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viernes, 9 de diciembre de 2022

ST. PIERRE Y EL VOLCÁN PELÉE


El pequeño pueblo de St. Pierre era tranquilo, apenas cuatro calles paralelas junto al mar, y con la silueta imponente del Monte Pelée (Monte Pelado) al final de cada calle. El Monte Pelée era un volcán semiactivo y la montaña más alta de la isla Martinica

Las guías decían que tenía el honor de ser el tercer volcán más letal del planeta, y en su última erupción el 9 de mayo de 1902 arrasó el pueblo de St. Pierre. El volcán empezó a dar señales de actividad, pero los mandatarios las desoyeron y no alertaron a los ciudadanos. Murieron sus 30.000 habitantes. Sólo sobrevivieron dos personas, uno de ellos un preso encarcelado en la pequeña prisión. Un Museo Memorial lo recordaba.



El pueblo conservaba algunos edificios coloridos de dos plantas, con contraventanas de madera pintada de color granate, verde, azul. Algunas casas tenían buhardillas. Lo más destacable era el edificio del Ayuntamiento con porches y un reloj, el mercado de frutas con estructura metálica. Vimos alguna tienda de artesanía de cerámica y algún un café con porche agradable. La playa del pueblo era estrecha con arena negra volcánica.




Visitamos las ruinas de la prisión y del antiguo Teatro del s. XVIII, que se construyó para entretener a la población y las tropas francesas. Tenía capacidad para 800 espectadores, con altas columnas y un lujoso interior diseñado por el mismo artista que decoró la Ópera de París. Quedaba poco del esplendor de lo que fue, la escalinata doble y unas pocas piedras ennegrecidas entre vegetación verde. El dolor y la destrucción formaban parte del pasado.

La playa del pueblo era estrecha con arena negra volcánica. Comimos en un agradable restaurante abierto al mar. Pescado asado con mandioca, banana y ensalada. Era inevitable sentir la presencia del volcán dormido, con su cima envuelta en una corona de nubes. Esperemos que no vuelva a despertar.





martes, 6 de diciembre de 2022

EL LAGO DEL P.N. MORNE TROIS PITONS

 

Una furgoneta nos llevó desde Rosseau a Laudat, la población base para visitar el Parque Nacional Morne Trois Pitons (Tres Picos Sombríos). La vegetación verde nos rodeaba, como en todo el viaje. Helechos gigantes, grandes árboles, palmeras, flores. 

Caminamos hasta llegar al Lago Freshwater. Era el mayor lago de los cuatro de Dominica. Las montañas se reflejaban en la superficie lisa del lago, rodeado de verdor y con un cielo azul con alguna nubecilla blanca. Un bonito lago de montaña. En un extremo había alguna barca tras una zona de boyas. Un letrero advertía de la prohibición del baño fuera de las boyas, por riesgo de succión.


Había una cabaña con el Centro de Interpretación y un pequeño bar. En el Centro los paneles explicaban que el Parque Nacional Trois Pitons tenía 50 fumarolas, piscinas termales, lagos, estanques, el Boiling Lake, de aguas calientes y 5 volcanes. Además, poseía la mayor diversidad de las Antillas.

En el porche del bar picamos algo contemplando el lago. Pedimos empanadas de pollo y cervezas. Al volver a la intersección de la carretera para coge el bus, nos paró un chico rastafari que iba hacia Rousseau y nos llevó mientras nos daba charla. Un ejemplo de la amabilidad caribeña que encontramos en nuestro viaje.

sábado, 3 de diciembre de 2022

LES CHUTES DU CORBET

Las Chutes du Curbet estaban a 24km de la capital Point-a-Pitre, Las cascadas estaban dentro del Parque Nacional Guadalupe, en la parte de Basse Terre. El trayecto fue precioso, muy verde, con palmeras y alguna montaña. Todo estaba repleto de vegetación, hasta los troncos de los árboles estaban forrados de hojarasca verde.


Fuimos hasta la Primera Cascada, la más alta de las tres, con 115m de altura. Era el trayecto más largo, con un desnivel de 350m. El sendero era espectacular, bordeado por árboles de hojas gigantes, helechos, musgo, flores del paraíso. Pisábamos hojarasca seca, anaranjada y amarilla, y saltábamos entre las raíces gigantes de los árboles, que invadían el sendero, como tentáculos. Era una selva húmeda, con lianas colgantes.

