martes, 14 de mayo de 2024
MULTÁN, LA LLEGADA A PAKISTÁN
martes, 16 de mayo de 2023
LA GARGANTA TAROKO
Taiwán tiene en
total nueve parques naturales, el más conocido y visitado es el Parque
Nacional Taroko, de 960km2. La Garganta Taroko es un
impresionante desfiladero de 19km con paredes de mármol. El río Liwu serpentea
entre las paredes del cañón. El nombre Taroko deriva de la tribu truku, los
aborígenes que se retiraron a esta región, inaccesible durante mucho tiempo.
Nos alojamos en Hualien,
como base para visitar el parque en un par de días. Un shuttle bus amarillo
llegaba hasta el Centro de Visitantes y hacía varias paradas. Había varios
senderos para recorrer; empezamos por el Shakadang Trail, de 8km ida y
vuelta. Íbamos caminando por la ladera de la garganta, por una pasarela con
tramos de bóveda de roca sobre nuestras cabezas. Las montañas estaban muy verdes,
llenas de vegetación, con algunas brumas bajas. Plantas de hojas gigantes y helechos bordeaban el sendero. Caminamos paralelos al río Liwu. La erosión del
río combinada con las lluvias tropicales transformaron la piedra caliza en
mármol blanco. El agua del río se veía verde intenso.
Seguimos el recorrido por el Santuario de la Eterna Primavera, también llamado Santuario Changchun. Estaba en la ladera de la montaña, no muy alto. Fue erigido en memoria de los 262 soldados obreros que perecieron en la construcción de la carretera, dinamitando las montañas y horadándolas haciendo túneles durante tres años. Lo formaba un templo blanco con tejas naranjas y una gran puerta de arco, y dos pagodas. La pagoda central tenía tejadillo de tejas azules y por debajo de ella caía la cascada en varios hilillos de poco caudal. La tercera pagoda tenía tejas naranjas y columnas rojas. Era un bonito rincón. Atravesamos un gran puente metálico rojo, pasamos por un largo túnel y por otro puente colgante. Al otro lado un camino escalonado llevaba al Templo Changchun, aislado en medio de las montañas. Caminamos 21,5km en todo el día.
Al otro día
hicimos tres senderos: Lushui, Tunel de la 9 vueltas y Swallow Grotte. El sendero
Lushui era selvático y fuimos contemplando la flora y la fauna. El
recorrido era de 1,9km y circular, tardamos una hora. En medio había un túnel rocoso
muy oscuro de 25m. En 2019 hubo un terremoto que provocó desprendimientos y se
cerró el camino.
El sendero Tunel de las Nueve Vueltas seguía los meandros del río Liwu ,de aguas azul turquesa, corría por el fondo del cañón entre grandes piedras blancas. La erosión del río y de las lluvias había pulido las piedras transformándolas en mármol blanco y veteado. Las paredes de la Garganta eran altísimas, impresionantes. Había alguna cascada y varios puentes colgantes que atravesamos. Caminamos bajo la bóveda rocosa de la pared del cañón. Eran como grutas abiertas al río, protegidas con barandillas en el recorrido. Fue un trayecto espectacular.
Cogimos otro bus para el tercer Trail, el Swallow Grotte (Gruta de las Golondrinas). Tenía 1,3km, un recorrido de una hora. También era un sendero bonito, siguiendo las curvas del río y la Garganta, con túneles tipo cueva con barandillas asomándose al desfiladero. Las cuevas eran grandiosas, iluminadas a tramos, otras oscuras y otras con luz natural de la obertura del cañón. Todos los senderos fueron impresionantes y con espectaculares paisajes.
martes, 30 de mayo de 2017
PALACIOS DE SEÚL
El Santuario Confuciano Jongmyo albergaba las tablillas espirituales de los ancestros, de reyes y reinas. Era Patrimonio de la Humanidad no sólo por su arquitectura, sino por las ceremonias especiales y ritos funerarios que seguían celebrándose allí, en el interior y en su gran patio empedrado. Vimos fotos de una ceremonia con cientos de participantes ataviados con ropajes granates y altos sombreros negros. El pabellón principal era una larga estructura con columnas y puertas rojas, con persianas atadas con cuerdas.
