Siempre me ha gustado
buscar lugares
míticos. Como la desaparecida Biblioteca de Alejandría,
destruida por un incendio. La actual Biblioteca se inauguró en el 2002, y las
guías la describían con la forma de "un disco gigante inclinado incrustado
en el suelo, como un segundo sol que emerge del Mediterráneo".
La estructura metálica le daba un aspecto plateado y delante tenía un gran
estanque de agua azul intenso. Era toda luz. Tenía gran altura y el techo
inclinado estaba formado por cientos de ventanas formando una enorme claraboya.
Tenía capacidad para ocho millones de libros. Impresionaba.
En las mesas grupos de
mujeres con velos de colores estudiaban con sus apuntes desplegados. Otras
llevaban el velo islámico en su versión integrista, sin conceder tan sólo una
ranura para los ojos, y usaban guantes negros mientras utilizaban ordenadores
de pantalla plana. Todo un contraste.
Tradición
y modernidad.
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2015 Nuria Millet Gallego