Había tramos de pasarelas y escaleras de madera. Otros saltábamos entre las rocas y atravesamos riachuelos. El terreno estaba embarrado a veces y resultaba resbaladizo. Nos habían avisado y llevábamos calzado adecuado. El último tramo fue el más duro, con grandes rocas que subimos con ayuda de cuerdas y cables que habían colocado allí. Tardamos tres horas en llegar.



La Primera Cascada caía en un salto de 115m de altura, imponía. Nos pareció que tenía poco caudal. La pared central del salto era rojiza, por las rocas sulfurosas de la zona volcánica. El volcán La Soufriere estaba cerca. Pero todo el entorno y las paredes de roca estaban tapizadas por vegetación verde, como una alfombra mullida. A los pies había un pequeño estanque natural, que no llegaba a piscina. El sonido del agua nos envolvía. Nos sentamos en unas rocas y comimos algo contemplando la cascada. Era un paisaje espectacular.


viernes, 2 de diciembre de 2022

ST PIERRE Y LA PUNTA DE LOS CASTILLOS


Desde la capital PAP, cogimos un bus hasta la Pointe des Chateaux. Las rocas en medio del mar tenían la forma de castillos recortados. Seguimos un sendero y las vistas eran impresionantes, con el Océano Atlántico rompiendo con furia bajo las rocas. Al fondo se podían ver las islas Désirade y María Galante.



Subimos hasta la cima del peñón más grande, donde habían instalado una cruz. Nos sentamos a la sombra de la cruz, a descansar y escribir un poco. Las vistas eran espectaculares. Paseamos por la bonita playa y nos mojamos los pies, nada de baño porque el oleaje era feroz.


De regreso paramos en Saint Pierre, un pequeño pueblo agradable, con casas de colores caribeños. Tenían una o dos plantas, y algunos balcones y porches. Estaba hermanada con Tenerife. Era una de las poblaciones más importantes de la isla de Guadalupe, por sus plantaciones de algodón y de caña de azúcar.

En la zona del Puerto de Saint Pierre vimos las redes amontonadas en el suelo, otras en forma de cestas grandes. Algunos pelícanos descansaban en las barcas varadas. Visitamos el mercado de pescado con grandes langostas de colores y grandes atunes rojos. Muy pintoresco.


También curioseamos el Marché de la Rotonde, muy colorido, con frutas, verduras y artesanía con cocos y calabazas. Destacaban las botellas de “Ti punch”, la bebida estrella, hecha a base de mucho ron, lima y sirope de caña de azúcar. Decían que pegaba un buen calentón al cuerpo.



 

jueves, 1 de diciembre de 2022

GUADALUPE Y POINT-A-PITRE

Nuestro viaje por las Antillas Menores empezó en la Isla Guadalupe. Guadalupe era una isla en forma de mariposa con las alas desiguales. En realidad, eran dos islas distintas que quedaron unidas después de un cataclismo sísmico y que estaban comunicadas por un puente que cruzaba la Rivière Salée.


La capital era Point-a-Pitre, que abreviaban PAP. El centro era la Plaza Victoria, con grandes árboles y una glorieta. Tenía algún edificio de la época colonial francesa. Junto a la plaza estaba el Puerto, con el Yatch Club y el Museo de la Esclavitud.



La Catedral tenía fachada amarilla. Había un coro de niños y jóvenes, vestidos de blanco. Nos quedamos a escucharlos un rato. La iglesia estaba bastante llena, con los feligreses vestidos de colores con sus mejores galas. La población era negra y mulata.




Visitamos el Museo de la Esclavitud (Memorial ACTe). Era un edificio con entramado metálico blanco, muy parecido al Estadio de Beijing, que llamaban “El Nido”. Eran varias salas con cuadros, fotografías, vídeos interactivos e instalaciones con el tema de la esclavitud. Me llamó la atención la frase de Napoleón Bonaparte: “La libertad es un alimento para el que los estómagos negros no están preparados”.