Frente al santuario estaba el Palacio Chandeokgung, construido a principios del s.XIV, Patrimonio de la Humanidad. Decían que era el más bonito de los cuatro. Nos gustaron sus pabellones, las escalinatas de piedra labrada y el Huwon, un jardín secreto que cultivaban el emperador y la emperatriz, con estanques de aguas verdosas con nenúfares, donde se reflejaban las pagodas. Pasear por la zona boscosa era muy relajante.
El Palacio Gyeongbokgun fue el
primer palacio de Seúl y renació varias veces de las cenizas de la destrucción.
Era un gran recinto amurallado, una ciudadela donde vivían en la época los oficiales del
gobierno, estudiantes, eunucos, concubinas, soldados y sirvientes. Tenía varios
pabellones entre jardines. En una estancia mostraban el trono real y algo de mobiliario.
En el jardín visitamos el interesante Museo Folklórico. El recinto del Palacio
era tan grande que caminamos unas dos horas, fijándonos en los detalles, las
puertas con celosías, paneles de madera labrada o las tejas con motivos
florales. Allí vimos la ceremonia del cambio de guardia.
domingo, 9 de agosto de 2015
LOS SALARES DE NATA
Desde Kasane, la base para visitar el Parque Nacional de Chobe, cogimos una combi hasta Nata. El trayecto duró tres horas, a través de terreno bastante árido con algunas acacias y altos cactus de flores rojas.
Nata era una pequeña población del norte de Bostwana, de apenas 6.800 habitantes, lindando con el Delta del Okavango y cerca de la frontera con Zimbawe. Desde allí visitamos en un jeep abierto el Parque Nacional Makgadikgadi, lindando con el Delta del Okavango.
Atravesamos la sabana que formaba parte del Desierto del Kalahari. Entramos en el Parque Makgadikgadi por el Santuario de Aves. Gran variedad de aves sobrevolaban la zona y se veían sus huellas sobre el terreno seco.
En la zona había tres salares llamados Pan, eran lagos secos, blancos y agrietados. Leímos que la suma de los tres salares era mayor que la del Salar de Uyuni en Bolivia. Al pisar los salares crujían a nuestro paso, al romperse la costra superficial. Había huellas de aves. No eran de un blanco tan cegador como los de Uyuni, pero era un paisaje especial, aislado y en un territorio que pertenecía a los animales.
Paramos en el Delta del río Nata y encontramos un gran lago, cuya extensión no hubiéramos podido imaginar en un paisaje tan seco. El lago se perdía en el horizonte, aunque nos dijeron que no era muy profundo, apenas cubría las rodillas y en época de lluvias tal vez superaba el metro de profundidad. Dentro del lago, en una lengua de tierra próxima a la orilla, descansaban unos pelícanos de pico amarillo, mezclados con gaviotas
En los alrededores crecía hierba amarilla alta, entre la que pastaban manadas de ñús y búfalos, entre algunos baobabs.
Nos alojamos en el Nata Lodge, que renació de las cenizas tras un incendio. Era un pequeño oasis en el desierto, con piscina y rodeado de vegetación, con alguna palmera.
Al día siguiente, desde Nata fuimos a Gweta en un trayecto de una hora. Allí hicimos otra excursión al Pan Netwetwe. Nos llamaron la atención los grupos de suricatas, pequeñas mangostas que tenían la peculiaridad de ponerse de pie, erguidos totalmente y colocando los bracitos en su parte delantera. Eran una especie de roedores con cola, tipo ardilla y correteaban a cuatro patas. Estuvimos un buen rato viéndolos corretear, erguirse mirando a su alrededor y excavando sus madrigueras. Eran realmente curiosos y muy graciosos.
Atravesamos el salar
llamado Pan Netwetwe. La primera visión fue una larga franja blanca en el
horizonte, tras la hierba amarilla. Cuando nos metimos dentro del salar Netwetwe con el jeep apreciamos su extensión. Bajamos del vehículo y el terreno
crujía bajo nuestros pies. Era una fina costra superficial, con grietas de
forma hexagonal. No se veía nada ni a nadie, era una inmensa superficie desierta.
El paisaje era una franja de cielo azul, una franja blanca del salar y detrás la hierba amarilla. Empezamos a corretear y hacer fotos, jugando con la perspectiva, como en el Salar de Uyuni. Al no haber referencias podían percibirse ilusiones ópticas. Contemplamos la puesta de sol en la laguna. La salina se tiñó de tonos dorados, y la franja de cielo de alrededor cambió de los rojos a los rosados.