Un grupo de unos quince
niños coreaban las lecciones del maestro. Estaban sentados en el suelo terroso,
en un aula de paredes de adobe. El maestro del gobierno les enseñaba inglés con
la ayuda de dibujos y repetían las palabras a coro. Eran muy pequeños, de dos a
seis años, y vestían sus atuendos tradicionales: un diminuto taparrabos, aros
ornamentales en el cuello y la cabeza rapada con una o dos trenzas centrales.
Los niños pertenecían a
la minoría étnica de los Himba, uno de los pueblos nativos de Namibia que
conservan su estilo de vida tradicional desde hace siglos.
La clase continuó en el
patio repitiendo las letras del alfabeto inglés, dibujadas en el suelo de
tierra roja. El maestro sonreía. Sin duda, era un profesor entusiasta y entregado,
igual que sus pequeños alumnos. Pero me preguntaba qué futuro les esperaba
entre la tradición y la modernidad.
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Nuria Millet Gallego