Los murales explicaban que todas las culturas y países del mundo habían tenido, y seguían teniendo, esclavitud. Aunque se abolió en 1865, el tráfico de esclavos en barcos no se prohibió hasta 1815. En cada barco se hacinaban hasta 320 esclavos. Los llevaban a las plantaciones de algodón, caña de azúcar, minas de carbón. Desde los griegos, romanos, egipcios, los países asiáticos, las Américas y la propia África, todos tenían sistemas de esclavitud. Los abolicionistas defendían el final de esa crueldad y tenían su rincón en el museo.





Había un espacio dedicado a la música, que les servía de válvula de escape, los rituales del vudú y el Carnaval. También hablaban de Malcom X, Nelson Mandela, Martin Luther King o Ángela Davis, las figuras simbólicas de la lucha contra la esclavitud. Un Museo muy interesante.

En un mural pintado en una fachada un joven rompía una cadena, un símbolo del pasado, que las nuevas generaciones de antillanos rechazaban.

jueves, 12 de marzo de 2020

MARAVILLAS DE HAITÍ





Todos los viajes tienen un detonante, una motivación que los impulsa hasta convertirlos en realidad. La nuestra fue ver unas fotos de la Ciudadela Laferrière en Haití. Estaba a poca distancia de la ciudad de Cap Haitien. Un bonito camino empedrado entre vegetación y plataneros, ascendía hasta ella. Subimos a pie en media hora, pero también se podía ir a caballo. Era una Fortaleza impresionante en la cumbre del Pico Laferrière de 900 m. de altura. Era impenetrable, con muros de 40m. de altura y 4m. de anchura. Fue construida por el rey Henri Cristophe a principios del s.XIX para repeler los ataques de los franceses, Más de 20.000 trabajadores participaron en la construcción. Como curiosidad, para unir las piedras utilizaron una mezcla de cal, melaza, sangre de vacas y chivos sacrificados con el fin de que los espíritus y dioses de la religión vudú le otorgasen poder y protección. Era la Fortaleza más grande de toda América y estaba considerada Patrimonio de la Humanidad.




El interior era un laberinto de galerías y estancias a varios niveles. Tenía un gran patio central, cuarteles, habitaciones de oficiales, un polvorín y anchas galerías con 160 cañones. En las habitaciones de los oficiales había expuestos algunos muebles: escritorios, jofainas con jarra, la mesa del comedor. En el patio las balas de cañón estaban apiladas en forma piramidal. Había más de 5000 balas en la Fortaleza. El polvorín estalló y mató al hermano del rey. Su  tumba estaba allí expuesta. El propio Henri Cristophe se suicidó, decían que con una bala de plata, y fue enterrado en la Fortaleza, en un lugar desconocido. Aunque las fotos que vimos antes del viaje eran espectaculares, aéreas hechas con un dron, la visita a la Ciudadela no nos decepcionó.




Estuvimos subiendo y bajando escaleras y metiéndonos por todos los pasadizos, subterráneos y galerías. Los cañones de bronce estaban labrados con dibujos de soles y otras figuras. Vimos que había un cañón de Barcelona, traído por los franceses en la época de Napoleón. Las vistas desde la Ciudadela Laferrière eran magníficas, decían que podía verse la cercana isla de Cuba. Se veían las montañas tapizadas de verde, la ciudad de Cap Haitien y el azul del mar Caribe.




El Palacio Sans Souci, también Patrimonio de la Humanidad, fue construido como rival del de Versalles francés. Los haitianos lo consideraban la octava maravilla del mundo. A la entrada del Palacio había una iglesia blanca con una cúpula circular enorme. En los jardines se conservaba un busto de mujer de yeso blanco. Fue un elegante edificio, hoy medio derrumbado en un entorno tropical, con sus ruinas sin techado, abandonado desde el terremoto de 1842. Se conservaba una gran escalinata central que había estado flanqueada por leones de bronce. Las estancias habían sido el salón del trono, sala de banquetes y habitaciones privadas. De los muros habían colgado tapices y cuadros, y en el palacio se habían celebrado grandes fiestas y bailes, en su época de esplendor. “Sans souci” significaba “sin preocupaciones”. En la actualidad, Haití tenía otras preocupaciones y estaba inmerso en otra realidad.

 


© Copyright 2020 Nuria Millet Gallego