.


En el Palacio había dos grandes tambores para alertar a la ciudad en caso de ataque. Tenía muchos patios (leimos que 99!), uno de ellos con un bonito estanque con una columna central rematada con una cobra de bronce, con la cabeza erguida.

Dentro del Palacio estaba el Museo de Piedra y Pinturas. Exhibía estelas con inscripciones, piedras esculpidas y pinturas budistas y tántricas, algunas con escenas del Kamasutra. En la fachada del museo estaba la Ventana del Pavo Real con su cola extendida, tallada con mucho detalle. 


Cerca estaban los cuatro templos de Char Dam, las torres hindúes que construyeron para que los peregrinos hindúes que no podían ir a la India alcanzaran el mérito espiritual. Eran de piedra y ladrillo rojizo. 


Por la tarde fuimos a la zona de Tachupal Tole, que fue la primera plaza mayor de Bhaktapur y sede de la realeza hasta finales del s. XVI. Nos impresionó el Templo Nyatapola. Tenía cinco plantas y 30m de altura, era el más alto de Nepal. La escalera estaba custodiada por dos guardianes de piedra, elefantes, leones adornados con campanas y grifos con pico y cuernos de carnero.





Vimos múltiples templos y paseamos por las calles, con comercios y mucho ambiente. Por la zona vimos varios estanques grandes con casas alrededor. Decían que los utilizaban desde la época medieval para almacenar el agua destinada al consumo, al baño y a los rituales religiosos. Continuaban desempeñando un importante papel en la vida social de la ciudad, por la mañana y por la tarde los vecinos se reunían junto a ellos para bañarse, charlar y pasear. 


viernes, 11 de octubre de 2019

EL BARRIO ANTIGUO DE PATAN

 

Patan era una de las ciudades-estado de Kathamandú, pero se consideraba un barrio periférico. Fue el menos afectado por el terremoto de 2015, y conservaba 1200 monumentos budistas. Era la sede de los comerciantes newar.

La arquitectura newar era de la época Malla, entre los s.XIV y XVII. Al entrar al barrio vimos el Templo Bhimsem, una pagoda de tres pisos con planta rectangular. Estaba dedicado al dios del comercio y los negocios. Frente a él otra pagoda de tres plantas con fachada porticada, construida en piedra tallada, en vez de en ladrillo y madera. 

El Palacio Real era del s. XV, ampliado en los s.XVII y XVIII. Entramos en por la Puerta Dorada, custodiada por dos leones. Tenía aleros voladizos, ventanas talladas en filigrana, elegantes celosías de madera, patios conectados y varios templos. 

El Museo Patán estaba en el interior del Palacio, entrando por la Puerta Dorada. Vimos una exposición de fotografías magníficas de Nepal: los Annapurnas, Mustang, paisajes y retratos. El museo exhibía una de las mejores colecciones de arte sacro de Asia, era un tesoro nacional. Había cientos e estatuillas doradas de Buda y todas las deidades budistas, explicando sus posturas y simbolismo. Algunas eran figuras de tantrismo, que era una corriente espiritual con vínculos religiosos.







Cerca estaba el estanque Manga Hiti, una cisterna cruciforme con tres caños tallados en forma de makara, bestias mitológicas con aspecto de cocodrilo. 



Al norte de la plaza encontramos el Templo Dorado, uno de los más bonitos de Patán. La entrada de piedra era imponente, toda labrada con detalles. Encontramos una novia nepalí vestida con un sari rojo y dorado, y nos hicimos una foto juntos. En el interior había ruedas de oración, campanas y figuras de elefantes, leones y monos de bronce llevando un fruto parecido al Durian. 




Un grupo de mujeres encendían lamparillas de mantequilla. En la planta superior del Templo Dorado había un Monasterio Budista del s. XII, reconstruido en 1409. Entramos en la sala principal, con un grupo de fieles y monjes entre tankas colgantes y nos sentamos a curiosear. 



Luego fuimos al estanque Pin Bahal Pokan. Era muy grande, rodeado de casas y con un pabellón en el centro del estanque. Las casas se reflejaban en la superficie del agua, con la luz del atardecer.