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martes, 7 de septiembre de 2021

LA CIUDAD AMURALLADA DE TROGIR

Trogir era una pequeña población entre murallas medievales en una isla diminuta unida por puentes al continente y a la isla de Clovo, más grande. Era Patrimonio de la Humanidad.

Cruzamos el puente y entramos en el casco antiguo, con calles con suelos de mármol como casi toda Croacia. Conservaba intactos muchos edificios de arquitectura renacentista y románica, que floreció bajo el periodo veneciano entre los s. XIII y XV.



En la plaza principal además de la Catedral, estaba el Ayuntamiento, un edificio bonito con un patio gótico decorado con escudos de armas, una escalera monumental y un pozo. Al lado estaba la Logia del s. XVI, con los laterales abiertos con columnas, y figuras labradas con mucho detalle en la piedra.



Visitamos la Catedral de San Lorenzo del s. XIII, una catedral veneciana de tres naves, una de las joyas arquitectónicas de Croacia. Subimos los 47m de la torre del campanario para contemplar las vistas. Las casas de tejadillos rojos se apiñaban junto al azul Adriático, salpicado de blancos barcos. El interior de la Catedral era impresionante. Tenía sarcófagos de obispo con grandes estatuas y un púlpito con columnas.





Vimos el Convento de San Nicolás, con un bonito patio de arcos con grandes macetas. Otros palacios eran el Palacio Cipiko del s. XV, que fue el hogar de una familia noble. Paseamos por la parte interior de la Muralla junto al mar. Había terrazas con ambiente. La Fortaleza Karmarlengo, construida por los venecianos en el s. XV. Cerca estaba la Glorieta Marmont, construida por los franceses durante la ocupación napoleónica de Dalmacia. Para acabar el día disfrutamos de la gastronomía croata en una konoba, las tabernas croatas. 



 




sábado, 10 de abril de 2010

LOLITAS Y OTRAS TRIBUS JAPONESAS

 



 
Pasear por el barrio de Harajuku en Tokio es un espectáculo inolvidable. El parque estaba lleno de gente curiosa. Unos chicos aguantaban un cartel anunciando “Abrazos gratis”, otros ofrecían besos gratis, o conversación gratis. Abracé a unos, besé a otros y conversé con el otro. Le pregunté si venía al parque cada fin de semana y dijo que sólo una vez al mes, ya que vivía fuera de Tokio. Conversamos y nos reímos juntos. Gente extraña y entrañable.
Allí vimos las llamadas lolitas o chicas cosplay. Eran adolescentes con indumentaria siniestra, gótica, o vestidas de colegialas, princesitas rosas o de estética manga. En realidad era un juego exhibicionista o un disfraz, y ellas disfrutaban exhibiéndose. Se vestían y maquillaban allí mismo. Leímos que muchas eran chicas que sufrían acoso escolar, y que después del fin de semana se quitaban su disfraz y regresaban a sus vidas comunes.
Su indumentaria era también una mezcla increíble y un derroche de imaginación. Zapatos nunca vistos, medias rotas con ligas enaguas superpuestas, peinados locos, ojos siniestros con lentillas…Era un mundo de fantasía.
 


Algunos grupos tenían estética rockabilly, con tejanos ajustados, camisetas negras y cazadoras de cuero, y con tupés estilo Elvis. Los tupés eran tan altos que podían esconder cigarrillos entre el pelo. Todos eran delgados, bailaban rock en grupo durante horas, y lo hacían bien. Resultaban graciosos en su estilo de Elvis japoneses.



 
Otros tenían estética Travolta, ellas con faldas almidonadas con enaguas y aire retro. Bailaban en grupo sin cansarse. Y luego estaban los hippies con rastas, cantando y tocando tambores, los modernos con pintas y peinados increíbles…Había una variedad de gente tremenda. Pensé que todo aquello era un juego, pero también era una forma de rebelarse ante la rigidez y exigencias de la sociedad actual japonesa. Era una declaración de principios contra lo que me pareció un ejército de cucarachas, los miles de ejecutivos trajeados de negro con jornadas laborales extenuantes. Era un alegato contra la uniformidad y a favor de la imaginación y fantasía.
 
 
 
© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego