Mostrando entradas con la etiqueta Croacia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Croacia. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de septiembre de 2021

LA ISLA HVAR

 

Desde la isla de Brac cogimos otro ferry a la isla de Hvar. Era un pueblo histórico medieval, rodeado por una muralla del s. XIII, con palacios góticos y serpenteantes calles de mármol. Sobre la colina estaba el Fuerte y se veían campanarios de iglesias entre árboles y palmeras. El Puerto de Hvar tenía forma de herradura, repleto de blancos barcos.

La Plaza Svetog Stjepana (San Esteban) era impresionante, con sus 4500m2 era una de las más grandes de Dalmacia. Allí estaba la Catedral St. Estjepan de estilo barroco-renacentista, de los s. XVI-XVII. Tenía varias terrazas ideales para descansar, comer algo y contemplar la vida en la isla.



En un lateral estaba el Arsenal, el edificio más bonito de Dalmacia, de 1611. Tenía un gran arco en la fachada del mar. Allí vimos una boda croata con numerosos y elegantes invitados. En el piso superior estaba el Teatro Renaissance, que fue el primer teatro europeo abierto a los plebeyos y aristócratas. Era muy coqueto, con 36 palcos tapizados de rojo y guirnaldas de flores pintadas en el techo. 




Al día siguiente subimos al Castillo medieval de la colina, llamado Fortica. Lo construyeron los venecianos en el s. XIII para defender a la ciudad de los turcos. Merecía la pena la subida por las vistas espectaculares del pueblo de Hvar y el Puerto en forma de herradura. En medio estaban las verdes islas Paktani y los blancos barcos surcaban el mar azul

La Fortaleza estaba restaurada y tenía grandes almenas. En una sala exhibían ánforas antiguas rescatadas de un barco naufragado Al principio quisieron dejarlas en el fondo el mar como reclamo turístico de los amantes de los pecios marinos, pero hubo saqueos y trasladaron algunas ánforas y el ancla a la fortaleza. También había viejos cañones y las prisiones subterráneas.





Vimos la fachada del Monasterio Convento Benedictino, donde vivían una comunidad de monjas que hacían encajes considerados Patrimonio Cultural Inmaterial. El Monasterio Franciscano del s. XV estaba rodeado de palmeras y cerca del mar. Atravesamos varias puertas de las murallas y callejeamos encontrando bonitos rincones con plantas, escalinatas y arcos de piedra.


                   

Por la tarde hicimos una excursión en barca a la cercana isla Jerolim, a diez minutos de Hvar. El capitán era un croata simpático de melena canosa, nos reímos con él y me dejó llevar el timón. La isla estaba deshabitada. Era donde solían escaparse los locales para bañarse y hacer nudismo. La playa era de guijarros, pequeñas piedras blancas y estaba bordeada por un extenso pinar. Se oía el canto de las cigarras muy fuerte. Nos tumbamos en una gran piedra lisa con parte de sol y sombra. Y desde allí nos dimos varios baños gloriosos en el agua verde azul transparente.


Fuimos en septiembre de 2021 y el ambiente nocturno de Hvar estaba en su apogeo, con los bares y yates iluminados, y cientos de europeos comiendo y tomando copas, con ganas de disfrutar. Después del coronavirus y sus peores etapas, daba alegría ver aquella animación.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

LA ISLA DE BRAC

 

Cogimos el Ferry Jadrolinja, tipo catamarán, desde Split a la isla de Bol, un trayecto de una hora. El pueblo de Bol se veía bonito desde el mar con sus casas apiñadas, iglesias y un Puerto coqueto. Paseamos por sus calles, entre casas con muchas plantas y flores. Seguimos por el Paseo Marítimo con pinos a ambos lados y jardines. Había estatuas blancas originales y puestos de artesanía en el recorrido. 




La isla era conocida por su playa Zlatni Rat o Cuerno de Oro. Era una lengua blanca que se adentraban en el mar Adriático unos 400m. Desde el aire se apreciaba mejor la punta, las mejores fotos eran con dron. La playa era de pequeñas piedras blancas y la luz del atardecer lo teñía todo de dorado. La zona era ventosa y se veían velas y algún parapente.

La densa arboleda de pinos llegaba muy cerca del mar, y entre los pinos había varios merenderos donde comimos, casetas para cambiarse y duchas. Nos tumbamos en el pareo y nos dimos varios baños, contemplando las velas en el agua y el atardecer. El agua estaba azul turquesa y transparente, una delicia. Era una playa bonita y especial.


                                                          (Foto cortesía de Google)










martes, 7 de septiembre de 2021

LA CIUDAD AMURALLADA DE TROGIR

Trogir era una pequeña población entre murallas medievales en una isla diminuta unida por puentes al continente y a la isla de Clovo, más grande. Era Patrimonio de la Humanidad.

Cruzamos el puente y entramos en el casco antiguo, con calles con suelos de mármol como casi toda Croacia. Conservaba intactos muchos edificios de arquitectura renacentista y románica, que floreció bajo el periodo veneciano entre los s. XIII y XV.



En la plaza principal además de la Catedral, estaba el Ayuntamiento, un edificio bonito con un patio gótico decorado con escudos de armas, una escalera monumental y un pozo. Al lado estaba la Logia del s. XVI, con los laterales abiertos con columnas, y figuras labradas con mucho detalle en la piedra.



Visitamos la Catedral de San Lorenzo del s. XIII, una catedral veneciana de tres naves, una de las joyas arquitectónicas de Croacia. Subimos los 47m de la torre del campanario para contemplar las vistas. Las casas de tejadillos rojos se apiñaban junto al azul Adriático, salpicado de blancos barcos. El interior de la Catedral era impresionante. Tenía sarcófagos de obispo con grandes estatuas y un púlpito con columnas.





Vimos el Convento de San Nicolás, con un bonito patio de arcos con grandes macetas. Otros palacios eran el Palacio Cipiko del s. XV, que fue el hogar de una familia noble. Paseamos por la parte interior de la Muralla junto al mar. Había terrazas con ambiente. La Fortaleza Karmarlengo, construida por los venecianos en el s. XV. Cerca estaba la Glorieta Marmont, construida por los franceses durante la ocupación napoleónica de Dalmacia. Para acabar el día disfrutamos de la gastronomía croata en una konoba, las tabernas croatas.