En Nuakchot, la capital mauritana, lo mejor fue el Mercado de Camellos. Se celebraba diariamente en las afueras de la ciudad, a unos 19km. Fuimos por la mañana en un taxi local.
Fue impresionante. En una gran esplanada se concentraban cientos y cientos de camellos, vigilados por sus camelleros, que vestían las deera, las túnicas azules mauritanas, con turbantes. Portaban varas en la mano y no dudaban el utilizarlas si era necesario. Aunque la mayoría de camellos estaban tranquilos.
El ambiente era abigarrado, con grupos de camellos por todas partes. Nos dijeron que reunían 1700 camellos. Los había de pelaje marrón y blancos, grandes y pequeños. Resultaban muy graciosos cuando se ponían de perfil, se acercaban a olernos o nos miraban directamente.
Entre los camellos paseaban algunas cabras. Y pasaban carretas tiradas por burros, cargadas con bidones de agua. Algunos camellos estaban en un cercado.
Estuvimos una mañana entre los camellos y disfrutamos de aquel mercado ancestral, que se celebraba como siglos atrás. Un viaje en el tiempo. Espectacular!