En la ruta hacia el norte
visitamos un Cementerio Sufí, con unas enormes tumbas en forma de
cúpula llamadas Qubbas. El Sufismo podría decirse que es la parte
espiritual del Islam, que se convirtió en la religión Nubia en Sudán. Se
caracterizaba por su ascetismo y tuvo un papel importante en la formación de
sociedades musulmanas a través de sus actividades misioneras y educativas.
El cementerio era del s.
XVII, de época post-medieval. Las Qubbas estaban dispersas y la luz del
atardecer bañaba su piedra arenisca en una luz dorada. Entramos en el interior
de una de ellas y nos recibió un intenso olor a excremento, estaban llenas de
murciélagos. Oímos sus chillidos al perturbar su paz y salimos en seguida. En
el terreno de alrededor había otros sepulcros cubiertos de piedras blancas y negras.
Otra tumba que nos impresionó fue Al-Kurru, en la necrópolis real de Napata, de casi 3000 años de antigüedad. Era la tumba subterránea del Faraón Negro Tanutamani, sucesor de Taharqa. La entrada era un tubo alargado, custodiado por dos hombres de túnicas blancas. Uno de ellos la abrió y descendimos las escaleras en semioscuridad, estaba a bastante profundidad. La cámara funeraria tenía una entrada en arco con pinturas milenarias muy bien conservadas. Nos sorprendió el colorido de las pinturas: rojos, negros, amarillos y ocres. Los pigmentos habían resistido el paso del tiempo. Nos dijeron que eran las pinturas originales, no restauradas.
En el centro de la cámara
funeraria había un sol rojo y a los lados unos monos que lo adoraban. En las
paredes laterales había jeroglíficos, un gran escarabajo y muchas
figuras de egipcios de perfil. En el exterior de la necrópolis había un templo
semienterrado con 22 columnas, protegido por un tejadillo y una pirámide semiderruida.
Los egipcios dominaron el territorio sudanés durante siglos y dejaron su
huella. Otras necrópolis tenían tumbas bajo pirámides, como las de Nuri y
Meroe, que veríamos más adelante. Leímos que cuando descubrieron la
tumba de Al-Kurru y entraron en el túnel, este se derrumbó y mató a varios
arqueólogos. Y es que Sudán con sus templos, tumbas y ruinas históricas, era el
sueño de cualquier arqueólogo, y también de cualquier viajero.