sábado, 1 de junio de 2024

LA HISTÓRICA LAHORE

Lahore fue nuestra última etapa en el viaje por Pakistán. El Fuerte Lahore era un complejo real de la era mogol, con 21 estructuras. Fue demolido, reconstruido y restaurado varias veces y fue el emperador Akhbar quien le dió su aspecto actual en 1556. Declarado Patrimonio de la Humanidad, junto con los Jardines de Shalimar.

La majestuosa Puerta Alamgiri, de piedra blanca, flanqueada por dos torreones semicirculares coronados por cúpulas. Era muy peculiar y bella. Por ella entraban los miembros de la realeza a lomos de los elefantes Había otra puerta de entrada, donde estaban las taquillas, al estilo de Samarcanda, con mosaicos esmaltados.


El recinto interior tenía varias edificaciones entre jardines. Vimos la cárcel, con camastro de piedra y letrinas, las cocinas reales y los barracones británicos.

El Sheesh Mahal era el Palacio de los Espejos, construido para la Emperatriz y su corte. Estaba decorado con espejos incrustados en el estucado de la pared, bastante deteriorados, pero era fácil imaginarlo en todo su esplendor. 

Al lado estaba el Museo con una sala dedicada a pinturas y otra a las armas, con dagas orientales y fusiles británicos. Cerca estaba el llamado Quadrangulo de Jaganhir, el emperador mogol del s. XVII. Era un pabellón abierto con decenas de columnas y arcos, y suelos de marmol.

La Mezquita Badshahi era un ejemplo de la arquitectura mogol. Fue construida en 1674 en piedra arenisca rojiza. Tenía custro minaretes grandes, dos más pequeños y tres cúpulas de mármol centrales. 

Era una de las mezquitas más grandes del mundo, su patio podía acoger a más de 100.000 fieles. Al entrar había que descalzarse, cruzamos el patio con calcetines por las esteras y aún asi el suelo quemaba. Dentro se caminaba mejor por los suelos de mármol y nos refrescamos con el agua de los grifos para abluciones.



El interior estaba decorado con relieves de piedra, estucos e incrustaciones de mármol. Era preciosa con arcos de bóveda pintados con motivos florales. Algunos fieles dormitaban en los suelos frescos, como habíamos visto en otras mezquitas. Un buen lugar para descansar del ajetreo de Lahore.

Después de recorrerla nosotros también nos sentamos en un rincón discreto y contemplamos la oración de los hombres con el canto del muecín.



Los Jardines de Shalimar se construyeron en el s. XVII por el emperador musulmán Sha Jahan de la dinastía mogol, en honor de su esposa favorita, como el Taj Mahal en India. Eran tres terrazas escalonadas con pabellones, canales y estanques, rodeados de árboles. Los pabellones eran de mármol blanco, y había quioscos o glorietas de madera con columnas. Se reflejaban en el agua verdosa de los estanques. En los estanques asomaban surtidores en forma de capullo de flor. Era un conjunto estético y agradable para pasear y aliviar los calores de la ciudad.


Lahore conservaba algunas havelis, las mansiones tradicionales que también se encontraban en India, Nepal y Bangladesh, con cierta importancia histórica y arquitectónica. Se popularizaron bajo el imperio mogol. Fuimos paseando por los bazares hasta llegar a la Haveli Nau Nihal Singh, representativa del periodo Sij en Lahore. Estaba en una plaza con otra haveli pintada de rojo. Mientras mirábamos la fachada vimos un hombre en el balcón. Bajó y nos invitó a ver su casa, nos presentó a su familia y nos ofreció agua fresca y charla. Otro ejemplo de la amabilidad pakistaní.


La ciudad tenia otros bonitos edificios históricos, como el antiguo Mercado Toĺlinton, la General Post Office (GPO), la Corte, la Iglesia Catedral de la Resurrección o el Museo de Lahore, mezcla de arquitectura indo-británica. Lahore nos gustó mucho y fue nuestra despedida del viaje por Pakistán.




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