Desde el pueblo de Bayahibe un catamarán nos llevó a Isla Saona. Estaba a una hora y media de distancia. Fuimos costeando viendo la franja de palmeras. La llegada a Isla Saona fue espectacular. Un denso palmeral, una franja estrecha de arena blanquísima y el mar con distintos tonos de azul turquesa.
Había varias palmeras
inclinadas hacia el agua y jugamos a hacernos fotos. Disfrutamos paseando y
con los baños en el agua totalmente transparente.
Comimos un buffet con ensaladas, pescado y plátano. Nos bañamos de nuevo y sesteamos en las hamacas a la sombra de los cocoteros.
El colofón del día
fue un baño en la zona que llamaban piscina natural, a la que llegamos
con el catamarán. Las aguas eran de color verde translúcido intenso. Nos dimos
un buen baño en aquellas aguas tranquilas, con la línea de fondo de las palmeras.
Había algunas estrellas de mar naranjas. Un día fantástico.
Otro día fuimos con la guagua desde Bayahibe hasta Domenicus Americanus, donde había otras playas y donde estaban los resorts de lujo del todo incluido con pulserita. La playa tenía palmeras y estaba bien, pero había demasiada gente. En un extremo había un faro con rayas blancas y azules. Playa Saona era mucho más bonita.
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